LAS PRIMERAS TEMPORADAS Y LA INAUGURACIÓN DEL “BRISTOL HOTEL”.
ALGUNOS DETALLES DE SU FUNCIONAMIENTO Y SUS INTERIORES.
“…La primera temporada transcurrió entre el cruce del verano de 1886-1887, apenas llegado el ferrocarril a la costa. Los viajeros se alojaron en el Grand Hotel, propiedad de la familia Luro. Este hotel
se construyó uniendo los antiguos edificios de ´La casa amueblada´ y la ´Fonda La Marina´ y fue organizado por el mayordomo de Pedro Luro, don Julio A. Celesia y Félix Menvielle, quienes quedaron al frente del establecimiento hasta 1908. El Grand Hotel, una vez dividido el legado de Pedro Luro, quedó para su hija Matilde Luro de Mezquita quien lo administró convirtiendo este establecimiento en una opción de la sociedad veraniega, que contaba con amplios patios arbolados, cómodos corredores techados, un gran comedor sin columnas de 750 metros cuadrados de superficie muy adornado, un gran salón de fiestas y 110 amplias habitaciones.
Esta experiencia significó un estímulo para que Pedro O. Luro, el tercer hijo de Pedro Luro, comenzara a idear una estrategia para facilitar la construcción de un lujoso hotel al estilo de los resort europeos y que contara con un casino. En esta línea se asocia con Delfín Gallo, José D. Gibson, Julio Lacroze y su pariente Simón Gastón Sansinena, formando en abril de 1887 la Sociedad Anónima Bristol Hotel, para dar comienzo a la efectivización del proyecto.
En 1900, al Directorio de la Sociedad Anónima Bristol Hotel se sumaron Ernesto Tornquist y Miles A. Pasman, lo que le dio un nuevo impulso, incorprándose nuevos edificios, incrementando las habitaciones a 116 y ampliándose las cocinas y salones. En 1913, por iniciativa del Senador Adolfo Dávila, la Sociedad se convirtió en ´Sociedad de Grandes Hoteles´, con un capital de cinco millones de pesos moneda nacional y continuó su ritmo de crecimiento al compás del mismo que el balneario.
Recapitulando. En forma acelerada. las obras del nuevo emprendimiento se efectuaron en esos meses que restaban del año 1887 y ya en enero estuvo listo para la inauguración. Pedro Luro no olvidó ningún
detalle para el cuidado de la fiesta inaugural: trajo 24 cheff de Europa para la confección del menú, eligió al Sr. Eugenio Barandié como Administrador General, quien, según las crónicas de la época, resultó ser un excelente ´maitre´; gestionó con el Ferrocarril del Sud, el envío de convoy de lujo especiales para los visitantes y cursó cien tarjetas de invitaciones a una restringido grupo de la clases alta porteña…”
“…El núcleo original del edificio estuvo conformado por una planta baja con dos pisos superiores con armazón de madera, de estilo ingles, que se llamaron los chalets y contaban con un gran hall, salones
comedor, de baile, 67 habitaciones y dependencias.
El palacio se hallaba enclavado en la manzana delimitada por las calles Entre Ríos, San Martín, Corrientes y Rivadavia. Para 1908, su extensión ocupaba cuatro manzanas. Según el arquitecto Roberto O. Cova , el pabellón original del Bristol era un cuerpo de tres plantas en forma de E cuya planta baja era de mampostería y la estructura del primer y segundo piso, de madera. El techo estaba cubierto por pizarra y la fachada mostraba bay-windows. El edificio, académico, con un aire inglés, esta considerado como el segundo chalet de Mar del Plata, siendo el primero el edificio de la Estación Norte del Ferrocarril del
Sud.
En 1890, se incorpora otro pabellón y el gran comedor rectangular de 1000 m2, iluminado con lámparas a kerosene, contando en el techo con una torrecilla seguramente pensada para la ventilación.
Fue construido en el centro de la manzana siguiente que miraba al mar y su estilo se diferenciaba del original, al predominar el italiano. Por su cielorraso y sus decoradas ventanas, se lo consideró el más
lujoso de América Latina. Estaba decorado por artistas (pintores, yeseros, los electricistas habían sido traídos de Francia), con tan bellos paisajes, ángeles y angelitos, bailes regionales, fuentes y pérgolas chinas.
Escoltando el comedor, para fin de siglo, se incorporan el casino, los comedores de luto y para los niños,los salones de fiestas y entretenimientos, las cocinas, dependencias y las usinas.
El hotel estuvo dotado rápidamente de corriente eléctrica suministrada por una usina especialmente colocada (luego
extendida al pueblo). Todas las edificaciones se hallaban conectadas por túneles.
En 1899 se adosó en otra manzana, el Anexo, que fue un edificio de dos plantas con una fachada italiana y un techo francés. Se caracterizaron por el lujo interior y los muebles de ´alto costo´.
Entre 1904 y 1907 aparecen en la manzana primitiva el chalet 1 y el chalet 2, conectados con los anteriores por cuidadísimos y afrancesados jardines y se la llamó la ´manzana de los dormitorios´.
Estas construcciones sencillas en sus adornos arquitectónicos constituyeron es ´desideratum´de ciertas familias pudientes o de los huéspedes de nota´, que podían permitirse de tomar una casa entera con los servicios del hotel. Este fue el caso de la elección del General Roca y su familia, quienes preferían estas
condiciones para sus veraneos.
La entrada estaba ubicada mirando al mar, ocupando toda la manzana, con una entrada casi principesca al mejor estilo ingles y una gran sala de estar con imponentes alfombras; su moblaje ingles de caoba lucia a tono con los enormes espejos biselados, que completaba una gran recepción. “Jamás olvidare el personal de recepción: más que empleados parecían generales, eran serios pero de trato muy amable, sus uniformes poseían botoneras, charreteras y guantes”. Los mozos vestían de gala: con guantes muy elegantes y muy finos, algunos hablaban hasta cinco idiomas, los mnaitres vigilaban todo el comedor mientras conversaban con los comensales; la puerta de entrada, se hallaban siempre apostados 10 ó 12 coches de caballos impecablemente lustrados con los cocheros también impecables”.
Por la calle Rivadavia estaban las cocinas, carnicerías (donde entraban las reses enteras y luego los expertos carniceros bajo la tutela del gran cheff se encargaban de cortarlas) también había una panadería
que producía el propio pan, las masas finas y las facturas.
El Bristol contaba con un importante número de personal (alrededor de 250 empleados), en lo que también se encontraban los de mantenimiento (plomeros, electricistas, albañiles, etc.). La descripción de la cocina es una muestra cabal de la idea con la que fue concebido: de amplias dimensiones contaba con cocinas de múltiples hornallas, hornos de todo tipo de graduación (algunos especiales para mantener la comida caliente), máquinas lavavajillas, aparatos calienta platos. El conjunto de estas maquinarias habían sido compradas en Europa por los propietarios fundadores. Los muebles eran de caoba ó roble americano, fabricados en Inglaterra por la firma Thompson & Cia., los mármoles provenían de Italia y los bronces y artesanías de Francia y las vajillas de porcelana alemana, la cristalería y arañas de cristal de
Barata y cristal de Roca, los cubiertos y vajilla de plata macizos y las alfombras persas…”
FUENTE : Pastoriza , Elisa ; La presentación de la ´Villa balnearia´: la inauguración del Bristol Hotel. Mar del Plata en el fin de siglo (ponencia) .
EN : Asociación Uruguaya de Historia Económica (AUDHE) ; Terceras Jornadas de Historia Económica ; Montevideo, 9 al 11 de julio de 2003.
Simposio N° 22.
Nombre del simposio: Turismo, espacio y ciudad a partir del S. XIX. Hacia una visión multidisciplinaria
Coordinadores: Nelly da Cunha, Alvaro López Gallero, Elisa Pastoriza.
LAS PRIMERAS TEMPORADAS Y LA INAUGURACIÓN DEL “BRISTOL HOTEL”.
ALGUNOS DETALLES DE SU FUNCIONAMIENTO Y SUS INTERIORES.
“…La primera temporada transcurrió entre el cruce del verano de 1886-1887, apenas llegado el ferrocarril a la costa. Los viajeros se alojaron en el Grand Hotel, propiedad de la familia Luro. Este hotel
se construyó uniendo los antiguos edificios de ´La casa amueblada´ y la ´Fonda La Marina´ y fue organizado por el mayordomo de Pedro Luro, don Julio A. Celesia y Félix Menvielle, quienes quedaron al frente del establecimiento hasta 1908. El Grand Hotel, una vez dividido el legado de Pedro Luro, quedó para su hija Matilde Luro de Mezquita quien lo administró convirtiendo este establecimiento en una opción de la sociedad veraniega, que contaba con amplios patios arbolados, cómodos corredores techados, un gran comedor sin columnas de 750 metros cuadrados de superficie muy adornado, un gran salón de fiestas y 110 amplias habitaciones.
Esta experiencia significó un estímulo para que Pedro O. Luro, el tercer hijo de Pedro Luro, comenzara a idear una estrategia para facilitar la construcción de un lujoso hotel al estilo de los resort europeos y que contara con un casino. En esta línea se asocia con Delfín Gallo, José D. Gibson, Julio Lacroze y su pariente Simón Gastón Sansinena, formando en abril de 1887 la Sociedad Anónima Bristol Hotel, para dar comienzo a la efectivización del proyecto.
En 1900, al Directorio de la Sociedad Anónima Bristol Hotel se sumaron Ernesto Tornquist y Miles A. Pasman, lo que le dio un nuevo impulso, incorprándose nuevos edificios, incrementando las habitaciones a 116 y ampliándose las cocinas y salones. En 1913, por iniciativa del Senador Adolfo Dávila, la Sociedad se convirtió en ´Sociedad de Grandes Hoteles´, con un capital de cinco millones de pesos moneda nacional y continuó su ritmo de crecimiento al compás del mismo que el balneario.
Recapitulando. En forma acelerada. las obras del nuevo emprendimiento se efectuaron en esos meses que restaban del año 1887 y ya en enero estuvo listo para la inauguración. Pedro Luro no olvidó ningún
detalle para el cuidado de la fiesta inaugural: trajo 24 cheff de Europa para la confección del menú, eligió al Sr. Eugenio Barandié como Administrador General, quien, según las crónicas de la época, resultó ser un excelente ´maitre´; gestionó con el Ferrocarril del Sud, el envío de convoy de lujo especiales para los visitantes y cursó cien tarjetas de invitaciones a una restringido grupo de la clases alta porteña…”
“…El núcleo original del edificio estuvo conformado por una planta baja con dos pisos superiores con armazón de madera, de estilo ingles, que se llamaron los chalets y contaban con un gran hall, salones
comedor, de baile, 67 habitaciones y dependencias.
El palacio se hallaba enclavado en la manzana delimitada por las calles Entre Ríos, San Martín, Corrientes y Rivadavia. Para 1908, su extensión ocupaba cuatro manzanas. Según el arquitecto Roberto O. Cova , el pabellón original del Bristol era un cuerpo de tres plantas en forma de E cuya planta baja era de mampostería y la estructura del primer y segundo piso, de madera. El techo estaba cubierto por pizarra y la fachada mostraba bay-windows. El edificio, académico, con un aire inglés, esta considerado como el segundo chalet de Mar del Plata, siendo el primero el edificio de la Estación Norte del Ferrocarril del
Sud.
En 1890, se incorpora otro pabellón y el gran comedor rectangular de 1000 m2, iluminado con lámparas a kerosene, contando en el techo con una torrecilla seguramente pensada para la ventilación.
Fue construido en el centro de la manzana siguiente que miraba al mar y su estilo se diferenciaba del original, al predominar el italiano. Por su cielorraso y sus decoradas ventanas, se lo consideró el más
lujoso de América Latina. Estaba decorado por artistas (pintores, yeseros, los electricistas habían sido traídos de Francia), con tan bellos paisajes, ángeles y angelitos, bailes regionales, fuentes y pérgolas chinas.
Escoltando el comedor, para fin de siglo, se incorporan el casino, los comedores de luto y para los niños,los salones de fiestas y entretenimientos, las cocinas, dependencias y las usinas.
El hotel estuvo dotado rápidamente de corriente eléctrica suministrada por una usina especialmente colocada (luego
extendida al pueblo). Todas las edificaciones se hallaban conectadas por túneles.
En 1899 se adosó en otra manzana, el Anexo, que fue un edificio de dos plantas con una fachada italiana y un techo francés. Se caracterizaron por el lujo interior y los muebles de ´alto costo´.
Entre 1904 y 1907 aparecen en la manzana primitiva el chalet 1 y el chalet 2, conectados con los anteriores por cuidadísimos y afrancesados jardines y se la llamó la ´manzana de los dormitorios´.
Estas construcciones sencillas en sus adornos arquitectónicos constituyeron es ´desideratum´de ciertas familias pudientes o de los huéspedes de nota´, que podían permitirse de tomar una casa entera con los servicios del hotel. Este fue el caso de la elección del General Roca y su familia, quienes preferían estas
condiciones para sus veraneos.
La entrada estaba ubicada mirando al mar, ocupando toda la manzana, con una entrada casi principesca al mejor estilo ingles y una gran sala de estar con imponentes alfombras; su moblaje ingles de caoba lucia a tono con los enormes espejos biselados, que completaba una gran recepción. “Jamás olvidare el personal de recepción: más que empleados parecían generales, eran serios pero de trato muy amable, sus uniformes poseían botoneras, charreteras y guantes”. Los mozos vestían de gala: con guantes muy elegantes y muy finos, algunos hablaban hasta cinco idiomas, los mnaitres vigilaban todo el comedor mientras conversaban con los comensales; la puerta de entrada, se hallaban siempre apostados 10 ó 12 coches de caballos impecablemente lustrados con los cocheros también impecables”.
Por la calle Rivadavia estaban las cocinas, carnicerías (donde entraban las reses enteras y luego los expertos carniceros bajo la tutela del gran cheff se encargaban de cortarlas) también había una panadería
que producía el propio pan, las masas finas y las facturas.
El Bristol contaba con un importante número de personal (alrededor de 250 empleados), en lo que también se encontraban los de mantenimiento (plomeros, electricistas, albañiles, etc.). La descripción de la cocina es una muestra cabal de la idea con la que fue concebido: de amplias dimensiones contaba con cocinas de múltiples hornallas, hornos de todo tipo de graduación (algunos especiales para mantener la comida caliente), máquinas lavavajillas, aparatos calienta platos. El conjunto de estas maquinarias habían sido compradas en Europa por los propietarios fundadores. Los muebles eran de caoba ó roble americano, fabricados en Inglaterra por la firma Thompson & Cia., los mármoles provenían de Italia y los bronces y artesanías de Francia y las vajillas de porcelana alemana, la cristalería y arañas de cristal de
Barata y cristal de Roca, los cubiertos y vajilla de plata macizos y las alfombras persas…”
FUENTE : Pastoriza , Elisa ; La presentación de la ´Villa balnearia´: la inauguración del Bristol Hotel. Mar del Plata en el fin de siglo (ponencia) .
EN : Asociación Uruguaya de Historia Económica (AUDHE) ; Terceras Jornadas de Historia Económica ; Montevideo, 9 al 11 de julio de 2003.
Simposio N° 22.
Nombre del simposio: Turismo, espacio y ciudad a partir del S. XIX. Hacia una visión multidisciplinaria
Coordinadores: Nelly da Cunha, Alvaro López Gallero, Elisa Pastoriza.
Prof. Julián Mendozzi.