Agradeciendo a Bicicletería “Madrid” por esta linda serie de recuerdos que hemos disfrutado en el blog , comparto a continuación una pintoresca nota que he podido hallar.
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HISTORIA Y CURIOSIDADES ACERCA DE LOS AUTOS A PEDAL . UN ENTRETENIMIENTO QUE NO SIEMPRE FUE UN JUGUETE.
“…Aquí en Argentina los autitos comenzaron a aparecer con la llegada de Eva Perón y su cruzada por el bienestar de los chicos. Puede que un poquito antes, durante la posguerra.
No digo que algún hijo de ricachón no lo hubiera tenido antes gracias a un papá que se lo hacía traer de afuera o que lo mandaba a fabricar en algún taller especializado en carrocerías de autos o en una bicicletería. Pero estoy seguro que recién cuando Eva Perón tomó en sus manos la protección de la infancia argenta, el derecho a un juguete fue tal en Argentina, y es seguro también que si la Fundación Eva Perón no se lo regalaba, era porque su papá tenía un buen laburo y se lo podía comprar sin mayor problema.
Yo lo recibí de mi hermano y debo decir que venía mucho mejor cuidado que los pañales que me dejó de legado.
Pero los primeros de éstos aparatos pedalíferos habían aparecido en Europa mucho antes que en Argentina, en aquella época en que el oficio del hojalatero era tanto o más importante que el del carpintero o el herrero. Cuando cualquier cacharro de cocina se podía hacer a mano y reparar una y otra vez hasta dejárselo emparchado y funcional a la próxima generación que habitara la cocina.
Claro, aún no existía la sociedad de consumo y las cosas se hacían para durar toda la vida.
Dicen que los primero autos a pedal no fueron fabricados como juguetes y ni siquiera estaban orientados a los niños. Parece que fueron una solución bélica.
Es que las graves recesiones económicas de principios del siglo XX, las guerras y las crisis energéticas terminaron agudizando la imaginación de la sociedad para encontrar soluciones alternativas cuando los recursos escaseaban. Pronto aparecieron en los países afectados por dichas crisis, extraños vehículos que circulaban cotidianamente por las calles, casi siempre en coincidencia con las restricciones de combustible y materiales que debían ser derivados hacia la industria bélica.
Tal vez el más conocido y exitoso auto a pedal fue el pequeño Velocar que en la foto usted puede ver abriéndose paso camino de Hyde Park en Londres, eclipsado por los coches motorizados estacionados en la calle. Charles Mochet fue el fabricante de estos vehículos a pedales, de peso ligero, que se construían principalmente de dos plazas, sobre un chasis tubular de acero con ruedas de tamaño de bicicleta y una carrocería aerodinámica construida en madera.
La popularidad de los Velocar empezó a declinar a finales de los años 30, como consecuencia de la disponibilidad de vehículos con motor a precios muy económicos. Incluso el mismo Velocar terminó siendo motorizado con un pequeño corazón de un cilindro. Pero a raíz del estallido de la Segunda Guerra Mundial, cuando la gasolina llegó a ser casi imposible de conseguir, su venta repuntó espectacularmente.
Las versiones de autos a pedal para niños coinciden en el tiempo con éstas variando su localización geográfica ya que los primeros y más exitosos juguetes de este estilo vieron la luz en la industria norteamericana.
El interés por éstos coches de juguete a pedal se inició entonces a principios del Siglo XX y ha continuado sin cambios hasta nuestros días.
Los modelos originales actualmente son considerados auténticas joyas muy difíciles de encontrar en buenas condiciones, siendo siempre muy apreciados y mejor pagados por los coleccionistas, mientras que sus réplicas, mucho más baratas, lo son por los niños y los adultos.
Los primeros correspondieron a tan solo 5 fabricantes principales: American National, Gendron, Steelcraft, Garton y Toledo wheel.
Los modelos más exclusivos empezaron a verse a partir de los años 20 y 30 , siendo actualmente muy difícil de encontrar algún superviviente de esa época en buenas condiciones, debido principalmente a la destrucción originada por el óxido. No obstante hay en el mercado norteamericano algunos coleccionistas que poseen modelos muy bien mantenidos y colecciones dignas de ser admiradas.
Éstos coches de pedales de los años 20 y 30 son una parte importante de nuestra historia, ya que se trasladaron de las calles, jardines y parques donde sus dueños jugaron con ellos a las salas de estar, dormitorios y salones como objetos de decoración y exposición. De hecho, es lindo verlos debajo de los árboles de Navidad en el comedor o en el recibidor de muchos hogares, porque sea donde sea el lugar en el que coloque su coche a pedales, siempre será motivo de conversación y admiración.
Aquí en Buenos Aires no es raro encontrarlos en las ferias y mercados de antigüedades, mientras que en las bicicleterías se pueden encontrar los de fabricación local a precios muy acomodados. Yo mismo adquirí un VW escarabajo naranja realizado en fibra de vidrio, para mi hijo y sé que ha pasado de primos a primos como herencia del pasado imposible de rastrear.
Pero a diferencia de lo que uno puede llegar a comprar para su uso normal como juguete, los primeros modelos que fueron fabricados resultan muy caros debido principalmente a su historia, tal y como un coche clásico, aunque hay actualmente en el mercado muchas réplicas, a menudo fabricadas con exactas especificaciones y con un nivel de calidad ciertamente alto, como para darnos el gusto.
Nuevo o usado no existe una sensación más gratificante que recorrer las veredas montado en una de éstas máquinas, disfrutando de la velocidad y la melena al viento.
Mejor me voy pedaleando…
Taluego…”
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Un “Velocar” de la firma Charles Mochet surcando las calles Londinenses.
Señores de “Bicicletería Madrid”. Muy lindo material nos han brindado a FdF. En los años ’40 y ’50 el alquiler de bicicletas era una gran actividad en MdP. Las había simples, otras dobles y otras en tándem de 2, 3 y 4 pedaleantes; también autitos para niños y autos dos plazas para adultos. Pero también recuerdo haber visto otras, muy extrañas, que podríamos llamar “basculantes”, cuya difícil descripción intentaré. Imaginemos dos cuadros ayuntados (como en las “dobles”), pero que compartían un solo par de ruedas ubicadas en un eje central. Circulaban bamboleándose peligrosamente, provocando sus buenos porrazos y la hilaridad continua en sus ciclistas. Les pregunto sobre estas rarezas porque recuerdo haberlas visto sólo un par de veces hace más de seis décadas y porque ¡nunca encontré alguien que las recuerde o las conozca!; ya temo que sólo sean producto de mi imaginación. Desde ya, agradezco cualquier información que disipe este temor mío. Atentamente, Lafra
Agradeciendo a Bicicletería “Madrid” por esta linda serie de recuerdos que hemos disfrutado en el blog , comparto a continuación una pintoresca nota que he podido hallar.
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HISTORIA Y CURIOSIDADES ACERCA DE LOS AUTOS A PEDAL . UN ENTRETENIMIENTO QUE NO SIEMPRE FUE UN JUGUETE.
“…Aquí en Argentina los autitos comenzaron a aparecer con la llegada de Eva Perón y su cruzada por el bienestar de los chicos. Puede que un poquito antes, durante la posguerra.
No digo que algún hijo de ricachón no lo hubiera tenido antes gracias a un papá que se lo hacía traer de afuera o que lo mandaba a fabricar en algún taller especializado en carrocerías de autos o en una bicicletería. Pero estoy seguro que recién cuando Eva Perón tomó en sus manos la protección de la infancia argenta, el derecho a un juguete fue tal en Argentina, y es seguro también que si la Fundación Eva Perón no se lo regalaba, era porque su papá tenía un buen laburo y se lo podía comprar sin mayor problema.
Yo lo recibí de mi hermano y debo decir que venía mucho mejor cuidado que los pañales que me dejó de legado.
Pero los primeros de éstos aparatos pedalíferos habían aparecido en Europa mucho antes que en Argentina, en aquella época en que el oficio del hojalatero era tanto o más importante que el del carpintero o el herrero. Cuando cualquier cacharro de cocina se podía hacer a mano y reparar una y otra vez hasta dejárselo emparchado y funcional a la próxima generación que habitara la cocina.
Claro, aún no existía la sociedad de consumo y las cosas se hacían para durar toda la vida.
Dicen que los primero autos a pedal no fueron fabricados como juguetes y ni siquiera estaban orientados a los niños. Parece que fueron una solución bélica.
Es que las graves recesiones económicas de principios del siglo XX, las guerras y las crisis energéticas terminaron agudizando la imaginación de la sociedad para encontrar soluciones alternativas cuando los recursos escaseaban. Pronto aparecieron en los países afectados por dichas crisis, extraños vehículos que circulaban cotidianamente por las calles, casi siempre en coincidencia con las restricciones de combustible y materiales que debían ser derivados hacia la industria bélica.
Tal vez el más conocido y exitoso auto a pedal fue el pequeño Velocar que en la foto usted puede ver abriéndose paso camino de Hyde Park en Londres, eclipsado por los coches motorizados estacionados en la calle. Charles Mochet fue el fabricante de estos vehículos a pedales, de peso ligero, que se construían principalmente de dos plazas, sobre un chasis tubular de acero con ruedas de tamaño de bicicleta y una carrocería aerodinámica construida en madera.
La popularidad de los Velocar empezó a declinar a finales de los años 30, como consecuencia de la disponibilidad de vehículos con motor a precios muy económicos. Incluso el mismo Velocar terminó siendo motorizado con un pequeño corazón de un cilindro. Pero a raíz del estallido de la Segunda Guerra Mundial, cuando la gasolina llegó a ser casi imposible de conseguir, su venta repuntó espectacularmente.
Las versiones de autos a pedal para niños coinciden en el tiempo con éstas variando su localización geográfica ya que los primeros y más exitosos juguetes de este estilo vieron la luz en la industria norteamericana.
El interés por éstos coches de juguete a pedal se inició entonces a principios del Siglo XX y ha continuado sin cambios hasta nuestros días.
Los modelos originales actualmente son considerados auténticas joyas muy difíciles de encontrar en buenas condiciones, siendo siempre muy apreciados y mejor pagados por los coleccionistas, mientras que sus réplicas, mucho más baratas, lo son por los niños y los adultos.
Los primeros correspondieron a tan solo 5 fabricantes principales: American National, Gendron, Steelcraft, Garton y Toledo wheel.
Los modelos más exclusivos empezaron a verse a partir de los años 20 y 30 , siendo actualmente muy difícil de encontrar algún superviviente de esa época en buenas condiciones, debido principalmente a la destrucción originada por el óxido. No obstante hay en el mercado norteamericano algunos coleccionistas que poseen modelos muy bien mantenidos y colecciones dignas de ser admiradas.
Éstos coches de pedales de los años 20 y 30 son una parte importante de nuestra historia, ya que se trasladaron de las calles, jardines y parques donde sus dueños jugaron con ellos a las salas de estar, dormitorios y salones como objetos de decoración y exposición. De hecho, es lindo verlos debajo de los árboles de Navidad en el comedor o en el recibidor de muchos hogares, porque sea donde sea el lugar en el que coloque su coche a pedales, siempre será motivo de conversación y admiración.
Aquí en Buenos Aires no es raro encontrarlos en las ferias y mercados de antigüedades, mientras que en las bicicleterías se pueden encontrar los de fabricación local a precios muy acomodados. Yo mismo adquirí un VW escarabajo naranja realizado en fibra de vidrio, para mi hijo y sé que ha pasado de primos a primos como herencia del pasado imposible de rastrear.
Pero a diferencia de lo que uno puede llegar a comprar para su uso normal como juguete, los primeros modelos que fueron fabricados resultan muy caros debido principalmente a su historia, tal y como un coche clásico, aunque hay actualmente en el mercado muchas réplicas, a menudo fabricadas con exactas especificaciones y con un nivel de calidad ciertamente alto, como para darnos el gusto.
Nuevo o usado no existe una sensación más gratificante que recorrer las veredas montado en una de éstas máquinas, disfrutando de la velocidad y la melena al viento.
Mejor me voy pedaleando…
Taluego…”
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Un “Velocar” de la firma Charles Mochet surcando las calles Londinenses.
http://2.bp.blogspot.com/-Hjx1Qj9ONZo/T5mZPYW_TVI/AAAAAAAAR9c/1iWA9s0TK6E/s1600/Velocar_double-pedal%5B2%5D.jpg
http://4.bp.blogspot.com/-IdmL_Mgr6J8/T5mZcKXQrnI/AAAAAAAAR9k/kWenbGakaWg/s1600/Tiny_Velocar_thumb.jpg
Fuente del texto y las imágenes : jovatolandia.blogspot.com.ar
Señores de “Bicicletería Madrid”. Muy lindo material nos han brindado a FdF. En los años ’40 y ’50 el alquiler de bicicletas era una gran actividad en MdP. Las había simples, otras dobles y otras en tándem de 2, 3 y 4 pedaleantes; también autitos para niños y autos dos plazas para adultos. Pero también recuerdo haber visto otras, muy extrañas, que podríamos llamar “basculantes”, cuya difícil descripción intentaré. Imaginemos dos cuadros ayuntados (como en las “dobles”), pero que compartían un solo par de ruedas ubicadas en un eje central. Circulaban bamboleándose peligrosamente, provocando sus buenos porrazos y la hilaridad continua en sus ciclistas. Les pregunto sobre estas rarezas porque recuerdo haberlas visto sólo un par de veces hace más de seis décadas y porque ¡nunca encontré alguien que las recuerde o las conozca!; ya temo que sólo sean producto de mi imaginación. Desde ya, agradezco cualquier información que disipe este temor mío. Atentamente, Lafra
La Herencia a Pedal:
http://jovatolandia.blogspot.com.ar/2012/04/la-herencia-pedal.html