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Policiales 10 de enero de 2023

“Creo que matamos a uno”, “caducó”: los tremendos mensajes de los rugbiers tras el crimen de Fernando Baéz Sosa

Durante una nueva audiencia del juicio se leyeron los diálogos en los instantes posteriores al crimen de Fernando Báez Sosa.

Los audios y mensajes que los rugbiers se enviaron entre sí y a otros amigos mediante Whatsapp en los instantes posteriores al crimen de Fernando Báez Sosa, en los que hacían referencia a que la víctima “caducó”, que mataron “a uno” y que no había que contarle “nada a nadie” lo que habían hecho frente al boliche “Le Brique” de Villa Gesell el 18 de enero de 2020, fueron los protagonistas de la séptima audiencia del juicio, en la que un funcionario judicial se encargó de reproducirlos junto a varias imágenes.

Si bien toda esta evidencia -mensajes de texto, audios e imágenes- ya estaba incorporada en la causa, fue el auxiliar de la Fiscalía General de Dolores Javier Pablo Laborde, a cargo de analizar los teléfonos de los imputados, quien leyó cada uno de los mensajes que simultáneamente eran reproducidos en una pantalla y que fueron seguidos con atención tanto los padres e Fernando como por los ocho jóvenes que llegaron a juicio por el asesinato.

“Estoy acá cerca donde está el pibe y están todos ahí a los gritos, está la policía, llamaron a la ambulancia… caducó”, decía el audio que a las 4.55, pocos minutos después del crimen de Fernando, envió el acusado Lucas Pertossi (23) al resto de los imputados mediante el grupo de whatsapp “Los Boca3”, que todos excepto Ayrton Viollaz (23) conformaban.

“Nos peleamos. Ganamos contra unos chetos, los rompimos”, escribió a las 5.08 a un contacto fuera de ese grupo el rugbier Blas Cinalli (22), quien hasta ahora no había sido mencionado por los testigos que declararon en el juicio.

El mismo imputado fue quien también les manifestó a otros conocidos: “Creo que matamos a uno”, “le dimos murra a uno con el ‘perto’, lo recargamos a palo, pero mal. Nos vinimos corriendo a la casa”, “nos vamos a la playa. Previa en casa, vienen todas las gatas” y “yo sólo quiero tomar vino y fumar flores”, según reprodujo el testigo, quien debió leer esos textos frente a los padres de Fernando, Graciela Sosa y Silvino Báez.

Ante la una pregunta del querellante Fernando Burlando, Laborde confirmó que las expresiones de Cinalli fueron escritas 13 minutos después de que él y el resto de los imputados recibieran en el grupo de Whatsapp el mensaje de Lucas Pertossi que se refería al fallecimiento de Báez Sosa.

DoloresTribunales

El testigo se refirió también a otro intercambio en el que el mismo acusado dijo que iban hacia un local de Mc Donalds, que estaban “corriendo” para que no los vieran, y describía que a raíz del ataque cometido, otros jóvenes habían resultado heridos.

“Dos convulsionaron, uno lo mandamos al hospital, sin signos vitales. Ahora estamos yendo a Mc Donalds a ver qué pasa”, dijo Cinalli a un contacto, quien le respondió: “Son los demoledores.”

Laborde, quien se convirtió en el testigo que declaró durante más horas ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores -ya que había comenzado ayer y siguió en la audiencia de hoy- realizó el análisis de las comunicaciones en el marco de la investigación, al ser convocado por la fiscal de Instrucción 6 de Villa Gesell, Verónica Zamboni.

Si bien los mensajes de Cinalli y Lucas Pertossi acerca de la muerte de Fernando fueron los que más conmoción generaron en los presentes en la sala de audiencias, también fueron incorporados como prueba durante la jornada otros que se referían a la llegada de la policía a la casa de veraneo alquilada por los rugbiers y uno en el que uno de ellos advertía a los demás: “Chicos no se cuenta nada de esto, a nadie.”

Entre los teléfonos analizados figura el iPhone 3 negro de Máximo Thomsen (23), quien se negó a entregar la clave de acceso; otros cinco teléfonos de la misma marca que pertenecían a Lucas y Luciano Pertossi (21), Matías Benicelli (23), Alejo Milanesi (22) y Juan Pedro Guarino (21), cuyo equipo “7 Plus”, de color negro, tenía la pantalla astillada y una funda de los All Blacks.

Los peritajes incluyeron también al Motorola G4 Plus de Enzo Comelli (22), quien fue señalado por testigos como uno de los que golpeó a Fernando; un Huawei perteneciente a Cinalli y el Huawei BLL23 gris con funda negra y pantalla astillada de Ciro Pertossi (22).

El único del grupo cuyo celular no fue localizado en el domicilio allanado ni en los dos autos estacionados allí fue el de Viollaz, aunque tampoco forma parte del grupo “Del Boca3”, en el que sí estaba el resto de los imputados, y también Guarino y Milanesi, los dos sobreseídos en la causa.

Los números corresponden a usuarios identificados como “Chano (Luciano), “Blas Croto” (Cinalli), “Mati Benicelli” (Benicellii), “Juampi” Guarino, “Alejo Milanesi”, “Ciro Perto”, “Machu (Thomsen), “Enzo Comelli”, “Lucas Perto” y un joven apodado “Salvi”, quien no fue identificado en la investigación.

“Nos peleamos. Ganamos contra unos chetos, los rompimos”, escribió a las 5.08 a un contacto fuera de ese grupo el rugbier Blas Cinalli.

Tras la audiencia, la madre de la víctima se refirió a los chats de los imputados tras el homicidio y sostuvo que “los testimonios son muy fuertes”, ya que su “hijo había fallecido y ellos estaban enterados e iban a festejar después de muerto, que se iban a juntar, que se iban a llenar de vinos y flores en la playa”.

Por su parte, Burlando consideró que fue “fortísimo” lo que arrojaron los mensajes y que si bien se conocían en la causa, “es bueno que los jueces observen las reacciones de los presentes”.

También declararon hoy dos peritos que confirmaron que Fernando tenía una impronta de 6 centímetros por 2 en la parte inferior del maxilar, compatible con la zapatilla de Thomsen, y otra en el cuello, aunque en este caso sin poder precisar si correspondía al mismo golpe y calzado.

Respecto de la lesión principal, María Eugenia Cariac, perito de Policía Científica, indicó que se estableció “una correspondencia” entre ella y la zapatilla marca Cyclone “con diseño en zigzag”, que usaba Thomsen al momento del ataque, aunque sugería “una prueba más profunda” para para “corroborar si había correspondencia de diseño”.

En ese sentido, Haydeé Almirón, jefa del Laboratorio Científico de la Policía Federal en Mar del Plata, amplió que otra pericia comparativa scopométrica realizada a fines de mayo de 2020, se determinó que “no hay posibilidad de error” y que “la plantilla que pertenece al ciudadano Máximo Thomsen se corresponde a la huella en el maxilar inferior izquierdo”.



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