Fotografía tomada a Marta Galbán de Paolini el 10/01/61 en playa popular en los momentos mismos del incendio del majestuoso Club Mar del Plata. Por otra parte mi padre me llevó a ver ese incendio lo recuerdo muy bien. Aldo Mecozzi
Club Mar del Plata: La institución fue una obra de porteños de la llamada,por algunos sociólogos,clase alta de Buenos Aires,y a ella estaba dedicada En sus buenos tiempos,de todos modos,contribuyó a mejorar la realidad local,particularmente en la zona cercana a su sede.
Colaboró así con crecidas sumas para pavimentar las avenidas Luro y Colón y para entubar el arroyo de las Chacras desde la calle San Martín hasta el mar.Según el folleto titulado: Club Mar del Plata.Su obra de progreso y cultura a favor de la gran ciudad balnearia.Un poco de historia; publicado en 1933,se detallan las contribuciones para las referidas mejoras urbanas.Y con respecto al entubamiento del arroyo se informa que es una obra de aliento que,al mismo tiempo que ha embellecido la ciudad, transformó un zanjón de aguas pútridas en una gran avenida,suprimiendo así un foco de infección.En efecto,todo andaba bien mientras no lloviera mucho.Y al respecto,los marplatenses sabemos algunas historias menudas –o no tanto- que en los porteños no hicieron mella porque el veraneo duraba tres meses y durante los otros nueve la vida local seguía su curso.
Sucedió,sin embargo,que desde el 1°-6-1910 hasta el 17-2-1913 gobernó los destinos ciudadanos César Ceretti,un comisionado nombrado por la Provincia.Y en ese tiempo hubo irregularidades varias que motivaron la creación de una Junta Popular de Resistencia Civil a los Comisionados que acabó con ese gobierno.Y uno de los más crasos errores de Ceretti fue el entubamiento del Arroyo,hecho sin el estudio de su cuenca,con un conducto exiguo.Durante el desempeño de los comisionados no funcionaba el Concejo Deliberante de modo que hoy es imposible conocer la marcha de los hechos que transformaron el centro marplatense en una pequeña Venecia cada vez que llovía intensamente.Ceretti tuvo que huir durante la presión de la Junta Popular y el error de las obras del arroyo se puso de manifiesto algunos meses después de esa fuga durante las desastrosas lluvias de agosto de 1913.Y las fotografías de la hoy Plaza San Martín convertida en un lago no mienten.Por supuesto,el Club que estudiamos no era responsable de la situación aunque quizás debió ocuparse del destino de sus –en este caso- malogrados aportes.El Club Mar del Plata organizó actividades de muy diversa índole durante las temporadas veraniegas.Se dieron bailes con el concurso de las orquestas de moda de su tiempo,se brindaron conferencias sobre temas varios,se invitó a personas notorias en su momento,poetas, conferenciantes,artistas,visitantes de diverso orden,argentinos o extranjeros destacados que llegaban al país,entre ellos aviadores, capitanes de barcos,diplomáticos,prelados de nota,huéspedes ilustres,en fin.Para los lectores jóvenes de estas notas –si los hay- ciertos nombres no significarán nada,pero para los ya no jóvenes fueron conocidos,según las circunstancias de cada uno,personalmente o a través de los medios de la época,como el periodismo,la radio,el cine o el teatro.Personajes como Florencio Parravicini,un actor cómico de verdadero talento;Olinda Bozán, una cantante y actriz muy discutida;Josué Quesada,periodista enamorado de Mar del Plata,Baldomero Fernández Moreno,Arturo Capdevilla,Pedro Miguel Obligado,Horacio Rega Molina,Margarita Abella Caprille,Alfonsina Storni, todos poetas y poetisas que desfilaron anualmente por sus salones.
En cuanto a la cultura física,en 1911 se habilitaron la sala de ejercicios físicos,la pileta de natación y la escuela infantil de baile y esgrima para los hijos de socios,al mismo tiempo que se practicaban ejercicios al aire libre en el Paseo General Paz,donde luego se inauguraron una cancha de fútbol y cuatro de tenis.Y cabe consignar también que poco tiempo después de la inauguración del Club,Juan Pedro Camet,propietario de la Estancia La Trinidad,le donó algo menos de 100 hectáreas sobre la costa –el Parque Camet actual-,que fueron convenientemente forestadas,y en ellas se practicaron polo y golf.En el Club funcionó también la ruleta.Y oficializado el juego bajo la llamada Lotería de Beneficencia Nacional y Casinos,en 1948 la Nación expropió el edificio que tratamos y luego el Parque Camet.La otrora descollante construcción fue perdiendo puntos y aunque siguió siendo sede de actividades varias,nunca volvió a ser lo que había sido.Creados la Escuela de Artes Visuales y el Conservatorio de Música de la provincia,el profesor Alberto Torres –egresado de la Escuela de Bellas Artes de La Plata- obtuvo del presidente de Lotería la concesión del antes mencionado entresuelo,en el que funcionaron ambos establecimientos: la escuela sobre el B. Marítimo y el Conservatorio sobre Luro.Las clases comenzaron el 4 de junio de 1960 sin que nadie pudiera presentir el próximo y triste final.El edificio del Club desapareció,pero la institución no ha muerto: el Club Mar del Plata Sociedad Anónima sigue firme en la brecha en el Golf Club Los Acantilados.
El Club Mar del Plata era un bunker –en alemán: refugio antiaéreo a prueba de bombas – al que le faltaba una sola cosa: un servicio contra incendios.El fuego se inició en el Salón Dorado cerca del mediodía del 10 de Febrero de 1961.y no se pudo – o no se quizo – detener,intentaremos analizarlo aquí: La mampostería del edificio,con muros de considerable espesor,era,seguramente,de una dureza de primer orden.Agote,sin duda,habrá especificado el punto en el legajo de la obra,y la cal de la época,apagada en el sitio,con la batea y el pozo,como siguió haciéndose durante varios decenios,adquiría una consistencia pétrea.Los forjados –así se llamaba a las estructuras horizontales o entrepisos – era,de acuerdo con su época y su medio,de bovedillas de ladrillo sostenidas por perfiles metálicos doble T,seguramente ingleses o alemanes.Y una fotografía que acompañó a la pasada nota de nuestra revista sobre el mismo tema da una prueba palpable de su empleo.Pero en el edificio había una gran cantidad de madera,ya aquí radica el quid de la cuestión.Los grandes salones tenían un piso de parquet de roble de Eslovenia,según la costumbre de la época para los locales principales de las construcciones de gran categoría.Pero,según hemos visto reiteradamente en demoliciones varias,el piso,entarimado en español castizo,era más complicado de lo que podemos imaginar.Sobre los perfiles de hierro se colocaban,a 90 grados de ellos,tirantes de madera,pensamos que allí se utilizó pinotea,como en todos los pisos de época,enganchados a los perfiles con grampas de hierro clavadas alternativamente en las caras laterales de esos tirantes.Sobre ellos se clavaban un entablonado de madera liviana,como el pino blanco,y sobre él se clavaba el parquet.
Los cielorrasos,por su parte,con grandes cornisas perimetrales,no se aplicaban directamente a la estructura sino que se armaban con tablas y los llamados listones de yesero, pues el material desplegado,que no sabemos si existía,no era común en el medio.Las aberturas,obviamente,también eran de madera,lo mismo que los llamados marcos-cajón,de gran tamaño dado el espesor de los muros.Asimismo,eran madereras las grandes cortinas de enrollar,de las que diremos también que eran subidas y bajadas,un gran alarde de modernidad para la época,por motores eléctricos.Las cortinas implicaban taparrollos,un motivo más para utilizar la madera,con bastidores y tableros,dado su gran tamaño.Y por si todo esto fuera poco,los muros de los salones estaban decorados con recuadros hechos con varillas molduradas de madera,recuadros cuyos bajo fondos estaban empapelados o tapizados con ricas telas de buen grosor.Algunos muros,por su parte,estaban decorados con el famoso treillage,palabra francesa que califica al llamado enrejado por los carpinteros locales,uno de cuyos ejemplos aquí subsistentes es el quiosco del jardinero de Villa Silvina,próximo a la esquina que mira al Este de Saavedra y Arenales.Y aclaramos que el auténtico treillage,ligeramente separado del muro que lo sostenía,era una estructura jardinera apta para que en sus listones enredaran guías vegetales.
Los salones,además de gruesos cortinados,contenían muebles de madera… y cuando todo eso tomó fuego no se pudo detener.Y las cosas fueron más graves de lo que pudieron haber sido en un edificio con estructura de hormigón.Una ley física especifica que el calor dilata los cuerpos: los perfiles de hierro,con un bosque ardiente encima de ellos,primero se dilataron y rajaron los muros en los que sus cabeceras se apoyaban.Esa fue la primera etapa.Pero cuando el fuego aumenta el hierro se ablanda… Consecuencia: los gruesos perfiles se retorcieron y se desplomaron sobre lo que estaba debajo,otra estructura que repitió el proceso hasta que cayó toda la zona que daba a la calle Entre Ríos.En los muros que quedaron en pie se desprendieron los revoques,la escalera de servicio se atomizó,la gran escalera de nuestros desvelos se partió en mil pedazos.
(fuente: Arq.Roberto O.Cova)
El Club Mar del Plata era un bunker – en alemán: refugio antiaéreo a prueba de bombas – al que le faltaba una sola cosa: un servicio contra incendios.El fuego se inició en el Salón Dorado cerca del mediodía del 10 de Febrero de 1961,y no se pudo – o no se quiso – detener,intentaremos analizarlo aquí: La mampostería del edificio,con muros de considerable espesor,era,seguramente,de una dureza de primer orden.Agote,sin duda,habrá especificado el punto en el legajo de la obra,y la cal de la época,apagada en el sitio,con la batea y el pozo,como siguió haciéndose durante varios decenios,adquiría una consistencia pétrea.Los forjados – así se llamaba a las estructuras horizontales o entrepisos – era,de acuerdo con su época y su medio,de bovedillas de ladrillo sostenidas por perfiles metálicos doble T,seguramente ingleses o alemanes.Pero en el edificio había una gran cantidad de madera,ya aquí radica el quid de la cuestión.Los grandes salones tenían un piso de parquet de roble de Eslovenia,según la costumbre de la época para los locales principales de las construcciones de gran categoría.Pero,según hemos visto reiteradamente en demoliciones varias,el piso,entarimado en español castizo,era más complicado de lo que podemos imaginar.Sobre los perfiles de hierro se colocaban,a 90 grados de ellos,tirantes de madera,pensamos que allí se utilizó pinotea,como en todos los pisos de época,enganchados a los perfiles con grampas de hierro clavadas alternativamente en las caras laterales de esos tirantes.Sobre ellos se clavaban un entablonado de madera liviana,como el pino blanco,y sobre él se clavaba el parquet.
Los cielorrasos,por su parte,con grandes cornisas perimetrales,no se aplicaban directamente a la estructura sino que se armaban con tablas y los llamados listones de yesero,pues el material desplegado,que no sabemos si existía,no era común en el medio.Las
aberturas,obviamente,también eran de madera,lo mismo que los llamados marcos-cajón,de gran tamaño dado el espesor de los muros.Asimismo,eran madereras las grandes cortinas de enrollar,de las que diremos también que eran subidas y bajadas,un gran alarde de modernidad para la época,por motores eléctricos.Las cortinas implicaban taparrollos,un motivo más para utilizar la madera,con bastidores y tableros,dado su gran tamaño.Y por si todo esto fuera poco,los muros de los salones estaban decorados con recuadros hechos con varillas molduradas de madera,recuadros cuyos bajo fondos estaban empapelados o tapizados con ricas telas de buen grosor.Algunos muros,por su parte,estaban decorados con el famoso treillage,palabra francesa que califica al llamado enrejado por los carpinteros locales,uno de cuyos ejemplos aquí subsistentes es el quiosco del jardinero de Villa Silvina,próximo a la esquina que mira al Este de Saavedra y Arenales.Y aclaramos que el auténtico treillage,ligeramente separado del muro que lo sostenía,era una estructura jardinera apta para que en sus listones enredaran guías vegetales.Los salones,además de gruesos cortinados,contenían muebles de madera… y cuando todo eso tomó fuego no se pudo detener.Y las cosas fueron más graves de lo que pudieron haber sido en un edificio con estructura de hormigón.Una ley física especifica que el calor dilata los cuerpos: los perfiles de hierro,con un bosque ardiente encima de ellos,primero se dilataron y rajaron los muros en los que sus cabeceras se apoyaban.Esa fue la primera etapa.Pero cuando el fuego aumenta el hierro se ablanda… Consecuencia: los gruesos perfiles se retorcieron y se desplomaron sobre lo que estaba debajo,otra estructura que repitió el proceso hasta que cayó toda la zona que daba a la calle Entre Ríos.
En los muros que quedaron en pie se desprendieron los revoques,la escalera de servicio se atomizó,la gran escalera de nuestros desvelos se partió en mil pedazos.
Fuente: Arq. Roberto O. Cova.
Club Mar del Plata: La institución fue una obra de porteños de la llamada,por algunos sociólogos,clase alta de Buenos Aires,y a ella estaba dedicada En sus buenos tiempos,de todos modos,contribuyó a mejorar la realidad local,particularmente en la zona cercana a su sede.
Colaboró así con crecidas sumas para pavimentar las avenidas Luro y Colón y para entubar el arroyo de las Chacras desde la calle San Martín hasta el mar.Según el folleto titulado: Club Mar del Plata.Su obra de progreso y cultura a favor de la gran ciudad balnearia.Un poco de historia; publicado en 1933,se detallan las contribuciones para las referidas mejoras urbanas.Y con respecto al entubamiento del arroyo se informa que es una obra de aliento que,al mismo tiempo que ha embellecido la ciudad, transformó un zanjón de aguas pútridas en una gran avenida,suprimiendo así un foco de infección.En efecto,todo andaba bien mientras no lloviera mucho.Y al respecto,los marplatenses sabemos algunas historias menudas –o no tanto- que en los porteños no hicieron mella porque el veraneo duraba tres meses y durante los otros nueve la vida local seguía su curso.
Sucedió,sin embargo,que desde el 1°-6-1910 hasta el 17-2-1913 gobernó los destinos ciudadanos César Ceretti,un comisionado nombrado por la Provincia.Y en ese tiempo hubo irregularidades varias que motivaron la creación de una Junta Popular de Resistencia Civil a los Comisionados que acabó con ese gobierno.Y uno de los más crasos errores de Ceretti fue el entubamiento del Arroyo,hecho sin el estudio de su cuenca,con un conducto exiguo.Durante el desempeño de los comisionados no funcionaba el Concejo Deliberante de modo que hoy es imposible conocer la marcha de los hechos que transformaron el centro marplatense en una pequeña Venecia cada vez que llovía intensamente.Ceretti tuvo que huir durante la presión de la Junta Popular y el error de las obras del arroyo se puso de manifiesto algunos meses después de esa fuga durante las desastrosas lluvias de agosto de 1913.Y las fotografías de la hoy Plaza San Martín convertida en un lago no mienten.Por supuesto,el Club que estudiamos no era responsable de la situación aunque quizás debió ocuparse del destino de sus –en este caso- malogrados aportes.El Club Mar del Plata organizó actividades de muy diversa índole durante las temporadas veraniegas.Se dieron bailes con el concurso de las orquestas de moda de su tiempo,se brindaron conferencias sobre temas varios,se invitó a personas notorias en su momento,poetas, conferenciantes,artistas,visitantes de diverso orden,argentinos o extranjeros destacados que llegaban al país,entre ellos aviadores, capitanes de barcos,diplomáticos,prelados de nota,huéspedes ilustres,en fin.Para los lectores jóvenes de estas notas –si los hay- ciertos nombres no significarán nada,pero para los ya no jóvenes fueron conocidos,según las circunstancias de cada uno,personalmente o a través de los medios de la época,como el periodismo,la radio,el cine o el teatro.Personajes como Florencio Parravicini,un actor cómico de verdadero talento;Olinda Bozán, una cantante y actriz muy discutida;Josué Quesada,periodista enamorado de Mar del Plata,Baldomero Fernández Moreno,Arturo Capdevilla,Pedro Miguel Obligado,Horacio Rega Molina,Margarita Abella Caprille,Alfonsina Storni, todos poetas y poetisas que desfilaron anualmente por sus salones.
En cuanto a la cultura física,en 1911 se habilitaron la sala de ejercicios físicos,la pileta de natación y la escuela infantil de baile y esgrima para los hijos de socios,al mismo tiempo que se practicaban ejercicios al aire libre en el Paseo General Paz,donde luego se inauguraron una cancha de fútbol y cuatro de tenis.Y cabe consignar también que poco tiempo después de la inauguración del Club,Juan Pedro Camet,propietario de la Estancia La Trinidad,le donó algo menos de 100 hectáreas sobre la costa –el Parque Camet actual-,que fueron convenientemente forestadas,y en ellas se practicaron polo y golf.En el Club funcionó también la ruleta.Y oficializado el juego bajo la llamada Lotería de Beneficencia Nacional y Casinos,en 1948 la Nación expropió el edificio que tratamos y luego el Parque Camet.La otrora descollante construcción fue perdiendo puntos y aunque siguió siendo sede de actividades varias,nunca volvió a ser lo que había sido.Creados la Escuela de Artes Visuales y el Conservatorio de Música de la provincia,el profesor Alberto Torres –egresado de la Escuela de Bellas Artes de La Plata- obtuvo del presidente de Lotería la concesión del antes mencionado entresuelo,en el que funcionaron ambos establecimientos: la escuela sobre el B. Marítimo y el Conservatorio sobre Luro.Las clases comenzaron el 4 de junio de 1960 sin que nadie pudiera presentir el próximo y triste final.El edificio del Club desapareció,pero la institución no ha muerto: el Club Mar del Plata Sociedad Anónima sigue firme en la brecha en el Golf Club Los Acantilados.
El Club Mar del Plata era un bunker –en alemán: refugio antiaéreo a prueba de bombas – al que le faltaba una sola cosa: un servicio contra incendios.El fuego se inició en el Salón Dorado cerca del mediodía del 10 de Febrero de 1961.y no se pudo – o no se quizo – detener,intentaremos analizarlo aquí: La mampostería del edificio,con muros de considerable espesor,era,seguramente,de una dureza de primer orden.Agote,sin duda,habrá especificado el punto en el legajo de la obra,y la cal de la época,apagada en el sitio,con la batea y el pozo,como siguió haciéndose durante varios decenios,adquiría una consistencia pétrea.Los forjados –así se llamaba a las estructuras horizontales o entrepisos – era,de acuerdo con su época y su medio,de bovedillas de ladrillo sostenidas por perfiles metálicos doble T,seguramente ingleses o alemanes.Y una fotografía que acompañó a la pasada nota de nuestra revista sobre el mismo tema da una prueba palpable de su empleo.Pero en el edificio había una gran cantidad de madera,ya aquí radica el quid de la cuestión.Los grandes salones tenían un piso de parquet de roble de Eslovenia,según la costumbre de la época para los locales principales de las construcciones de gran categoría.Pero,según hemos visto reiteradamente en demoliciones varias,el piso,entarimado en español castizo,era más complicado de lo que podemos imaginar.Sobre los perfiles de hierro se colocaban,a 90 grados de ellos,tirantes de madera,pensamos que allí se utilizó pinotea,como en todos los pisos de época,enganchados a los perfiles con grampas de hierro clavadas alternativamente en las caras laterales de esos tirantes.Sobre ellos se clavaban un entablonado de madera liviana,como el pino blanco,y sobre él se clavaba el parquet.
Los cielorrasos,por su parte,con grandes cornisas perimetrales,no se aplicaban directamente a la estructura sino que se armaban con tablas y los llamados listones de yesero, pues el material desplegado,que no sabemos si existía,no era común en el medio.Las aberturas,obviamente,también eran de madera,lo mismo que los llamados marcos-cajón,de gran tamaño dado el espesor de los muros.Asimismo,eran madereras las grandes cortinas de enrollar,de las que diremos también que eran subidas y bajadas,un gran alarde de modernidad para la época,por motores eléctricos.Las cortinas implicaban taparrollos,un motivo más para utilizar la madera,con bastidores y tableros,dado su gran tamaño.Y por si todo esto fuera poco,los muros de los salones estaban decorados con recuadros hechos con varillas molduradas de madera,recuadros cuyos bajo fondos estaban empapelados o tapizados con ricas telas de buen grosor.Algunos muros,por su parte,estaban decorados con el famoso treillage,palabra francesa que califica al llamado enrejado por los carpinteros locales,uno de cuyos ejemplos aquí subsistentes es el quiosco del jardinero de Villa Silvina,próximo a la esquina que mira al Este de Saavedra y Arenales.Y aclaramos que el auténtico treillage,ligeramente separado del muro que lo sostenía,era una estructura jardinera apta para que en sus listones enredaran guías vegetales.
Los salones,además de gruesos cortinados,contenían muebles de madera… y cuando todo eso tomó fuego no se pudo detener.Y las cosas fueron más graves de lo que pudieron haber sido en un edificio con estructura de hormigón.Una ley física especifica que el calor dilata los cuerpos: los perfiles de hierro,con un bosque ardiente encima de ellos,primero se dilataron y rajaron los muros en los que sus cabeceras se apoyaban.Esa fue la primera etapa.Pero cuando el fuego aumenta el hierro se ablanda… Consecuencia: los gruesos perfiles se retorcieron y se desplomaron sobre lo que estaba debajo,otra estructura que repitió el proceso hasta que cayó toda la zona que daba a la calle Entre Ríos.En los muros que quedaron en pie se desprendieron los revoques,la escalera de servicio se atomizó,la gran escalera de nuestros desvelos se partió en mil pedazos.
(fuente: Arq.Roberto O.Cova)
Simplemente impactante! Muy buena Aldo.
El Club Mar del Plata era un bunker – en alemán: refugio antiaéreo a prueba de bombas – al que le faltaba una sola cosa: un servicio contra incendios.El fuego se inició en el Salón Dorado cerca del mediodía del 10 de Febrero de 1961,y no se pudo – o no se quiso – detener,intentaremos analizarlo aquí: La mampostería del edificio,con muros de considerable espesor,era,seguramente,de una dureza de primer orden.Agote,sin duda,habrá especificado el punto en el legajo de la obra,y la cal de la época,apagada en el sitio,con la batea y el pozo,como siguió haciéndose durante varios decenios,adquiría una consistencia pétrea.Los forjados – así se llamaba a las estructuras horizontales o entrepisos – era,de acuerdo con su época y su medio,de bovedillas de ladrillo sostenidas por perfiles metálicos doble T,seguramente ingleses o alemanes.Pero en el edificio había una gran cantidad de madera,ya aquí radica el quid de la cuestión.Los grandes salones tenían un piso de parquet de roble de Eslovenia,según la costumbre de la época para los locales principales de las construcciones de gran categoría.Pero,según hemos visto reiteradamente en demoliciones varias,el piso,entarimado en español castizo,era más complicado de lo que podemos imaginar.Sobre los perfiles de hierro se colocaban,a 90 grados de ellos,tirantes de madera,pensamos que allí se utilizó pinotea,como en todos los pisos de época,enganchados a los perfiles con grampas de hierro clavadas alternativamente en las caras laterales de esos tirantes.Sobre ellos se clavaban un entablonado de madera liviana,como el pino blanco,y sobre él se clavaba el parquet.
Los cielorrasos,por su parte,con grandes cornisas perimetrales,no se aplicaban directamente a la estructura sino que se armaban con tablas y los llamados listones de yesero,pues el material desplegado,que no sabemos si existía,no era común en el medio.Las
aberturas,obviamente,también eran de madera,lo mismo que los llamados marcos-cajón,de gran tamaño dado el espesor de los muros.Asimismo,eran madereras las grandes cortinas de enrollar,de las que diremos también que eran subidas y bajadas,un gran alarde de modernidad para la época,por motores eléctricos.Las cortinas implicaban taparrollos,un motivo más para utilizar la madera,con bastidores y tableros,dado su gran tamaño.Y por si todo esto fuera poco,los muros de los salones estaban decorados con recuadros hechos con varillas molduradas de madera,recuadros cuyos bajo fondos estaban empapelados o tapizados con ricas telas de buen grosor.Algunos muros,por su parte,estaban decorados con el famoso treillage,palabra francesa que califica al llamado enrejado por los carpinteros locales,uno de cuyos ejemplos aquí subsistentes es el quiosco del jardinero de Villa Silvina,próximo a la esquina que mira al Este de Saavedra y Arenales.Y aclaramos que el auténtico treillage,ligeramente separado del muro que lo sostenía,era una estructura jardinera apta para que en sus listones enredaran guías vegetales.Los salones,además de gruesos cortinados,contenían muebles de madera… y cuando todo eso tomó fuego no se pudo detener.Y las cosas fueron más graves de lo que pudieron haber sido en un edificio con estructura de hormigón.Una ley física especifica que el calor dilata los cuerpos: los perfiles de hierro,con un bosque ardiente encima de ellos,primero se dilataron y rajaron los muros en los que sus cabeceras se apoyaban.Esa fue la primera etapa.Pero cuando el fuego aumenta el hierro se ablanda… Consecuencia: los gruesos perfiles se retorcieron y se desplomaron sobre lo que estaba debajo,otra estructura que repitió el proceso hasta que cayó toda la zona que daba a la calle Entre Ríos.
En los muros que quedaron en pie se desprendieron los revoques,la escalera de servicio se atomizó,la gran escalera de nuestros desvelos se partió en mil pedazos.
Fuente: Arq. Roberto O. Cova.
Fue el 10 de Febrero de 1961