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Opinión 22 de abril de 2019

Corea: del pozo de la pobreza en los 60′ al 11 lugar en la economía mundial

por Mercedes S. Giuffré

Hasta el 28 de abril en Mar del Plata, tendrá lugar la “Semana de Corea”, con múltiples actividades, que abarcan desde un seminario económico para empresarios, a una muestra de arte en el Centro Cultural Terminal Sur – Paseo Aldrey, proyecciones de films en el Museo Mar y también un especial encuentro informativo para estudiantes, sobre Becas a Corea y Trabajar y Estudiar en Corea, el jueves 25 a las 15 en el aula 17 de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

¿Pero qué sabemos de Corea del Sur? Está en nuestras antípodas! La península de Corea está situada en el paralelo 38. En una zona estratégicamente muy importante en el continente asiático. Rodeada de vecinos poderosos: China, Rusia y el más riesgoso de todos, Corea del Norte, de fuerte poderío nuclear, Corea del Sur no puede descuidar ningún flanco. Tiene una superficie equivalente a la provincia de Chaco, solo que con 50 millones de habitantes dentro de ella.

Luego del final de la guerra de Corea y tras la fundación de la República de Corea hace 71 años, este país ha tenido unas tasas de crecimiento espectaculares. Después de la Guerra de Corea (1950-53), la península quedó totalmente arrasada y con el peso de 2.5 millones de muertos. Las instalaciones de infraestructura física desarrolladas durante la ocupación colonial japonesa (1910-1945), carreteras, puentes, ferrocarriles, aeropuertos, puertos, etc., quedaron en estado deplorable. Su PBI era inferior al de Ghana. Argentina aventajaba a Corea ampliamente. En los 80′ comenzó la transformación para ser uno de los “tigres asiáticos”. Su PBI ascendió rápidamente.

Los efectos de la crisis que se inició a finales de 1997 se vieron reflejados lentamente a fines de ese año y la renta per capita bajó a 10.307 dólares USA. Fue en 1998 cuando se manifestaron con toda su intensidad los valores negativos de los indicadores económicos, la renta per cápita cayó por vez primera hasta 6.823 dólares, la desocupación aumentó al 6,8% de la población activa, después de haber sido un país con prácticamente pleno empleo, la inflación llegó al 7,5%, y las importaciones totales del país cayeron un 63,8%. Sin embargo, para 1999, la crisis económica estaba quedando atrás y se iniciaba una recuperación económica acelerada.

Después de un crecimiento negativo en 1998, en 1999 se produjo una recuperación económica que si cabe puede decirse que fue tan inesperada como la crisis que en su día se desató. Superó todas las previsiones realizadas de antemano con creces y sorprendió a todos por la fuerza de la misma. El crecimiento del PIB alcanzó el 10,7%, la inflación se redujo al 0,8%, las importaciones volvieron recuperarse y aumentaron un 29% respecto al año anterior y la renta por habitante subió de nuevo hasta 8.519 dólares.

Durante el año 2000 Corea continuó con un alto ritmo de crecimiento aunque el resultado medio final para todo el año ha sido ligeramente inferior al del año precedente, 9,5% de crecimiento del PIB, cifra superior a todos los cálculos anticipados. La inflación se ha mantenido en los bajos niveles habituales 2,3% y el paro se ha reducido respecto a los dos años anteriores y se ha situado en el 3,7% de la población activa.

En tres décadas Corea pasó de tener una renta per cápita de supervivencia a ocupar el 11º puesto en la clasificación mundial en 1996 por el importe de su PBI, con una renta per cápita de 10.500 dólares y la 11º potencia en términos de volumen de comercio. La renta per cápita del país asiático superó por primera vez los 10.000 dólares en 1994 y los 20.000 dólares en 2006. En 2017, la renta per cápita media alcanzó los 27.561 dólares.

Según el informe del FMI, World Economic Outlook, en 2030 Corea será la 7º economía mundial, cuatro lugares arriba de su posición actual. Sus avances más destacados están en el campo de las patentes de invención, donde oscila en los 3 primeros puestos. Además de los grandes progresos coreanos en industria, en ciencia y tecnología, y soft power con el pop coreano o la llamada Ola Coreana (Hallyu); hay que resaltar sus persistentes avances en la consolidación de su sistema democrático. Su incesante lucha contra diversos casos de corrupción, ha fortalecido la trama de su propia sociedad civil, llegando al procesamiento y destitución en un juicio televisado que duró 20 minutos; de la presidenta Park Geun-hye en marzo de 2017. Los ocho jueces corroboraron la decisión de la Asamblea Nacional. Park estaba implicada en el mayor escándalo de corrupción y tráfico de influencias del país en décadas. Es de destacar que en América Latina, Perú, y Brasil, han tomado iguales medidas con presidentes, por causas similares.

En síntesis, los 600 años de historia de su capital Seúl, con sus calles, mercados al aire libre, bares y, restaurantes de a cientos, laten con una energía increíble, y el cambio siempre es permanente. Esta ciudad de 12 millones de habitantes es una de las más dinámicas del planeta. Seúl es una antigua ciudad de pasado dramático y a veces trágico. Pasó de amurallada ciudad medieval, a una vibrante ciudad tecnológica, de infinitos rascacielos de arquitectura vanguardista. Por ello lo que hace de Corea y de Seúl un lugar tan especial; es la forma en la cual se funden pasado, presente y futuro, en un espacio urbano ultramoderno.

No todo son rosas en el desarrollo de Corea. La lucha contra la corrupción, el stress laboral y las altas tasas de suicidio juvenil y de la tercera edad; son situaciones críticas a las cuales Corea debe hacer frente.

Argentina y Corea poseen necesidades mutuas que les permitirán complementarse. Una de las explicaciones de por qué Corea se recuperó tan rápidamente y porqué tuvo éxito la modalidad asiático-oriental del estado desarrollista y fracasó la latinoamericana; a mi entender, reside en la concepción confuciana y en todas sus implicancias ya expuestas. El modelo de Estado desarrollista, es funcional a la lógica confuciana, al concepto de jerarquía, a la búsqueda de educación de excelencia y a la meritocracia. La sociedad argentina anárquica, y fragmentada, difiere en la consolidación de un objetivo nacional al estilo de la sociedad coreana, y es difícil imaginar su afianzamiento en un futuro inmediato. Pero Argentina aún posee sus importantes valores en capital social, inteligencia, creatividad, y ellos están latentes, a la espera.

(*): [email protected]