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Policiales 28 de junio de 2024

Crimen del almacenero: un único disparo mortal con un arma de bajo calibre

La fiscal Florencia Salas y la policía trabajan con intensidad para dar con los autores del hecho ocurrido en la noche del jueves. La autopsia reveló el tipo de lesión que le causó el deceso.

Carlos Rodriguez (61), el almacenero asesinado en la noche del jueves, recibió un único disparo que le causó la muerte, de acuerdo al informe preliminar de autopsia que entregó el Cuerpo Médico Forense.

La fiscal Florencia Salas recibió además el dato de que se logró extraer un proyectil que podría asemejarse a un calibre 22, con lo cual se tiene una idea más precisa del arma empleada en el hecho, cuyas circunstancias aún se están investigando aunque todo indica que se trató de un robo.

En la operación de autopsia se determinó también que la bala ingresó por la zona abdominal y perforó un rinón, lo que generó una hemorragia masiva causante de una muerte en pocos minutos.

Si bien existe ya una línea de investigación que se orientaría a delincuentes de la misma zona, todavía no hay un avance concreto. Tanto la DDI Mar del Plata como la comisaría decimosexta trabajan con intensidad junto a la fiscal Salas para analizar testimonios y cámaras de seguridad.

Vale decir que Rodríguez era una persona relativamente nueva en el barrio y que vivía en soledad en el mismo almacén de Fortunato De La Plaza al 8500. Esto genera una dificultad agregada a la pesquisa considerando que no había, en ese horario, personas cercanas a él cuando ocurrió la irrupción de los homicidas.

Se cree que Rodríguez fue sorprendido a poco de cerrar el comercio y retirarse a descansar en la parte trasera de ese domicilio.

Aunque por estar en la vereda norte de la avenida Fortunato de la Plaza el precario almacén pertenece al barrio Bosque Grande, toda esa zona está absorbida por la influencia de Las Heras. De hecho, del otro lado de calle se encuentra el Polideportivo Las Heras y suele extender la problemática de esa zona siempre “caliente” de la ciudad.

En una recorrida por el lugar del homicidio, LA CAPITAL recogió la precocupación de vecinos por la venta de drogas y el merodeo de muchos jóvenes. “Acá cerca venden droga y los pibes se ponen violentos y salen a robar. Para mí al hombre lo mataron para robarle algo que después venden para conseguir droga”, dijo una mujer que prefirió preservar su identidad por temor a represalias.

El 2 de noviembre del año pasado, a menos de 150 metros de allí, se produjo el asesinato de Luis Patrone, un hombre de 30 años que había llegado a los “monoblocks” en horas de la madrugada. El crimen ocurrió en la misma puerta de acceso de uno de los edificios y por el hecho fue detenido poco después un hombre que cumplía arresto domiciliario en una causa por tenencia de cocaína y armas.

A seis cuadras de allí, en diciembre de 2020, Tomas Godoy (30) fue golpeado hasta la muerte y su cuerpo abandonado en una esquina. Godoy tenía numerosos antecedentes penales.

Si se observa el mapa de homicidios de los últimos años, en un área de pocas cuadras se cometieron más de una decena de crímenes, con distintos móviles, aunque muchos de ellos vinculados al mundo del delito y la venta de drogas.