Crónica de un final anunciado
Boca despidió al "Vasco" Arruabarrena. Más allá de los resultados, la falta de una línea de juego definida y de ascendencia sobre el plantel precipitaron su salida.
Después de 18 meses, Rodolfo Arruabarrena dejó ayer de ser técnico de Boca y parece muy lejano, escondido en el baúl de los recuerdos, aquella fría jornada del 29 de agosto de 2014 cuando fue presentado oficialmente como el reemplazante del técnico más ganador de la historia de Boca: Carlos Bianchi.
En ese lapso supo alternar los sinsabores lógicos de un puesto que siempre se supone no es para cualquiera y los reconocimientos e ingratitudes que las alternativas de los resultados suelen ser recurrentes en la profesión de entrenador.
Pero más allá de sus logros -un torneo local y la Copa Argentina- y sus fracasos -no poder superar a River y quedar eliminado por el rival de siempre en las copas Sudamericanas y Libertadores- dejó en su paso la idea que nunca pudo encontrar una línea de juego definida. Y que por su forma y carácter estuvo lejos de tener ascendencia en un grupo de jugadores que por momentos lo trataba como uno más y no como la cabeza de un plantel.
Se podrán escuchar las versiones si el presidente de Boca despidió al DT en una reunión cara a cara o solamente a través de la frialdad de un celular. O si lo llamó ayer antes de la práctica para avisarle que quería hablar con el o ya desde el domingo por la noche pensaba que el ciclo del Vasco estaba cumplido.
Ya con la resolución tomada por parte del presidente y los demás dirigentes, lo anterior no deja de ser una anécdota y un mero detalle. Para los que viven el día a día del mundo Boca, Arruabarrena hace rato que se estaba yendo, a pesar de los apoyos de la boca para afuera de los referentes, y de los triunfos aislados ante San Martin de San Juan y Newell’s.
Su relación con la figura, Carlos Tevez, si bien no era mala en lo humano siempre tuvo diferencias de concepto en lo profesional y eso no se puede tapar con un título de ocasión pero al final se nota y desgasta.
La alimentación del plantel, el rigor físico de las prácticas y algunos planteos futbolísticos tenían en el “Apache” una mirada distinta a la del técnico. Algunas sugerencias del delantero que viene de la Juventus se aceptaron y otras no, pero sus injerencias también dejaban al técnico en una situación en donde su presencia de mando se disminuía.
Entonces cuando todo es una “máscara” que solo los resultados sostienen, al primer golpe del destino y de la suerte, se deja caer y pone al descubierto la insolvencia de un cuerpo técnico que tuvo su virtud en la franqueza y su parte negativa en la falta de rigidez necesaria en el momento de las grandes decisiones.
Ahora le queda a los dirigentes volver a poner en funcionamiento el engranaje del equipo y buscar un capitán de barco que tenga capacidad de mando para tranquilizar las aguas. Y que algunos resultados positivos no tapen el objetivo que es buscar un estilo y un grupo que crea en ese proyecto, para luego soñar con las grandes copas.
El nombre de Guillermo Barros Schelotto es el primero que suena de una larga lista, que pasa por Marcelo Bielsa, preferido por Carlos Tévez, y hasta Jorge Sampaoli, el ex técnico de la selección de Chile. Muchos dicen que el nuevo técnico no pasa de las próximas horas y que Rolando Schiavi como entrenador de la reserva -y ahora interino del plantel- sólo se va a dar el gusto de dirigir la práctica de esta mañana.
Como en aquella jornada de agosto de 2014, los tiempos son cortos y Daniel Angelici y los otros dirigentes de Boca lo saben. Por eso esta vez a la urgencia del momento habrá que agregarle la sabiduría que da la calma y el saber que esta vez definitivamente el entrenador que elijan le pueda dar a Boca la jerarquía que no pudo encontrar en sus cinco años como presidente de la institución.