Un año después del crimen del músico Alejandro Brown (53), la investigación del caso continúa, aunque todavía no hay sospechosos imputados.

Si bien en un momento el fiscal Fernando Castro había circunscripto la orientación de la pesquisa hacia las relaciones del entorno de la víctima, estas hipótesis se disiparon. Por ese motivo, el hecho cometido el 27 de noviembre de 2016 aún no tiene acusados.

Dos días después de ocurrido el homicidio, los investigadores habían llegado a la conclusión de que su autor debía ser una mujer o bien un hombre de contextura pequeña, como un adolescente. A ese razonamiento habían arribado tras analizar una huella encontrada dentro de un charco de sangre, a metros de la escena del crimen.

“Los especialistas pudieron determinar que era de un pie bastante pequeño”, confiaron las fuentes en ese entonces. Y, como los pies de Brown no tenían manchas de sangre, esa huella obviamente pertenecía al asesino o la asesina.

Tras ello, la policía allanó a principios de diciembre del año pasado una casa ubicada a pocos metros de donde vivía la víctima, un músico de la Banda Municipal. En el lugar se secuestraron diferentes elementos como ropa manchada con sangre que resultó ser del mismo factor de la de Brown. Sin embargo, el análisis de ADN que le realizaron a las prendas no arrojó ningún tipo de vinculación con el hecho.

Para los investigadores, Brown había sido asesinado en un robo ya que su casa estaba muy desordenada y faltaban algunos elementos de valor. Pero con el paso de las horas, un dato se convirtió en central: posiblemente, el crimen se habría producido en medio de una relación sexual. En ese marco, el círculo cercano de amistades de la víctima fue relevado de manera exhaustiva.

Según trascendió en ese entonces, Brown era homosexual, por lo que en principio se apuntó a un hombre. “No había signo de violencia para ingresar a la casa por lo que creemos que la víctima conocía al asesino”, afirmó un investigador.

Además de tomar numerosas declaraciones testimoniales, los investigadores analizaron las llamadas entrantes y salientes del teléfono celular del músico, pero esa pista tampoco arrojó certezas. De todas maneras, continúan los peritajes en la tarjeta SIM del artefacto.

El caso

El caso fue descubierto el domingo 27 de noviembre de 2016 a la noche, cuando el hermano de Brown llegó hasta su casa, ubicada en el barrio El Tejado. Hasta allí había llegado el hombre, preocupado, tras distintas llamadas telefónicas sin respuesta al músico. El escenario que halló fue el peor: el músico estaba apuñalado y llevaba muerto entre 12 y 14 horas.

A la policía no le costó encontrar la vivienda, tras la comunicación del hermano de la víctima al 911. Si bien no tiene número, es una de las pocas propiedades ubicadas sobre la calle Nahuel Huapi. Está emplazada cerca de la delegación policial de la zona, en las inmediaciones de la ruta 2, en el límite con el barrio La Armonía, partido de Mar Chiquita.

En su interior, los investigadores se toparon con el mismo escenario que había encontrado el hermano del músico. Todo estaba desordenado, había manchas hemáticas en paredes y pisos del inmueble, y faltaba el teléfono celular de Brown, que yacía muerto desnudo en un charco de sangre. Su cuerpo estaba sobre un colchón, desnudo, ubicado frente a un televisor. “Creemos que antes puede haber estado mirando una película”, reveló un investigador.

El fiscal Castro fue notificado de inmediato de lo que ocurría. Ya habían pasado las 22 del domingo y los pesquisas comenzaban a trabajar en la investigación, sobre la hipótesis de un presunto robo. Con el paso de las horas, el círculo se fue cerrando sobre conocidos de la víctima y en ese contexto se realizó el mencionado allanamiento, con resultados negativos. Desde entonces, no hubo novedades de mayor relevancia en el caso, aunque la pesquisa continúa.