Crece la preocupación en los talleres mecánicos por la falta de repuestos
Sin precios de referencia, los talleristas se quejaron por la falta insumos, tanto de fabricación nacional como los que hay que importar. Tampoco consiguen mano de obra calificada.
Cotización del dólar, inflación, impuestos, importación, especulación, falta de insumos y de mano de obra calificada forman parte de un combo poco productivo que afecta, desde hace unos meses, a los talleres mecánicos de la ciudad.
“Es un situación complicada y, lo peor, es que no tenemos una solución a nuestro alcance”, describió a LA CAPITAL el presidente de la Asociación Tallerista Marplatense (ATAM), Martín Sell.
A la falta de “insumos y repuestos, tanto nacionales como importados, de unos meses a esta parte, se le suma la dispersión de precios”, añadió. En ese sentido, señaló que “de enero a hoy, el aumento de los precios promedian el 30 por ciento”.
En Mar del Plata funcionan “unos 300 talleres mecánicos, de chapa y pintura y de electricidad” nucleados en ATAM. “Hay también algunos que trabajan en la clandestinidad, con los que no hablamos, así que no podemos saber exactamente cuántos son”, aclaró Sell.
La falta de insumos y repuestos abarca “tanto a los vehículos nacionales como importados”, de todas las áreas ya sean “mecánicos, de electricidad y de chapa y pintura”. “Muchas veces te queda el auto parado porque falta un detalle y no podes terminarlo”, explicó.
A los faltantes, desde hace unos meses, se sumó la dispersión de precios que abarca a todos los rubros. “No hay precios de referencia y, si a eso le sumás la especulación, una pieza que te falte puede cotizar a valor oro”, dijo. Y agregó: “Sin olvidar que los repuestos importados vienen a precio dólar. A lo que hay que sumar las demoras que tienen algunos insumos”.
En ese sentido, ejemplificó con un trabajo que recién había terminado en su taller. “Cambiar las pastillas de freno de un auto de alta gama costó 100 mil pesos, 60 mil las delanteras y 40 mil las traseras”, contó.
Si bien la situación financiera y económica del país es delicada desde hace varias décadas, en los últimos años la pendiente descendente se fue pronunciando hasta llegar a la situación actual, que fue considerada como “casi caótica”. “El mayor problema -explicó el titular de ATAM- es que todos los mecánicos de Mar del Plata y del país estamos en la misma y como entidad no podemos darle una solución al tema”.
La mayor problemática se empezó a vivir “después de la larga cuarentena por el Covid-19, porque al principio solo podíamos atender a los vehículos esenciales”. “Así que cuando abrieron para todos empezamos a recibir todos a los clientes que no habían podido venir”, describió.
Así, sucede que en muchas oportunidades “antes de desarmar procuramos tener todas las piezas, porque sino te queda el auto acá”, indicó Sell abriendo los brazos para señalar su taller.
De hecho, muchos vehículos quedan durante meses “durmiendo” en los talleres a la espera de la pieza faltante, por lo que mecánicos, proveedores, casas de ventas y clientes permanecen inmersos en un círculo vicioso que les demanda tiempo, esfuerzo, dinero y mucha paciencia.
“Es complicado para todos”, aseveró Sell.
Según los especialistas, un vehículo está constituido en un 80 por ciento de partes importadas, porque ya no existen vehículos que se diseñen y fabriquen en el país.
Otra de las cuestiones con las que vienen lidiando los talleristas, como muchos otros rubros, es la falta de mano obra calificada.
“No conseguimos gente para trabajar y, muchas veces, se contrata por medio turno para aminorar un poco la carga tributaria, que es demoledora. Eso, somos conscientes, también pasa en otros rubros”, afirmó Sell.
Para tratar de paliar esa falencia, ATAM cuenta con una bolsa de trabajo en las las redes sociales Instagram y Facebook.
Un problema que también afecta a las motos
El faltante de repuestos, insumos y precio de referencia no solo afecta a los mecánicos de autos, sino también a los talleres de motos.
“Es un desastre, no hay nada y si tenés una moto importada, olvidate”, describió Kevin Augusto, desde su taller ubicado en la zona de Bosque Grande.
“Las motos chicas, tipo las 110, son todas de plástico. Si se te rompe un guardabarros, olvidate. Eso hoy no se consigue”, ejemplificó.
La cuestión también abarca a las importadas. “Si se te rompe una Kawa o una Vespa, encomendate a Dios porque en principio no entran casi repuestos importados. Y si llegás a dar con un proveedor que lo tenga, preparate porque te faja: puede cobrarte lo que quiera”, explicó.
Ante esa situación, el mecánico confesó que “hay muchos trabajos que si no es un cliente de siempre, no lo tomo porque me queda la moto ocupando lugar”.