“En los pueblos era más difícil la vida al no haber aun agua corriente en las casas. Se lavaba en el río, se utilizaba un cajón que permitía que la lavandera estuviese arrodillada sin mojarse. Se frotaba y golpeaba la ropa sobre una tabla de lavar que tenía unos surcos para facilitar la labor.
El jabón se solía hacer en casa, de ese modo se aprovechaban las grasas que sobraban de la cocina o el sebo de los animales. Se hervía con sosa cáustica dándole vueltas. Después se goteaba en moldes forrados de papel, para que diera más espuma se le añadía resina”.
NOTA : En la imagen que envía el Sr. Iriarte podemos observar el “cajón” que menciona el artículo.
“Una de las primeras lavadoras que llegó al pueblo en los años 70 fue la de mis abuelos maternos.
Para mi abuela fue un regalo “divino” como decía ella, que se había pasado la vida lavando a mano la ropa. Cuando tuvieron la lavadora instalada en su cocina y supieron cómo utilizarla, las primeras veces solían coger sus sillones de mimbre y se sentaban frente a ella para ver el “espectáculo” de la ropa dando golpes contra el cristal de la “escotilla”. Para ellos, que habían nacido en 1900 y en 1905 respectiva mente, tenía que ser un verdadero milagro ver cómo la ropa se lavaba sola en aquel artilugio.
Pero antes de la llegada de las lavadoras, a las mujeres, y a las jóvenes muchachas del pueblo les tocaba lavar la ropa a mano. En invierno, lo hacían en el arroyo que había a las afueras del pueblo y en verano, se iban al río que estaba a unos 3km de distancia.
Aunque por aquel entonces había poca ropa, las mujeres tenían mucho trabajo ya que solían tener como mínimo unos 5- 6 hijos. La tarea del lavado tenía que ser temible en los duros inviernos castellanos…Me cuenta mi madre que a menudo tenían que romper el hielo que cubría el agua del arroyo para poder lavar y que pasaban mucho frío. Sólo de pensarlo…
Siendo niña, durante mis vacaciones de verano, acompañé más de una vez a mi abuela en sus viajes al río para lavar la ropa. Era todo un ritual…
Bien tempranito por la mañana, mi abuela preparaba la comida. Luego colocaba la ropa sucia en canastas, cogía dos trozos del jabón que ella misma hacía con aceite de oliva y sosa y sacaba las bancas: una grande para ella y una más pequeña para mí.
Lo bajábamos todo a la calle donde nos estaba esperando mi abuelo que ya le había puesto el aparejo al burro que le ayudaba en el trabajo del campo. Ahora mismo estoy recordando la destreza con la que ataba nuestros “achiperres” al lomo de “Pollino”.
Ellos se adelantaban…
Mientras, nosotras íbamos a la fuente para llenar el barril de agua fresca y antes de emprender la marcha hacia el río, mi abuela enrollaba el pañuelo con el que cubría su pelo, dándole forma de roscón, se lo ponía en la cabeza y allí depositaba la cesta de la comida. Cogía el barril muy salerosa y así de cargada, empezaba a andar como si tal cosa. Me tenía admirada por eso en alguna ocasión intenté imitarla sin éxito alguno.
Al llegar al río, nos encaminábamos por un estrecho sendero de tierra que pasaba por debajo del puente de piedra y que llevaba a una poza, ideal para lavar la ropa. Mi abuelo descargaba las canastas y mi abuela hacia lo propio con la cesta de la comida y el barril que dejaba bajo la sombra de una encina.
A continuación, disponía las bancas a la orilla del agua para que nos pudiéramos arrodillar delante de unas piedras en las que frotar la ropa con el jabón casero. Voluntariosa, empezaba a trabajar sin darse un respiro, haciéndome creer que le estaba ayudando mucho cuando le enseñaba algún pañuelo o trapo de cocina que había lavado yo solita.
Si se trataba de ropa blanca, cuando ya se le había dado el primer jabón , se aclaraba y se le daba el segundo jabón. Sin aclarar se tendía al sol ,sobre la hierba o los juncos.
Según se iba secando, se volvía a mojar con la ayuda de una regadera para que el jabón y el sol blanquearan la ropa. Se volvía a enjuagar y se repetía todo el proceso hasta que la ropa quedara bien blanca.
Lo que más me gustaba era el momento de retorcer las sábanas entre las dos y es que me encantaba ver cómo el agua salía con fuerza bajo la presión de nuestras manos.
Mi abuelo que desaparecía misteriosamente en cuanto dejaba las canastas en el suelo y el burro atado, volvía a la hora de la comida con una cestita de peces que había cogido a mano debajo de las piedras en algún lugar del río que sólo él conocía. Cortaba unas ramas de jara y las utilizaba como asadero para asar los peces a la vez que ponía unas cuantas patatas bajo las cenizas pues sabía lo mucho que me gustaban las patatas asadas. Realmente eran momentos únicos para mí…
Una vez la ropa seca, llegaba el momento de recogerla y marcharnos para el pueblo.
Recuerdo las manos estropeadas de mi abuela de tanto lavar a mano la ropa, de tanto trabajar en el campo. Miro las mías y sé lo afortunada que he sido y que sigo siendo.
Mi abuela y mi madre quisieron otra vida para mí y les estoy muy agradecida”.
“No hace mucho tiempo, el río era lugar también de tablas, jabón y ropa que lavar. El agua de las casas era para beber. A lavar había que bajar al río. Frotando entre puños morados de frío, maderas o piedras, la mujer sacaba las manchas de sudor y polvo de la camisa del hombre del campo.
A veces sola como la lavandera de Violeta Parra y la de Jaime León Cuadra o en corro como las de García Lorca en Yerma , con frío o calor, se levaba en el río. Primero había que enjuagar, luego jabonar, otra vez enjuagar, y siempre restregar. El sol secaba la ropa sobre la hierba o tendida en el cordel, y la remataba de blanco si ayuda de lejías ni detergentes.
Para lavar, agua y jabón, si acaso un poco de azulillo para ayudar al sol. El jabón era casero, no había otro. Se hacía a partir de aceite y sosa caústica. No era jabón de pH neutro que cuidara la piel como los que ahora se anuncian. Eso sí, eliminaba bacterias y manchas, pero a base de restregar, sabañones en invierno y llagas en las manos.
Cuando la alcaldía tenía recursos, aparecía el lavadero público. Desde el manantial o el arroyo el agua se desvía al pilón con muescas para restregar la ropa o huecos para la tabla de lavar. De esos lavaderos algunos han llegado a nuestros días como piezas clave del patrimonio histórico andaluz, pero la mayoría han desaparecido o están ruinas esperando ser dignos de inclusión en el Catálogo correspondiente, de lo contrario, como otros elementos de nuestro patrimonio hidráulico, se perderán en escombreras, y lo que es peor de nuestra memoria.
Ya quedan pocos lavaderos y lavanderas, y menos, orillas y ríos donde lavar. La técnica ayudó a cuidar las manos, las lavadoras mecánicas y luego las eléctricas liberaron a las lavanderas, pero los nuevos detergentes y lejías condenaron en su día a nuestros ríos. No queremos ver lavanderas en los ríos, a no ser para que usos y tradiciones no se borren ni se olviden, pero tampoco queremos ver orillas vacías, ni ríos muertos.
El río debe seguir siendo punto de encuentro, de habladurías y cantos de lavanderas, de comunión pasada de ropa, agua y jabón, de mujeres lavando sudor y arena, de ropa limpia en canasto de mimbre, de esperanzana y vidas por vivir”.
Aquí voy con mi canasto
De tristeza a lavar,
Al estero del olvido,
Dejen, déjenme pasar.
Lunita, luna
No me dejes de alumbrar.
Tu cariño era el rebozo
Y nos abrigó a los dos,
Lo manchaste una mañana
Cuando me dijiste adiós.
Lunita, luna
No me dejes de alumbrar.
En la corriente del río
He de lavar con ardor
La mancha de tu partida
Que en mi pañuelo dejó.
Lunita, luna
No me dejes de alumbrar.
Soy la triste lavandera
Que va a lavar su ilusión,
El amor es una mancha
Que no sale sin dolor.
Lunita, luna
No me dejes de alumbrar.
———————————————————————-
“LA LAVANDERA” (Jaime León).
Iba camino del río
Bordeando tupido trigal
Una niña celestial
De ojos color de luna
Descalzo sus desnudos pies
Carga un canasto de ropas;
En su corazón una copla
Y en sus manos el jabón.
Arrodillada en el río
Semejaba una princesa
Sus muslos en la maleza
Eran de nácar y olivos.
Y yo en mi triste olvido
La vi lavando ropas.
Las abejas de las rosas
Le cantaban al oído.
Ella lavaba ropas
Como princesa del río.
————————————————————————
“LAS LAVANDERAS” (Yerma) (Federico García Lorca). Extracto.
En el arroyo frío
lavo tu cinta.
Como un jazmín caliente
tienes la risa.
Quiero vivir
en la nevada chica
de ese jazmín.
Las ropas de mi niño
vengo a lavar,
para que tome al agua
lecciones de cristal.
Gracias Julián por los excelentes aportes, como siempre.
Los que tenemos algunas vueltas más alrededor del sol, nos acordamos de las tablas descoloridas, de los pancitos del azul de lavar —que parecían tizas de billar—, del olor a viento de la ropa tendida, de las piletas en los patios con sus tapones de bronce. No había casa que no tuviera una, ahora las casas nuevas ya no las tienen…las han olvidado. Los arquitectos, diseñadores y constructores se ocupan de la conexión y desagüe para el lavarropas automático de “no sé cuántos” sistemas de lavado.
Claro que el progreso ha modificado los usos y costumbres, la manera de hacer las cosas, y la tecnología ha aportado y ahorrado horas de trabajo…pero, y sobre todo por esto, ¿no parecía transcurrir más lentamente el tiempo en aquella época? Aunque se hicieran las tareas “a mano” ¿no eran más largas las mañanas, y la tarde interminable…?
Sr.Ramonet ; tomo debida nota de su frase “Los que tenemos algunas vueltas más alrededor del sol” como para incluirla entre las favoritas ; y como los “derechos de autor” le pertenecen , con su permiso utilizarla…es genial.
A propósito de su comentario , recuerdo perfectamente el jabón azul de lavar en pan ; aunque no sé si hablamos del mismo . El que yo recuerdo haber visto a mi Vieja y a mi Abuela utilizar es uno de una marca que aún hoy existe “Odex” ; que ellas solían colocar en una jabonera y el jabón al mojarse iba tomando poco a poco la forma de ésta (era mas bien como una “pasta”) y luego ni siquiera se lo quitaba de allí dentro , sino que se humedecía la esponja de lavar los platos y se la pasaba por encima , de manera que el jabón se adhería a ésta. Era buenísimo , incluso para lavarse las manos , ya que recuerdo dejaba una “sensación a limpio” maravillosa . Lamentablemente la empresa lo ha discontinuado según creo , ya que hace mucho tiempo no lo veo en los negocios.
Y sí , como Ud. dice , aquellas mañanas y tardes parecían mucho mas largas , y por fortuna en lo personal guardo recuerdos muy vívidos de mi infancia y niñez junto a mis Viejos y Abuelos .
Podemos agregar la foto 5271,enviada por el Sr. Lucio Strap,cuyo epigrafe dice:
“Arroyo Las Chacras,con los “secaderos” de madera que usaban las lavanderas para tender la ropa”
EXCELENTE OBSERVACIÓN DEL PROFESOR MENDOZZI, CORRECTAMENTE ILUSTRADA. VEMOS CLARAMENTE QUE LAS LAVANDERAS DE LA FOTO SE ENCUENTRAN ARRODILLADAS EN DICHOS CAJONES. SUGIERO OBERVAR A LA SEGUNDA PERSONA DE DERECHA A IZQUIERDA. PARECE SER UN NIÑO O NIÑA DEDICADO A ESTE ESFORZADO TRABAJO. APARENTEMENTE TIENE PUESTA UNA BOINA. ALLA A LO LEJOS, POR LA PLAYA, SE ACERCA UN HOMBRE CON UNA CANASTA COLGANDO DEL BRAZO. MARAVILLOSO DOCUMENTO.
Sr. Ignacio Iriarte. Nos esta trayendo unos documentos realmente extraordinarios, la foto despierta el momento vividos en esa época pasada trayendo comentarios muy ilustrativos que serán atesorados por los que gustan recordar las vivencias del pasado. Gracias por compartir estas imágenes de gran valor Histórico. Atte. José Alberto Lago.
Estimado Julián. El azul de la ropa al que me referí era en pancitos o terrones y color azul intenso, como el de las tizas para jugar al billar. Y en cuanto a los “derechos de autor”, es un honor para mí que Ud. utilice esa frase si le gustó. Aquí dejo un enlace con detalle del “azul”. Un cordial saludo. Ramonet
Lei con detenimiento la nota que nos hace llegar el periodista Gustavo Viciarelli en la foto 8702, considero que debemos ajustarnos a su requerimiento para bien del Blog y dedicarnos solamente y en la medida que uno puede a enriquecer la historia de Mar del Plata, asiendo ver detalles en las fotos, aclarando errores deslizados en los comentarios, muchas veces por estar mal agenda dos en la fuente consultada, trayendo historias de vida, rescatando los momentos vividos por personalidades que pasaron por nuestra Ciudad Etc. la unión hace la fuerza y gracias a la labor de los comentaristas se esta logrando formar una base de datos muy importante de la historia de Mar del Plata. Atte. Saluda José Alberto Lago
Sr. Lago. En la foto que Ud. Cita (8702), en ningún momento se menciona el “ajustarnos a su requerimiento pra el Bien del blog y dedicarnos solamente […]”, sino todo lo contrario. Además no existe en esta foto alguna “controversia personal”, así que no entiendo realmente qué es lo que Ud. quiso decir en su comentario. Si lo quiere aclarar, agradecido. Ahora bien, si a Ud. le molesta que quien suscribe tenga un intercambio de comentarios con el Profesor Mendozzi,por el cual siento admiración y aprecio, le digo que si revisa el Blog, verá que hay cientos de comentarios personales, incuso suyos.
Podemos agregar sobre el mismo tema de la presente,la foto 5272 enviada por el Sr. Lucio Strap,cuyo epìgrafe se dice:
“Arroyo Las Chacras cerca de su desembocadura.Se ve una lavandera y sobre la barranca,ropa extendida sobre el pasto”
Sr. Ramonet. Usted le contesto al moderador aceptando sus conceptos, Yo conteste mi parecer, creo que fui bien explicito de lo que quise decir. debe ser leído positiva mente, todo es según el color del cristal con que uno lo mira, yo no pretendo agredir a nadie y disfruto de los comentarios que me acercan la historia. como dije la unión hace la fuerza. Lo saluda Atte. José Alberto Lago.
Sr. Lago. Tratando de no incurrir en lo que se nos solicita, es decir no hacer una polémica estéril, reitero que no encuentro el motivo para su comentario en ésta foto. De cualquier manera respeto su posición y por supuesto agradezco su saludo y lo devuelvo, agregando un deseo sincero de paz, amor y en lo posible felicidad para el año que comienza. Atte, Ramonet.
Sr. Reales. Agradezco sus palabras que son un estimulo, me considero en deuda y valoro mucho la gran labor desempeñada en el Blog de Familia por todos los que día a día aportan fotos y conocimientos, permitiéndome conocer momentos de lo sucedido en Mar del Plata. Atte. José Alberto Lago.
Sr. Iriarte , realmente una verdadera maravilla éste material . Es Ud. enormemente generoso al compartirlo en el blog.
Atte. Prof. Julián Mendozzi.
¿CÓMO SE LAVABA LA ROPA?
“En los pueblos era más difícil la vida al no haber aun agua corriente en las casas. Se lavaba en el río, se utilizaba un cajón que permitía que la lavandera estuviese arrodillada sin mojarse. Se frotaba y golpeaba la ropa sobre una tabla de lavar que tenía unos surcos para facilitar la labor.
El jabón se solía hacer en casa, de ese modo se aprovechaban las grasas que sobraban de la cocina o el sebo de los animales. Se hervía con sosa cáustica dándole vueltas. Después se goteaba en moldes forrados de papel, para que diera más espuma se le añadía resina”.
NOTA : En la imagen que envía el Sr. Iriarte podemos observar el “cajón” que menciona el artículo.
FUENTE : http://cuentalo.bitacoras.com/
Prof. Julián Mendozzi.
RECUERDOS DE TRABAJO Y SACRIFICIO.
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LAVANDO LA ROPA EN MI PUEBLO.
“Una de las primeras lavadoras que llegó al pueblo en los años 70 fue la de mis abuelos maternos.
Para mi abuela fue un regalo “divino” como decía ella, que se había pasado la vida lavando a mano la ropa. Cuando tuvieron la lavadora instalada en su cocina y supieron cómo utilizarla, las primeras veces solían coger sus sillones de mimbre y se sentaban frente a ella para ver el “espectáculo” de la ropa dando golpes contra el cristal de la “escotilla”. Para ellos, que habían nacido en 1900 y en 1905 respectiva mente, tenía que ser un verdadero milagro ver cómo la ropa se lavaba sola en aquel artilugio.
Pero antes de la llegada de las lavadoras, a las mujeres, y a las jóvenes muchachas del pueblo les tocaba lavar la ropa a mano. En invierno, lo hacían en el arroyo que había a las afueras del pueblo y en verano, se iban al río que estaba a unos 3km de distancia.
Aunque por aquel entonces había poca ropa, las mujeres tenían mucho trabajo ya que solían tener como mínimo unos 5- 6 hijos. La tarea del lavado tenía que ser temible en los duros inviernos castellanos…Me cuenta mi madre que a menudo tenían que romper el hielo que cubría el agua del arroyo para poder lavar y que pasaban mucho frío. Sólo de pensarlo…
Siendo niña, durante mis vacaciones de verano, acompañé más de una vez a mi abuela en sus viajes al río para lavar la ropa. Era todo un ritual…
Bien tempranito por la mañana, mi abuela preparaba la comida. Luego colocaba la ropa sucia en canastas, cogía dos trozos del jabón que ella misma hacía con aceite de oliva y sosa y sacaba las bancas: una grande para ella y una más pequeña para mí.
Lo bajábamos todo a la calle donde nos estaba esperando mi abuelo que ya le había puesto el aparejo al burro que le ayudaba en el trabajo del campo. Ahora mismo estoy recordando la destreza con la que ataba nuestros “achiperres” al lomo de “Pollino”.
Ellos se adelantaban…
Mientras, nosotras íbamos a la fuente para llenar el barril de agua fresca y antes de emprender la marcha hacia el río, mi abuela enrollaba el pañuelo con el que cubría su pelo, dándole forma de roscón, se lo ponía en la cabeza y allí depositaba la cesta de la comida. Cogía el barril muy salerosa y así de cargada, empezaba a andar como si tal cosa. Me tenía admirada por eso en alguna ocasión intenté imitarla sin éxito alguno.
Al llegar al río, nos encaminábamos por un estrecho sendero de tierra que pasaba por debajo del puente de piedra y que llevaba a una poza, ideal para lavar la ropa. Mi abuelo descargaba las canastas y mi abuela hacia lo propio con la cesta de la comida y el barril que dejaba bajo la sombra de una encina.
A continuación, disponía las bancas a la orilla del agua para que nos pudiéramos arrodillar delante de unas piedras en las que frotar la ropa con el jabón casero. Voluntariosa, empezaba a trabajar sin darse un respiro, haciéndome creer que le estaba ayudando mucho cuando le enseñaba algún pañuelo o trapo de cocina que había lavado yo solita.
Si se trataba de ropa blanca, cuando ya se le había dado el primer jabón , se aclaraba y se le daba el segundo jabón. Sin aclarar se tendía al sol ,sobre la hierba o los juncos.
Según se iba secando, se volvía a mojar con la ayuda de una regadera para que el jabón y el sol blanquearan la ropa. Se volvía a enjuagar y se repetía todo el proceso hasta que la ropa quedara bien blanca.
Lo que más me gustaba era el momento de retorcer las sábanas entre las dos y es que me encantaba ver cómo el agua salía con fuerza bajo la presión de nuestras manos.
Mi abuelo que desaparecía misteriosamente en cuanto dejaba las canastas en el suelo y el burro atado, volvía a la hora de la comida con una cestita de peces que había cogido a mano debajo de las piedras en algún lugar del río que sólo él conocía. Cortaba unas ramas de jara y las utilizaba como asadero para asar los peces a la vez que ponía unas cuantas patatas bajo las cenizas pues sabía lo mucho que me gustaban las patatas asadas. Realmente eran momentos únicos para mí…
Una vez la ropa seca, llegaba el momento de recogerla y marcharnos para el pueblo.
Recuerdo las manos estropeadas de mi abuela de tanto lavar a mano la ropa, de tanto trabajar en el campo. Miro las mías y sé lo afortunada que he sido y que sigo siendo.
Mi abuela y mi madre quisieron otra vida para mí y les estoy muy agradecida”.
FUENTE : http://florisoto.blogspot.com.ar
Prof. Julián Mendozzi
LAVANDERAS , ROPA LIMPIA EN EL RÍO.
“No hace mucho tiempo, el río era lugar también de tablas, jabón y ropa que lavar. El agua de las casas era para beber. A lavar había que bajar al río. Frotando entre puños morados de frío, maderas o piedras, la mujer sacaba las manchas de sudor y polvo de la camisa del hombre del campo.
A veces sola como la lavandera de Violeta Parra y la de Jaime León Cuadra o en corro como las de García Lorca en Yerma , con frío o calor, se levaba en el río. Primero había que enjuagar, luego jabonar, otra vez enjuagar, y siempre restregar. El sol secaba la ropa sobre la hierba o tendida en el cordel, y la remataba de blanco si ayuda de lejías ni detergentes.
Para lavar, agua y jabón, si acaso un poco de azulillo para ayudar al sol. El jabón era casero, no había otro. Se hacía a partir de aceite y sosa caústica. No era jabón de pH neutro que cuidara la piel como los que ahora se anuncian. Eso sí, eliminaba bacterias y manchas, pero a base de restregar, sabañones en invierno y llagas en las manos.
Cuando la alcaldía tenía recursos, aparecía el lavadero público. Desde el manantial o el arroyo el agua se desvía al pilón con muescas para restregar la ropa o huecos para la tabla de lavar. De esos lavaderos algunos han llegado a nuestros días como piezas clave del patrimonio histórico andaluz, pero la mayoría han desaparecido o están ruinas esperando ser dignos de inclusión en el Catálogo correspondiente, de lo contrario, como otros elementos de nuestro patrimonio hidráulico, se perderán en escombreras, y lo que es peor de nuestra memoria.
Ya quedan pocos lavaderos y lavanderas, y menos, orillas y ríos donde lavar. La técnica ayudó a cuidar las manos, las lavadoras mecánicas y luego las eléctricas liberaron a las lavanderas, pero los nuevos detergentes y lejías condenaron en su día a nuestros ríos. No queremos ver lavanderas en los ríos, a no ser para que usos y tradiciones no se borren ni se olviden, pero tampoco queremos ver orillas vacías, ni ríos muertos.
El río debe seguir siendo punto de encuentro, de habladurías y cantos de lavanderas, de comunión pasada de ropa, agua y jabón, de mujeres lavando sudor y arena, de ropa limpia en canasto de mimbre, de esperanzana y vidas por vivir”.
FUENTE : http://viviendorios.blogspot.com.ar/
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IMÁGENES RELACIONADAS.
http://2.bp.blogspot.com/-XowUVe4AqAU/UjChWB0DEEI/AAAAAAAAAWg/MwRylyxoBrg/s1600/BANCA+DE+LAVAR-4.jpg
http://2.bp.blogspot.com/-sNVA_kH9Cw0/UjChXyBgbfI/AAAAAAAAAWo/EFwrP6HjL18/s1600/BANCA+DE+LAVAR-7.jpg
Prof. Julián Mendozzi.
“LA LAVANDERA” (Violeta Parra).
Aquí voy con mi canasto
De tristeza a lavar,
Al estero del olvido,
Dejen, déjenme pasar.
Lunita, luna
No me dejes de alumbrar.
Tu cariño era el rebozo
Y nos abrigó a los dos,
Lo manchaste una mañana
Cuando me dijiste adiós.
Lunita, luna
No me dejes de alumbrar.
En la corriente del río
He de lavar con ardor
La mancha de tu partida
Que en mi pañuelo dejó.
Lunita, luna
No me dejes de alumbrar.
Soy la triste lavandera
Que va a lavar su ilusión,
El amor es una mancha
Que no sale sin dolor.
Lunita, luna
No me dejes de alumbrar.
———————————————————————-
“LA LAVANDERA” (Jaime León).
Iba camino del río
Bordeando tupido trigal
Una niña celestial
De ojos color de luna
Descalzo sus desnudos pies
Carga un canasto de ropas;
En su corazón una copla
Y en sus manos el jabón.
Arrodillada en el río
Semejaba una princesa
Sus muslos en la maleza
Eran de nácar y olivos.
Y yo en mi triste olvido
La vi lavando ropas.
Las abejas de las rosas
Le cantaban al oído.
Ella lavaba ropas
Como princesa del río.
————————————————————————
“LAS LAVANDERAS” (Yerma) (Federico García Lorca). Extracto.
En el arroyo frío
lavo tu cinta.
Como un jazmín caliente
tienes la risa.
Quiero vivir
en la nevada chica
de ese jazmín.
Las ropas de mi niño
vengo a lavar,
para que tome al agua
lecciones de cristal.
Prof. Julián Mendozzi.
Gracias Julián por los excelentes aportes, como siempre.
Los que tenemos algunas vueltas más alrededor del sol, nos acordamos de las tablas descoloridas, de los pancitos del azul de lavar —que parecían tizas de billar—, del olor a viento de la ropa tendida, de las piletas en los patios con sus tapones de bronce. No había casa que no tuviera una, ahora las casas nuevas ya no las tienen…las han olvidado. Los arquitectos, diseñadores y constructores se ocupan de la conexión y desagüe para el lavarropas automático de “no sé cuántos” sistemas de lavado.
Claro que el progreso ha modificado los usos y costumbres, la manera de hacer las cosas, y la tecnología ha aportado y ahorrado horas de trabajo…pero, y sobre todo por esto, ¿no parecía transcurrir más lentamente el tiempo en aquella época? Aunque se hicieran las tareas “a mano” ¿no eran más largas las mañanas, y la tarde interminable…?
Sr.Ramonet ; tomo debida nota de su frase “Los que tenemos algunas vueltas más alrededor del sol” como para incluirla entre las favoritas ; y como los “derechos de autor” le pertenecen , con su permiso utilizarla…es genial.
A propósito de su comentario , recuerdo perfectamente el jabón azul de lavar en pan ; aunque no sé si hablamos del mismo . El que yo recuerdo haber visto a mi Vieja y a mi Abuela utilizar es uno de una marca que aún hoy existe “Odex” ; que ellas solían colocar en una jabonera y el jabón al mojarse iba tomando poco a poco la forma de ésta (era mas bien como una “pasta”) y luego ni siquiera se lo quitaba de allí dentro , sino que se humedecía la esponja de lavar los platos y se la pasaba por encima , de manera que el jabón se adhería a ésta. Era buenísimo , incluso para lavarse las manos , ya que recuerdo dejaba una “sensación a limpio” maravillosa . Lamentablemente la empresa lo ha discontinuado según creo , ya que hace mucho tiempo no lo veo en los negocios.
Y sí , como Ud. dice , aquellas mañanas y tardes parecían mucho mas largas , y por fortuna en lo personal guardo recuerdos muy vívidos de mi infancia y niñez junto a mis Viejos y Abuelos .
Lo saludo hasta cualquier momento.
Julián.
Podemos agregar la foto 5271,enviada por el Sr. Lucio Strap,cuyo epigrafe dice:
“Arroyo Las Chacras,con los “secaderos” de madera que usaban las lavanderas para tender la ropa”
http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/5271
EXCELENTE OBSERVACIÓN DEL PROFESOR MENDOZZI, CORRECTAMENTE ILUSTRADA. VEMOS CLARAMENTE QUE LAS LAVANDERAS DE LA FOTO SE ENCUENTRAN ARRODILLADAS EN DICHOS CAJONES. SUGIERO OBERVAR A LA SEGUNDA PERSONA DE DERECHA A IZQUIERDA. PARECE SER UN NIÑO O NIÑA DEDICADO A ESTE ESFORZADO TRABAJO. APARENTEMENTE TIENE PUESTA UNA BOINA. ALLA A LO LEJOS, POR LA PLAYA, SE ACERCA UN HOMBRE CON UNA CANASTA COLGANDO DEL BRAZO. MARAVILLOSO DOCUMENTO.
Sr. Ignacio Iriarte. Nos esta trayendo unos documentos realmente extraordinarios, la foto despierta el momento vividos en esa época pasada trayendo comentarios muy ilustrativos que serán atesorados por los que gustan recordar las vivencias del pasado. Gracias por compartir estas imágenes de gran valor Histórico. Atte. José Alberto Lago.
Estimado Julián. El azul de la ropa al que me referí era en pancitos o terrones y color azul intenso, como el de las tizas para jugar al billar. Y en cuanto a los “derechos de autor”, es un honor para mí que Ud. utilice esa frase si le gustó. Aquí dejo un enlace con detalle del “azul”. Un cordial saludo. Ramonet
http://media.telemundo52.com/images/606*267/azul+brasso.jpg
http://media.telemundo52.com/images/606*267/azul+brasso.jpg
(Copiar el enlace anterior en su totalidad y pegar en una ventana nueva para abrir, ya que no abre haciendo click sobre él. Gracias)
Lei con detenimiento la nota que nos hace llegar el periodista Gustavo Viciarelli en la foto 8702, considero que debemos ajustarnos a su requerimiento para bien del Blog y dedicarnos solamente y en la medida que uno puede a enriquecer la historia de Mar del Plata, asiendo ver detalles en las fotos, aclarando errores deslizados en los comentarios, muchas veces por estar mal agenda dos en la fuente consultada, trayendo historias de vida, rescatando los momentos vividos por personalidades que pasaron por nuestra Ciudad Etc. la unión hace la fuerza y gracias a la labor de los comentaristas se esta logrando formar una base de datos muy importante de la historia de Mar del Plata. Atte. Saluda José Alberto Lago
Sr. Lago. En la foto que Ud. Cita (8702), en ningún momento se menciona el “ajustarnos a su requerimiento pra el Bien del blog y dedicarnos solamente […]”, sino todo lo contrario. Además no existe en esta foto alguna “controversia personal”, así que no entiendo realmente qué es lo que Ud. quiso decir en su comentario. Si lo quiere aclarar, agradecido. Ahora bien, si a Ud. le molesta que quien suscribe tenga un intercambio de comentarios con el Profesor Mendozzi,por el cual siento admiración y aprecio, le digo que si revisa el Blog, verá que hay cientos de comentarios personales, incuso suyos.
Podemos agregar sobre el mismo tema de la presente,la foto 5272 enviada por el Sr. Lucio Strap,cuyo epìgrafe se dice:
“Arroyo Las Chacras cerca de su desembocadura.Se ve una lavandera y sobre la barranca,ropa extendida sobre el pasto”
http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/5272
En la foto 5202,enviada por el Sr. Lucio Strap,podemos ver tambièn a lavanderas en el arroyo Las Chacras.
http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/5202
Para ver,luego de pasados los años,como termina en mar el arroyo Las Chacras:
Foto 4060,enviada por el suscripto y 4288,remitida por el Sr.Fernando Walter Rodriguez.
http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/4060
http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/4288
Sr. Ramonet. Usted le contesto al moderador aceptando sus conceptos, Yo conteste mi parecer, creo que fui bien explicito de lo que quise decir. debe ser leído positiva mente, todo es según el color del cristal con que uno lo mira, yo no pretendo agredir a nadie y disfruto de los comentarios que me acercan la historia. como dije la unión hace la fuerza. Lo saluda Atte. José Alberto Lago.
Sr. Lago. Tratando de no incurrir en lo que se nos solicita, es decir no hacer una polémica estéril, reitero que no encuentro el motivo para su comentario en ésta foto. De cualquier manera respeto su posición y por supuesto agradezco su saludo y lo devuelvo, agregando un deseo sincero de paz, amor y en lo posible felicidad para el año que comienza. Atte, Ramonet.
Impecables sus comentarios Sr. Lago (como siempre). Le deseo a usted y a su familia un 2014 colmado de bendiciones y deseos cumplidos. Hasta pronto!
Sr. Reales. Agradezco sus palabras que son un estimulo, me considero en deuda y valoro mucho la gran labor desempeñada en el Blog de Familia por todos los que día a día aportan fotos y conocimientos, permitiéndome conocer momentos de lo sucedido en Mar del Plata. Atte. José Alberto Lago.