Crimen del barrio San José: se le extraerá sangre a diez sospechosos
Así lo determinó el fiscal Alejandro Pellegrinelli para poder cotejar las muestras con un perfil genético que se obtendrá del material biológico recogido en la casa donde fue asesinado Antonio Coniglio.
La imagen de Google Maps en la que se ve Coniglio.
Siete hombres y tres mujeres fueron notificados en los últimos días por el fiscal Alejandro Pellegrinelli como sospechosos en la investigación del asesinato del anciano Antonio Coniglio (96) a los efectos de extraerles muestras sanguíneas para cotejarlas con rastros biológicos hallados en la escena del crimen.
Se trata de personas en torno a los cuales hay un grado indiciario mínimo sin embargo reúnen algunas condiciones que el fiscal Pellegrinelli analizó como “relevantes”. Por ese motivo, los notificó del artículo 60 del Código Procesal Penal que les da estatus jurídico de “imputados” con el fin de que tengan todas las garantías del debido proceso.
Por lo pronto trascendió que todos los que ya se presentaron en sede judicial manifestaron su total disposición a que les tomen muestras de sangre, de manera que el fiscal no deberá recurrir a la Justicia de Garantías para que ordene una extracción compulsiva.
Según información que surge del expediente, seis personas son jóvenes que asisten a una institución especializada para rehabilitarse del consumo de drogas y que tiene sede a poca distancia de la casa de Dorrego al 3400, donde ocurrió el homicidio.
La entidad se encargó de gestionar el retorno desde Bahía Blanca de dos jóvenes -los otros ya se presentaron- que habían sido trasladados a una sede de aquella localidad y que en las próximas horas completarán la lista de “imputados/sospechados” que darán su conformidad para los estudios genéticos.
Las otras cuatro personas son los ocupantes de una vivienda que se ubica a la vuelta de la casa de Coniglio y que suelen merodear la zona. Si bien el solo hecho de pernoctar en las inmediaciones y de llevar una vida licenciosa no son por sí solos elementos para imputar, el fiscal Pellegrinelli los notificó para pedirles colaboración. Algunos testigos aseguran que una de estas personas solía golpear la puerta de Coniglio.
Esfuerzos sí;
avances, no
El 24 de mayo, horas después del mediodía, Coniglio fue asesinado en el interior de su habitación. El autor del crimen le provocó una gran lesión en el cuello con un cuchillo de hoja no dentada, cuchillo que se presume es el mismo que fue hallado dentro de la pileta.
Este utensilio pertenecía a la víctima y fue lavado por el asesino, que luego lo “clavó” en la rejilla de la pileta. La extraña posición en la que fue descubierto obedece más al apuro que a cualquier intención de dejar un mensaje o señal. En la casa tanto el fiscal como la policía de investigaciones no pudieron constatar faltantes pero sí cierto desorden compatible de la búsqueda de objetos de valor. Debido a que se desconoce si Coniglio tenía algún dinero ahorrado, no puede asegurarse qué le robaron.
En la mesa principal había vasos y botellas que evidenciaban la presencia en el interior de la casa de más de una persona. La labor de Policía Científica en el levantamiento de rastros arrojó resultado dispar. Por un lado las huellas dactilares recuperadas y con calidad para ser peritadas correspondían todas a la víctimas, pero el material biológico depositado permitió abrigar esperanzas de un futuro cotejo. Por eso es que la decisión del fiscal de notificar del artículo 60 supone un paso adelante en la pesquisa.
Por otro lado, esas sospechas contienen algún grado de solidez a partir de dos elementos relevantes: sobre la mesa había folletos de la institución que rehabilita a jóvenes drogadictos y que algunos testigos indicaron que algunos de los ocupantes de la casa usurpada solían llamar a la puerta de Coniglio.
Respecto a las cámaras de seguridad urbana, Pellegrinelli explicó días atrás que no contaba con ninguna imagen. Si bien se especuló que se trataba de una falla en el monitoreo -falencia que no resultaría improbable- el principal problema es la ubicación. La única cámara que existe en las cercanías se ubica sobre la calle Peña y sólo toma una parte de la vereda opuesta a la casa de Coniglio.
Frente a esta situación, el fiscal pidió un informe a la policía sobre los móviles equipados con cámaras 360 que pudieran haber circulado por allí.
Los avances son pocos en términos probatorios pero existe optimismo en los investigadores para las próximas diligencias.