Un momento histórico en Mar del Plata: la construcción del camino desde el Torreón hacia el sur. En esa obra desapareció la famosa Gruta de Egaña, que figura en muchas hermosas fotos de este blog. Saludos!!!. Eva María Salvatore
-A poca distancia,pero mas hacia el sur de donde hoy se levanta el Torreòn,frente al mar y a mitad de la altura de la barranca,habìa en otra època una profunda caverna formada por enormes bloques de piedra que probablemente,sirviò de habitàculo al troglodita.La Gruta de Egaña,que asì se llamaba entonces,y que llevaba ese nombre porque fue descubierta,efectivamante,por un señor Egaña,asiduo veraneante de la primera hora,que pasaba en aquellos solitarios lugares largas horas paseando o contemplando el mar.Un espeso escobo obstruía la entrada que miraba al Sudeste,ocultando el interior una especie de claraboya por la que penetraba un débil rayo de luz,imprimiendo a todo una extraña luminosidad.Este sitio durante muchos años,fue el preferido por la proximidad a la ciudad,para realizar excursiones.Para su accesibilidad se construyeron varios peldaños y un vasto dolmen o mesa rodeada de poyos,todo de piedra.Los enamorados que concurrìan convirtieron aquello en un templo.Allì se junraban fidelidad y sus paredes,quedaron en poco tiempo,literalmente recubiertos de inscripciones que traducìan la capacidad y la fantasía de sus autores.Casi todos los que visitaban aquel sitio que,como decimos,era uno de los paseos mas frecuentados por los turistas,dejaban en sus muros,nombres,fechas,pensamientos e impresiones diversas.Claro que habìa de todo: bueno malo,mas malo que bueno.Escribir con la ayuda de un pincel o de un buril y en último caso hasta con un carbòn alguna frase o recuerdo,parecía constituir una necesidad.No se hubiera concebido nunca la cooncurrencia a aquel lugar tan aparente por lo aislado sin entregarse a la meditaciòn o a la introspecciòn de lo que guardamos en las reconditeces de nuestro ser.Esa intimidad con el mar al que teníamos a pocos pasos nos incitaba desnudar nuestra alma.En ese sentido los amadores,tal vez màs que otros,sentìan ese mandato del espìritu.La mayorìa de las leyendas habìan sido escritas en prosa.Sin embargo no faltaban los poetas.Y la nota chillona estampada con miño la daban los anuncios de propaganda comercial.Casi sin excepciònes de aquellos muros lòbregos y tistes eran desahogos amorosos,cuitas pasionales que conmovìan hasta la misma piedra.Haciendo un anàlisis de las inscripciones consignadas,hubièsemos llegado a la conclusiòn,de que en este valle de làgrimas es mucho mayor el saldo de desengaños y de desdicha que el de felicidades y de venturas.Esto justificaba la amarulencia de muchas de aquellas expresiones labradas allì por manos anònimas.El ¡Te amo Fulana!;¡Te he querido tanto Zutana!;¡Has sido una ingrata Mengana!,se repetían hasta el cansancio,convirtiendo estos desahogos afectivos en una vulgaridad.La Gruta de Egaña,que añoran los viejos vecinos de Mar del Plata y que desapareciò bajo la piqueta para dar paso al progreso fue,pues,para los marplatenses un gran cofre que guardaba nostàlgicos recuerdos.(Julio Cèsar Gascòn/Del Arcón de mis Recuerdos-1946)
Hemos oído hablar desde siempre de la Gruta de Engaña,descubierta (¿-?) por un señor de ese apellido en la pétrea barranca que separa Punta Piedras –el Torreón- de Playa de los Ingleses,como seguimos llamando a la conocida hoy como Playa Varese.Y siempre nos pareció simpático –nos gustan los topónimos el nombre que tuvo alguna vez el que llamamos camino de abajo entre los dos nombrados sitios.Se llamó,nada menos, que “Camino de la Gruta”.La tarea que nos ocupa desde hace años –parte de cuyos frutos salen a la luz a través de estas mismas páginas-,nos lleva,a veces,por inverosímiles caminos,y las cosas suceden, inesperadas,porque tendrán que suceder.Hacia 1960 conocimos a Rizziero Manfredi (1883-1964),italiano,de Massa Carrara,picapedrero,en su casa chorizo con gran frente de piedra,parte del que todavía existe y llevó alguna vez el número 2242 en la calle Salta.Y Manfredi nos dijo: “yo dinamité la Gruta de Engaña”.Sabíamos que,como muchos hombres de su oficio,Manfredi había explotado distintas canteras locales y no preguntamos más detalles,cosa que nunca podremos perdonarnos.
Desde hace unos años,por lo demás,tratamos a una hija de Manfredi,Clara M. de Paranuzzi.Y ella,que no sabía lo de la Gruta,nos acercó,nada menos,el contrato por el que Castello y Piquerez,los constructores de la Rambla,encargan a los socios Juan Lagroia y Rizziero Manfredi la extracción de la “piedra que la empresa necesita y será sacada de la cantera de la Gruta del Torreón en el punto y forma que se lo indiquen”.Y sería por cuenta de los contratistas “extraer la piedra y cargarla sobre zorras o carros que la empresa mandará al pie de la cantera,reservando las de mejor forma,con sus caras lo más cuadradas posible… para cordón,escalones u otros trabajos”.Y después de acotar que se mantendrá siempre la calle abierta,se especifica que la empresa pagará “2 $ con 70 ctvs. por cada metro cúbico,midiendo la moratura hecha en la obra y lo mismo el hormigón que se hiciera con dicha piedra”…Arq. Roberto O. Cova/Toledo con Todos/Oct-2001).
La Gruta de Egaña estaba situada en la costa a orillas del mar entre la Playa Central (actual Brístol) y el Hotel Saint James,en el penúltimo decenio del siglo XIX,el Sr. Andrés Egaña,descubrió esta curiosa gruta,oculta por grandes peñascos que fue necesario remover para facilitar el acceso,los mismos estaban cubiertos de musgos y líquenes,vértebras de ballenas arrojadas por el mar y algunas algas y warechs,que tapizaban el suelo.El fondo de ese zaguán de rocas de 2 varas de ancho,por 5 de fondo y media de alto,se alzaba una escalera artificial de 8 peldaños,que conducía a otro hueco,que tenía el techo abierto,entrando por él la luz y las ramas de las plantas del exterior.En el lugar se había instalado una hamaca,cuyo asiento era de una cadera de ballena.El agua de mar que la bañaba a menudo,había decorado fantásticamente las rocas en su interior,con una capa finísima de musgo de tinte verde luminoso.Era uno de los paseos preferidos por los turistas,habia en su frente escrituras talladas para dejar recuerdos de haber pasado por el lugar,y había una leyenda que se destacaba,”Mar del Plata fué fundada por Patricio Peralta Ramos – 1874″,del otro lado había otra que decía: “Gruta Andrés Egaña.Fue descubierta por el…..1884.”(Roberto T. Barili)
Señora Salvatore, un material documental impresionante. Nunca visto. Gracias por compartirlo!!!
¿En este momento hicieron desaparecer la Gruta de Egaña o fue con anterioridad?. Magnìfica foto. Gracias Eva.
-A poca distancia,pero mas hacia el sur de donde hoy se levanta el Torreòn,frente al mar y a mitad de la altura de la barranca,habìa en otra època una profunda caverna formada por enormes bloques de piedra que probablemente,sirviò de habitàculo al troglodita.La Gruta de Egaña,que asì se llamaba entonces,y que llevaba ese nombre porque fue descubierta,efectivamante,por un señor Egaña,asiduo veraneante de la primera hora,que pasaba en aquellos solitarios lugares largas horas paseando o contemplando el mar.Un espeso escobo obstruía la entrada que miraba al Sudeste,ocultando el interior una especie de claraboya por la que penetraba un débil rayo de luz,imprimiendo a todo una extraña luminosidad.Este sitio durante muchos años,fue el preferido por la proximidad a la ciudad,para realizar excursiones.Para su accesibilidad se construyeron varios peldaños y un vasto dolmen o mesa rodeada de poyos,todo de piedra.Los enamorados que concurrìan convirtieron aquello en un templo.Allì se junraban fidelidad y sus paredes,quedaron en poco tiempo,literalmente recubiertos de inscripciones que traducìan la capacidad y la fantasía de sus autores.Casi todos los que visitaban aquel sitio que,como decimos,era uno de los paseos mas frecuentados por los turistas,dejaban en sus muros,nombres,fechas,pensamientos e impresiones diversas.Claro que habìa de todo: bueno malo,mas malo que bueno.Escribir con la ayuda de un pincel o de un buril y en último caso hasta con un carbòn alguna frase o recuerdo,parecía constituir una necesidad.No se hubiera concebido nunca la cooncurrencia a aquel lugar tan aparente por lo aislado sin entregarse a la meditaciòn o a la introspecciòn de lo que guardamos en las reconditeces de nuestro ser.Esa intimidad con el mar al que teníamos a pocos pasos nos incitaba desnudar nuestra alma.En ese sentido los amadores,tal vez màs que otros,sentìan ese mandato del espìritu.La mayorìa de las leyendas habìan sido escritas en prosa.Sin embargo no faltaban los poetas.Y la nota chillona estampada con miño la daban los anuncios de propaganda comercial.Casi sin excepciònes de aquellos muros lòbregos y tistes eran desahogos amorosos,cuitas pasionales que conmovìan hasta la misma piedra.Haciendo un anàlisis de las inscripciones consignadas,hubièsemos llegado a la conclusiòn,de que en este valle de làgrimas es mucho mayor el saldo de desengaños y de desdicha que el de felicidades y de venturas.Esto justificaba la amarulencia de muchas de aquellas expresiones labradas allì por manos anònimas.El ¡Te amo Fulana!;¡Te he querido tanto Zutana!;¡Has sido una ingrata Mengana!,se repetían hasta el cansancio,convirtiendo estos desahogos afectivos en una vulgaridad.La Gruta de Egaña,que añoran los viejos vecinos de Mar del Plata y que desapareciò bajo la piqueta para dar paso al progreso fue,pues,para los marplatenses un gran cofre que guardaba nostàlgicos recuerdos.(Julio Cèsar Gascòn/Del Arcón de mis Recuerdos-1946)
Hemos oído hablar desde siempre de la Gruta de Engaña,descubierta (¿-?) por un señor de ese apellido en la pétrea barranca que separa Punta Piedras –el Torreón- de Playa de los Ingleses,como seguimos llamando a la conocida hoy como Playa Varese.Y siempre nos pareció simpático –nos gustan los topónimos el nombre que tuvo alguna vez el que llamamos camino de abajo entre los dos nombrados sitios.Se llamó,nada menos, que “Camino de la Gruta”.La tarea que nos ocupa desde hace años –parte de cuyos frutos salen a la luz a través de estas mismas páginas-,nos lleva,a veces,por inverosímiles caminos,y las cosas suceden, inesperadas,porque tendrán que suceder.Hacia 1960 conocimos a Rizziero Manfredi (1883-1964),italiano,de Massa Carrara,picapedrero,en su casa chorizo con gran frente de piedra,parte del que todavía existe y llevó alguna vez el número 2242 en la calle Salta.Y Manfredi nos dijo: “yo dinamité la Gruta de Engaña”.Sabíamos que,como muchos hombres de su oficio,Manfredi había explotado distintas canteras locales y no preguntamos más detalles,cosa que nunca podremos perdonarnos.
Desde hace unos años,por lo demás,tratamos a una hija de Manfredi,Clara M. de Paranuzzi.Y ella,que no sabía lo de la Gruta,nos acercó,nada menos,el contrato por el que Castello y Piquerez,los constructores de la Rambla,encargan a los socios Juan Lagroia y Rizziero Manfredi la extracción de la “piedra que la empresa necesita y será sacada de la cantera de la Gruta del Torreón en el punto y forma que se lo indiquen”.Y sería por cuenta de los contratistas “extraer la piedra y cargarla sobre zorras o carros que la empresa mandará al pie de la cantera,reservando las de mejor forma,con sus caras lo más cuadradas posible… para cordón,escalones u otros trabajos”.Y después de acotar que se mantendrá siempre la calle abierta,se especifica que la empresa pagará “2 $ con 70 ctvs. por cada metro cúbico,midiendo la moratura hecha en la obra y lo mismo el hormigón que se hiciera con dicha piedra”…Arq. Roberto O. Cova/Toledo con Todos/Oct-2001).
La Gruta de Egaña estaba situada en la costa a orillas del mar entre la Playa Central (actual Brístol) y el Hotel Saint James,en el penúltimo decenio del siglo XIX,el Sr. Andrés Egaña,descubrió esta curiosa gruta,oculta por grandes peñascos que fue necesario remover para facilitar el acceso,los mismos estaban cubiertos de musgos y líquenes,vértebras de ballenas arrojadas por el mar y algunas algas y warechs,que tapizaban el suelo.El fondo de ese zaguán de rocas de 2 varas de ancho,por 5 de fondo y media de alto,se alzaba una escalera artificial de 8 peldaños,que conducía a otro hueco,que tenía el techo abierto,entrando por él la luz y las ramas de las plantas del exterior.En el lugar se había instalado una hamaca,cuyo asiento era de una cadera de ballena.El agua de mar que la bañaba a menudo,había decorado fantásticamente las rocas en su interior,con una capa finísima de musgo de tinte verde luminoso.Era uno de los paseos preferidos por los turistas,habia en su frente escrituras talladas para dejar recuerdos de haber pasado por el lugar,y había una leyenda que se destacaba,”Mar del Plata fué fundada por Patricio Peralta Ramos – 1874″,del otro lado había otra que decía: “Gruta Andrés Egaña.Fue descubierta por el…..1884.”(Roberto T. Barili)