“Esta imagen es de una página de la revista Caras y Caretas (edición fecha 18 /06/1910) que dividí en 3 partes,en ellas se ven un supuesto hotel que se iba a construir sobre las arenas de La Perla” Fernando Walter Rodriguez
¿La Perla? Sí,el barrio siempre ha estado lleno de marplatenses, también la playa… una de las más viejas,por algo le decimos la Playa de los Marplatenses.Recién a finales del siglo XIX y a principios del XX se produjeron nuevas miradas locales hacia las costas, producto de diversas razones. Los períodos de preguerra mundial, la realidad posterior y el consecuente período de posguerra orientaron a la economía nacional de producción hacia el consumo y el ocio. Así, se comenzaron a vislumbrar otras posibilidades económicas y sociales vinculadas con la arena y el mar. Paralelamente,las formulaciones higienistas promovían el aire de mar y el asoleamiento frente al crecimiento de la población de Buenos Aires y el hacinamiento que denunciaban las clases altas del momento. La elite argentina buscaba nuevos espacios para vacacionar por fuera de los circuitos internacionales,al tiempo que pretendían alejarse de una Buenos Aires en plena transformación.De esta manera, se comenzó a producir la metamorfosis del puerto en playa, bajo la potenciación de un nuevo imaginario.El arribo del tren en 1886 y la mirada orientada hacia los balnearios europeos inauguraron un proceso histórico que convertiría a la ciudad marplatense en lo que todos conocemos: el ícono argentino del turismo balneario.En este comienzo,el punto inicial de confluencia puerto-balneario marplatense —germen de un cambio de miradas— se produjo en el sector centro.Este fragmento —posteriormente denominado Bristol, en relación con su rambla más emblemática— fue el punto clave de intercambio pesquero y,asimismo,de un incipiente turismo balneario.Sin embargo, al norte de este sector se formó otro polo de atracción costera.A diferencia del céntrico,los orígenes de las actividades balnearias norte surgieron desde su marco natural, sin interferencia de otros tipos de actividades. Ya en la temporada 1886-87, a tan sólo 12 años de la fundación de Mar del Plata, se generaban los primeros balnearios oficiales de las playas norteñas.La Rambla Norte,denominada posteriormente La Perla,hasta el día de hoy será el caso de este análisis.Actualmente y durante las últimas décadas del siglo XX,se ha generado una apropiación particular de estos sectores bajo la denominación de playas de los marplatenses, en una clara diferenciación con el resto del territorio costero que reúne los mismos requisitos balnearios veraniegos.¿Cómo se ha generado esta apropiación? Más específicamente: ¿cómo ha sido la construcción social y material de la playa norte marplatense entre 1886 y 1934? El comienzo en la conquista territorial costera,las vivencias de sus habitantes al borde del mar y sus respuestas materiales serán analizados desde el inicio de los primeros balnearios allí asentados y el arribo del tren a la ciudad en 1886, hasta la fecha en que estas playas modificarán su fisonomía maderera original a causa de un temporal en 1934.
Desde una perspectiva desde abajo, se realizará el análisis de historias orales, fotografías, planos y materiales de archivos nacionales, provinciales y municipales, indagando en este horizonte desconocido para la ciudad actual. Para ello,se ha organizado en tres apartados: en el primero de ellos se analizará a los actores iniciales en el marco de la naturaleza norte, en el segundo se explorarán las construcciones materiales que han llevado a cabo y finalmente se darán las respuestas a las preguntas iniciales.Sociedad y Naturaleza en la Playa Norte,quienes y donde: mientras que en el centro se planeaba una ciudad puerto, al norte de la ciudad se dieron las condiciones para que en el verano 1886-87 se generara el Balneario La Estrella Argentina y en 1888 el Balneario San Sebastián Argentino.Asimismo,se inauguraba en 1892,en esta denominada Sección Norte,un hotel de madera llamado La Perla,según el nieto del fundador de esta obra,menciona: “que el Hotel fue construido partiendo de un boceto realizado por su abuelo Alfredo Martínez Vivot en el balneario de Biarritz,inspirado en un moderno hotel para la época,que avanzaba sobre el mar y que se llamaba La Perla”.
Las playas y, posteriormente, el barrio cambiarían su nombre en relación con este primer hotel inserto en ese paraje por entonces desolado. Un emprendimiento por demás arriesgado,frente a un territorio naturalmente atractivo, pero particularmente inseguro por su cercanía al mar y el barranco imperante. Sin embargo, la población original estaba compuesta por inmigrantes que venían a hacer la América, por lo que se encontraban dispuestos a enfrentar las adversidades que fueran necesarias en vísperas del ascenso social y económico.Sin nada que perder y con todo por ganar, la topografía del lugar inspiró a muchos de ellos y a sus familias, vínculo social primordial para comprender los procesos itinerantes llevados a cabo.Elegir la costa norte respondió al recuerdo de sus propios terruños y a una elección estratégica en relación con la localización de posibles nuevas actividades cercanas al núcleo central de la ciudad en constitución.La alusión a sus tierras y familias de origen fue verificada en la totalidad de las voces descendientes de los primeros habitantes.Incluso fue visible en las denominaciones de las construcciones por entonces realizadas: San Sebastián;Carboni;Romano; Capurro,etc.En cuanto a la naturaleza,la ligera ondulación del abrupto barranco,la arena gruesa de entonces —casi en forma de pedruscos—y el mar conformaron un atractivo panorama agreste,similar a otros europeos, que permitiría un comienzo privilegiado por la cercanía a la bahía central. El extracto del texto redactado en 1932 por el periodista marplatense Agustín Rodríguez,en relación con la playa La Perla,alude al carácter sugestivo del sitio: El oro de Cipango,que atraía a los antiguos contagiados por las fantasías macropolitanas,se transformó aquí en naturaleza subyugante cuya maravillosa realidad no podía negarse ante la contemplación del mar (Roberto T.Barili,1964).
¿Qué implicaba apostar a un modo de vida a la vera del mar? Retos. Las características madereras de las construcciones, la cercanía al mar y la desorganización estatal inicial en referencia a las costas sólo ponían a prueba la tenacidad de sus habitantes y las nuevas visiones históricamente positivas frente a la costa.Desde el comienzo,eran numerosos los incendios y temporales que arrasaban gran parte de las edificaciones.Mientras que muchos de los habitantes reconstruían numerosas veces sus balnearios, hoteles,comercios y viviendas particulares, otros optaban por recomenzar sus vidas en el territorio lindante con estas playas,sobre el barranco. La vivencia de estas adversidades quedó grabada en la memoria de sus habitantes y fue oralizada de generación en generación.Como respuesta social a este escenario natural, se incluyó en la educación de los primeros descendientes un requisito fundamental: que todos los hombres y mujeres que allí habitaran o residieran temporalmente aprendieran a nadar, ya sea para el auxilio personal o comunitario.De esta manera y según los repetidos testimonios de los habitantes,en la rambla se aprendía a nadar antes que a caminar, más aún con la construcción de una pileta de hormigón en 1918(Expediente 45,letra G,año 1917,Intendencia Municipal de General Pueyrredón) interna al balneario San Sebastián.En las casillas de esta rambla nacieron los primeros hijos de inmigrantes y vivieron familias completas preparándose para las temporadas. En invierno, la división de tareas para el verano era clara. Las mujeres se encargaban de preparar la ropa blanca que utilizarían los huéspedes a su llegada, desde las sábanas hasta los gigantescos toallones utilizados para salir del mar,así como todo lo que tuviera relación con la estética y comodidad interna del establecimiento balneario,el hotel o las casas particulares utilizadas con esos fines. Los hombres, en cambio,dedicaban su tiempo a la refacción y adecuación de las casillas y la rambla,así como a la construcción de pequeños botes salvavidas denominados sandolines. Asimismo, dada la habilidad general adquirida para el trabajo con la madera, era frecuente que construyeran la estructura de las primeras escolleras, que luego se llenarían de grandes piedras. Igualmente, el largo invierno fomentaba la realización de otras tareas dentro de la ciudad. Era usual que algunos de los hoteles de la rambla tuviera anexos sobre el territorio mismo, así como muchos de los concesionarios se dedicaban a otras actividades como la construcción —conformando reconocidas empresas— o bien, el comercio.Respecto de la rambla de la bahía central de la ciudad,La Perla estaba relegada a un segundo plano. Aunque las diferencias entre ambas ramblas no resultaron tan marcadas como muchas veces se presentan, esta caracterización de la otra playa en relación con la central incidiría en el imaginario colectivo. Diversos motivos la posicionaron de esta manera y le permitieron, a su vez, gozar de ciertas libertades en la vestimenta, los horarios y el protocolo social de entonces, con lo que rápidamente se transformó en un polo de atracción para el veraneo relajado, familiar y, por qué no, picaresco.En síntesis, la naturaleza atractiva y lindante con el centro de la ciudad, sumada a las nuevas redes familiares inmigrantes fueron los factores necesarios para generar un nuevo escenario en el sector costero norte, convirtiéndolo en el primer asentamiento nacido para las actividades balnearias de Mar del Plata. Los retos entre la naturaleza y la sociedad fueron esgrimidos gracias a las estrategias sociales desarrolladas: la condición aventurera del inmigrante, la potenciación de sus actividades agrupando al núcleo familiar en las nuevas empresas y la asociación con otros habitantes en similares situaciones en pos de sus objetivos de ascenso social y económico.
Construcciones Matriales en la Playa Norte:
Obras y costumbres consideradas hoy modernas tuvieron lugar en esta rambla, especialmente en los últimos años trabajados. Es posible de observarlo en los proyectos de obras inconclusas que denotan el particular interés en el sector; como el ambicioso proyecto de 1926 —no realizado— para el Balneario Público Municipal,así como en el balneario y hotel del Club Argentino de Mujeres de 1927 en lo que respecta a la modernidad en las costumbres. Pero ¿qué sucedía desde lo cotidiano?
En este sentido, la ocupación costera se complicaba frente a la débil organización estatal inicial, ya que las construcciones se materializaban en un marco de concesiones provisorias con título precario, dependiendo de los derechos jurisdiccionales de la Nación. Las leyes nacionales referidas a las playas y riberas establecían que el espacio entre el boulevard y el mar pertenecía a la provincia, que era la que otorgaba el permiso de subdivisión de las tierras, mientras que la municipalidad se encargaba de las concesiones y las administraba. Estas divisiones, desde el principio del período trabajado hasta el presente, generaron dificultades impositivas, legales y burocráticas. Ya en un debate del Concejo Deliberante de 1925, en defensa de la jurisdicción municipal, se expresaba claramente el conflicto: “Y así continúa esta situación de irregularidad en la que tres gobiernos mandan y nadie acata con seguridad. Por un lado el gobierno nacional ejerce la jurisdicción de vigilancia que le compete, extralimitando también muchas veces sus funciones; por el otro, el gobierno de la provincia que desea intervenir en las playas y presiona a los concesionarios y por el otro la municipalidad, que siempre ha ejercido y ejerce la jurisdicción sobre las playas”.Frente a este panorama, los concesionarios de La Perla redactaban numerosas cartas con diversos pedidos,nuevas escolleras, organización de los impuestos y las concesiones, etc., agrupándose en numerosos casos. En uno de los memoriales elevados a las autoridades en 1919, advertían que: MdP sin playas es un pueblo sin industrias; pues lo fundamental de nuestra ciudad es el verano. Se resistirá nuestra economía y las víctimas serán igualmente el comercio y las clases laboriosas.En una palabra,la población que está vinculada directamente con MdP, descansando sus actividades sobre la base de la industria veraniega se verá en situación de faltarle un motivo de su trabajo, resultando la miseria y la desilusión de todos.La variedad de situaciones de implantación, sin un ordenamiento general,sumada a los siniestros causados por las inclemencias climáticas,llevó al municipio a recorrer un camino de reglamentos y ordenanzas.Aún así el creciente movimiento de cesiones, transferencias y solicitudes que recorrían los diferentes ámbitos municipales, provinciales y nacionales, propiciaban dificultades que hacían complejas las buenas intenciones de regulación local.
Ya desde 1887,con la asunción del primer intendente de la ciudad, se organizaron las primeras ordenanzas e impuestos en relación con la costa y las actividades allí realizadas.Para ello,se dividió a la ciudad en centro y norte. Tomando como eje a la Capilla de Santa Cecilia, se cobrarían mayores impuestos en el sur,el fragmento Bristol,centro,que en el norte de este eje imaginario-La Perla-.El 3-10-1896,en vista de la desorganización que existe en la colocación de las casillas en las playas y riveras, se estableció por decreto el puesto de Inspector de Playas y Riberas. Asimismo,la ordenanza municipal del 29-4-1907 creó la figura de una Oficina Técnica Municipal, formada por dos secciones: Obras Públicas y Catastro, incluyendo un Reglamento de Construcciones. Esta oficina tuvo a cargo el registro de las ramblas y riberas, su delineación general, la reglamentación constructiva y el control policial e impositivo. En este marco, la resolución del 19-7-1907 designaba una Comisión de Fomento de la Rambla y Playa Norte, cuyas obligaciones insistieron en el mejoramiento, ornato e higiene de la sección norte del municipio, velando por el cumplimiento de las ordenanzas vigentes.Desde los proyectos de embellecimiento de la Rambla La Perla,las especificaciones en las obras sanitarias, las ordenanzas para evitar incendios en las casillas hasta la ordenanza de 1926,que reglamenta las construcciones en las playas, se intentaba facilitar la vida en la ribera.Así,la principal orientación estuvo dirigida a la erradicación de las casillas de madera sobre la costa, propiciando su reemplazo por materiales como la mampostería o el hormigón, a pesar de que los habitantes sentían un particular aprecio por ellas. Con estos fines, en 1927 el ingeniero Rateriy presentó un plan destinado a reconstruir la rambla La Perla en material.En 1929,a causa de un fuerte temporal que destruyó las construcciones,se produjo la reactivación del mencionado proyecto.Recién en 1934,después de un incendio que eliminó las casillas de madera casi en su totalidad —y que los entrevistados describen como intencional en pos del mencionado proyecto—, se reedificó la mayoría de las obras en material. De esta manera, se modificaría la fisonomía de la rambla de acuerdo con los planes establecidos.Así,construir y reconstruir cíclicamente constituyó una de las características de este asentamiento costero. Inicialmente en los años 1880-90,las construcciones de madera estaban agrupadas linealmente,al borde del barranco, mientras que la unión de sus plataformas hacia el mar conformaba una primera rambla.Elevadas por medio de pilotes, permitían el ascenso de las mareas.Las funciones de estas arquitecturas eran variadas : balnearios, hoteles, comercios y viviendas particulares, muchas veces utilizadas como hoteles y balnearios. Hacia 1907, la Rambla ya contaba con 300 metros lineales de extensión y un nombre propio dentro de la ciudad. Las concesiones otorgadas estaban apareadas y constaban de pasajes laterales en ambos lados, donde generalmente se ubicaban las bajadas desde la calle a la Rambla. Éstas abarcaban,generalmente,escasos 5 metros de frente hacia el mar,lo que generaba ventilaciones laterales hacia el pasaje correspondiente.El largo,en cambio,oscilaba entre los 24 y 35 metros,dependiendo de la línea establecida como límite de la rambla y del ondulamiento natural de este sector costero. Asimismo, el corte desde la parte superior del barranco hasta la arena de la playa tenía una altura que variaba entre los 2 y los 6 metros, de acuerdo con los planos adjuntos a los expedientes relevados.21 De esta manera, las construcciones de planta baja o dos pisos se caracterizaban por dos tipologías básicas de emplazamiento costero:
-Las que no tenían relación con el barranco, dejando un espacio libre entre éste y las construcciones.De esta manera,era posible generar 3
accesos: desde la rambla misma -acceso fijo principal-,desde el pasaje -acceso opcional secundario- y/o desde este espacio libre -acceso opcional secundario,con características más privadas y/o de servicio-. Para este acceso desde el contrafrente marítimo existían variadas posibilidades de conexión calle-construcciones rambla.En muchos casos se construían escaleras exteriores que permitían el descenso,de manera directa o con terrazas intermedias.En numerosas obras de 2 pisos,estas escaleras permitían el acceso a cada planta de manera independiente, siendo el único medio de conexión entre ellas. En otros casos, las dos plantas contaban con escaleras internas a las obras y no existía una conexión exterior como la anteriormente mencionada.
-Las que se apoyaban sobre el barranco y,en algunos casos,utilizaban su pendiente.De esta manera, era posible generar 3 accesos: desde la rambla misma -acceso fijo principal-,desde el pasaje -acceso opcional secundario- y/o desde la calle en el caso de 2 pisos -acceso opcional principal-.En el caso de viviendas de una planta, se utilizaba un doble acceso: desde la rambla misma -acceso fijo- y/o desde el pasaje -acceso opcional-.En el caso de obras en 2 pisos,existían dos posibilidades: se utilizaban escaleras internas a las construcciones para la conexión entre plantas, o bien, se utilizaba la pendiente del barranco para generar viviendas de dos plantas con dobles accesos y fachadas. Adaptándose a las diferencias de altura,variable desde el comienzo de la rambla hasta su final,en estos últimos casos se generaba un corte en el que uno de los ingresos se encontraba a la altura de la calle y el otro a la altura de la rambla.De esta manera,se generaba una doble fachada con ingresos a diferentes alturas,teniendo en muchos casos funciones independientes. En la mayor parte de las construcciones en que se desarrollaba una sola función,existían escaleras internas de comunicación entre ambos pisos.En cambio,si existían 2 funciones de acuerdo con el corte planteado,era posible que no existiera esta escalera de comunicación interna. La disposición de ingresos dobles se intensificó hacia el final del período,cuando las calles y veredas fueron mejoradas al compás de la formación del barrio lindero con la rambla.Sin embargo,en 1926 se dictó una ordenanza en vísperas del embellecimiento de la rambla,en la que se encargó a la Oficina Técnica Municipal un proyecto para evitar la vista de las construcciones desde la calle,debiéndose reglamentar el límite de altura máxima para ellas.En cuanto a la imagen que ofrecían desde la fachada marítima principal,se correspondía con la desarrollada en las viviendas de la ciudad —aún albergando hoteles,comercios o balnearios—. Siendo mayoritariamente de madera, las denominadas casillas podían ser trasladadas a otros lugares —en su mayoría— y permitían añadidos y modificaciones constantes, al igual que otras casillas dentro de la ciudad, dada la precariedad que implicaban las concesiones en las que se asentaban así como de las dificultades que generaba la cercanía al mar. Lejos de ser modestas,fueron evolucionando a través el tiempo,con terminaciones y ornamentos que las exhibían cual viviendas dentro del territorio, al compás de las modas estilísticas. Ostentaban detalladas cenefas de madera,techos a varias aguas de tejas y chapas,pilastras en los frentes,capiteles,pans de bois,toldos desmontables que permitían cubrir ocasionalmente la rambla y así proteger a sus visitantes del sol.
En síntesis,la materialización de las construcciones a través del trabajo familiar,fortaleció el espíritu y la apropiación de la rambla,generando una imagen hoy desconocida para la costa marplatense.A su vez,estas construcciones madereras se adaptaron a las exigencias del terreno proporcionando obras funcionalmente complejas que estéticamente se correspondían con las exigencias estilísticas del momento,mientras que paralelamente se encontraron incipientes experiencias materiales y sociales modernas.Este crecimiento y experimentación fueron también obras de sus habitantes; y su condición abierta a las nuevas experiencias, sumada a una libertad particular propiciada por un aparentemente negativo segundo plano dentro de las playas de la ciudad.
Presencias Intangibles:
El origen exclusivamente balneario de MdP,como se ha desarrollado,se encontró en las playas de La Perla.En la vorágine veraniega de principios de siglo,una de las playas periféricas de la ciudad,al norte de su centro vital,constituyó la primera materialización de lo que sería su principal actividad.Volviendo a las preguntas iniciales;¿cómo se ha generado la apropiación de las playas de La Perla? Más específicamente;¿cómo ha sido la construcción social y material de la playa norte marplatense entre 1886 y 1934?.Las redes familiares inmigrantes,dotadas de una visión de futuro y progreso, que les confirió una persistencia tenaz en el mantenimiento de sus objetivos, fueron los actores que incursionaron en la naturaleza del barranco y el mar.Mediante una compleja relación entre el temor y la fascinación, fue posible descubrir un dominio social en la batalla cotidiana que permitió la apropiación afectiva del sector costero norte desde sus orígenes.Asimismo,este dominio social se encontró estrechamente ligado con el desarrollo material.Vivir en la playa implicó encontrar un equilibrio entre las fuerzas naturales y las materiales; una armonía entre casillas, barranco y mar. Para ello,construir y reconstruir cíclicamente se convirtió en una práctica que propició la creatividad,más aún en un confuso marco legal.Casillas de múltiples funciones,trasladables y adaptables a la naturaleza imperante son testigos de esa imaginación en concordancia con el marco costero.Finalmente, y en paralelo con el desarrollo icónico central de la bahía Bristol, sede de las expectativas elitistas de comienzos de siglo, La Perla generó un hábitat diferente en donde sociedad, naturaleza y construcciones materiales proporcionaron las claves primigenias para la comprensión de la caracterización balnearia de la ciudad marplatense.Estas claves articuladas generaron la particular apropiación social, material y afectiva de las playas de La Perla, que asimismo engendrarían un barrio aledaño desde el comienzo en el barranco. Así, la propagación oral intergeneracional de los desafíos y las conquistas dentro del fragmento costero analizado han dejado una herencia intangible presente en la tradición oral referida a las playas de la ciudad,siendo las de La Perla las denominadas playas de los marplatenses.
(fuente: Arq.Lorena M.Sanchez/Presencias Intangibles-Vivir en la Playa Norte Marplatense entre 1886/1934/).
Al que le interese el articulo completo de Arq. Lorena M. Sanchez op. citado
“PRESENCIAS INTANGIBLES. VIVIR EN LA PLAYA NORTE MARPLATENSE ENTRE 1886 Y 1934”
Uno de los miembros que integraba la comisiòn para este proyecto fue el Dr. Juan Angel Farini (1867-1934)médico,historiador bibliófilo.Miembro de número de la Junta de Historia y Numismática Americana ( Academia Nacional de la Historia).Poco después de su muerte,y con el propósito de que su colección bibliográfica no saliera del país, el Senador A. Santamarina presenta un proyecto de ley que fue promulgado por el entonces presidente A.P.Justo, para adquirir la misma y destinarla a la Biblioteca Pública de la Universidad, durante la gestión del Dr.Ricardo Levene como Presidente de la Universidad Está integrada por 17.000 volúmenes,en su mayoría correspondientes a historia y geografía argentina y americana.Completan esta biblioteca americanista más de 3.000 folletos y aproximadamente 300 periódicos.(fuente: Universidad Nacional de la Plata)
Sr. Enrique , quisiera decirle , respetuosamente claro , que tras haber leído detenidamente la brillante reseña que nos aporta el Lic.Somma a propósito del barrio de La Perla (haciendo gala una vez mas de su admirable capacidad de síntesis y exposición como así también de su enorme generosidad para con todos nosotros) particularmente estimo redundante su apreciación al respecto de remitirnos al artículo de referencia completo.
Si se me permite , y en éste mismo sentido , quisiera comentarle que en varias ocasiones pude notar análoga actitud de su parte como pretendiendo “completar” o “corregir” en cierto modo al Sr.Somma y es notorio en éste caso en particular que Ud. investiga la fuente con posterioridad a que el propio Licenciado la haya citado , lo cual llama mi atención y me hace pensar en cuestiones de índole personal en medio de este espacio de encuentro y aprendizaje para el usufructo de todos quienes de un modo u otro participamos , cuestión ésta que me resulta en alguna medida preocupante y acerca de la cual sinceramente espero estar equivocándome . Concretamente le digo que mi percepción acerca de su comentario es semejante a aquel dicho popular que nos habla de “opinar con el diario del Lunes” .
Espero sepa interpretar lo que aquí he deseado expresarle.
Atte. Prof. Julián Mendozzi.
Sr Julián, creo que el comentario sobre el Sr. Enrique, está demás. El Sr. Enrique, es un colaborador reconocido de la primera hora, tiene conocimientos y ha hecho interesantes aportes. Por favor, comente sobre las fotos y los hechos, no sobre las personas. Atte, Oscar Giai Levra.
Sr. Oscar con todo el respeto que Ud. me merece deseo responderle primeramente que desconozco desde donde emerge su autoridad para sentenciar que el comentario de otro participante de éste espacio está demás , de manera que ,hasta que lo sepa, desconozco también el valor de su palabra que por cierto contiene una importante carga de aires de censura. Estimo entonces, que si el Sr. Visciarelli tuvo la amabilidad de publicar mi comentario siendo él el moderador , fue porque lo consideró dentro de los parámetros correspondientes.
En segundo lugar le digo que desde luego reconozco al Sr.Palacio como uno de los colaboradores de la primera hora como así también sus conocimientos y el valor de sus aportes pero en modo alguno ello invalida mi libertad de opinar acerca de su comentario y muchísimo menos me parece que su antigüedad aquí equivalga a ser “superior” a cualquier otro participante o a que sus opiniones tengan preeminencia sobre otras . Si aplicáramos éste criterio en una elección democrática entonces el valor del voto de una persona de 50 años de edad valdría por dos o tres votos de un joven de 16 , con lo cual dejaría de tratarse de una democracia y como sabemos esto no es así . Por lo tanto ahora soy yo quien le sugiere a Ud. que no atente contra la libre expresión y el pensamiento crítico y autónomo de un comentarista igual a cualquier otro.
Por último me permito solicitarle encarecidamente se abstenga Ud. de indicarme acerca de qué comentar y de qué no hacerlo . Soy un ciudadano libre y responsable de mis actos y mis dichos y en ningún momento fui ofensivo o irrespetuoso con el Sr. Palacio , simplemente expresé mi parecer acerca de su comentario , cuestión ésta que no es prohibida ni censurada en modo alguno de antemano por el moderador , de manera que resulta perfectamente válida y se ajusta a las reglas democráticas que engalanan éste espacio.
Sepa Ud. Sr. Oscar que seguiré comentado todas y cuantas veces me parezca pertinente o simplemente tenga ganas de hacerlo , y lo haré siempre de manera respetuosa y sin esperar su permiso o su aprobación.
De igual manera agradezco su forma respetuosa de dirigirse a mi persona y valoro enormemente el hecho que todos tengamos la posibilidad de expresarnos.
Espero sinceramente que aquí haya quedado clausurado este cambio de pareceres.
Lo saluda muy atte. , Prof. Julián Mendozzi.
¿La Perla? Sí,el barrio siempre ha estado lleno de marplatenses, también la playa… una de las más viejas,por algo le decimos la Playa de los Marplatenses.Recién a finales del siglo XIX y a principios del XX se produjeron nuevas miradas locales hacia las costas, producto de diversas razones. Los períodos de preguerra mundial, la realidad posterior y el consecuente período de posguerra orientaron a la economía nacional de producción hacia el consumo y el ocio. Así, se comenzaron a vislumbrar otras posibilidades económicas y sociales vinculadas con la arena y el mar. Paralelamente,las formulaciones higienistas promovían el aire de mar y el asoleamiento frente al crecimiento de la población de Buenos Aires y el hacinamiento que denunciaban las clases altas del momento. La elite argentina buscaba nuevos espacios para vacacionar por fuera de los circuitos internacionales,al tiempo que pretendían alejarse de una Buenos Aires en plena transformación.De esta manera, se comenzó a producir la metamorfosis del puerto en playa, bajo la potenciación de un nuevo imaginario.El arribo del tren en 1886 y la mirada orientada hacia los balnearios europeos inauguraron un proceso histórico que convertiría a la ciudad marplatense en lo que todos conocemos: el ícono argentino del turismo balneario.En este comienzo,el punto inicial de confluencia puerto-balneario marplatense —germen de un cambio de miradas— se produjo en el sector centro.Este fragmento —posteriormente denominado Bristol, en relación con su rambla más emblemática— fue el punto clave de intercambio pesquero y,asimismo,de un incipiente turismo balneario.Sin embargo, al norte de este sector se formó otro polo de atracción costera.A diferencia del céntrico,los orígenes de las actividades balnearias norte surgieron desde su marco natural, sin interferencia de otros tipos de actividades. Ya en la temporada 1886-87, a tan sólo 12 años de la fundación de Mar del Plata, se generaban los primeros balnearios oficiales de las playas norteñas.La Rambla Norte,denominada posteriormente La Perla,hasta el día de hoy será el caso de este análisis.Actualmente y durante las últimas décadas del siglo XX,se ha generado una apropiación particular de estos sectores bajo la denominación de playas de los marplatenses, en una clara diferenciación con el resto del territorio costero que reúne los mismos requisitos balnearios veraniegos.¿Cómo se ha generado esta apropiación? Más específicamente: ¿cómo ha sido la construcción social y material de la playa norte marplatense entre 1886 y 1934? El comienzo en la conquista territorial costera,las vivencias de sus habitantes al borde del mar y sus respuestas materiales serán analizados desde el inicio de los primeros balnearios allí asentados y el arribo del tren a la ciudad en 1886, hasta la fecha en que estas playas modificarán su fisonomía maderera original a causa de un temporal en 1934.
Desde una perspectiva desde abajo, se realizará el análisis de historias orales, fotografías, planos y materiales de archivos nacionales, provinciales y municipales, indagando en este horizonte desconocido para la ciudad actual. Para ello,se ha organizado en tres apartados: en el primero de ellos se analizará a los actores iniciales en el marco de la naturaleza norte, en el segundo se explorarán las construcciones materiales que han llevado a cabo y finalmente se darán las respuestas a las preguntas iniciales.Sociedad y Naturaleza en la Playa Norte,quienes y donde: mientras que en el centro se planeaba una ciudad puerto, al norte de la ciudad se dieron las condiciones para que en el verano 1886-87 se generara el Balneario La Estrella Argentina y en 1888 el Balneario San Sebastián Argentino.Asimismo,se inauguraba en 1892,en esta denominada Sección Norte,un hotel de madera llamado La Perla,según el nieto del fundador de esta obra,menciona: “que el Hotel fue construido partiendo de un boceto realizado por su abuelo Alfredo Martínez Vivot en el balneario de Biarritz,inspirado en un moderno hotel para la época,que avanzaba sobre el mar y que se llamaba La Perla”.
Las playas y, posteriormente, el barrio cambiarían su nombre en relación con este primer hotel inserto en ese paraje por entonces desolado. Un emprendimiento por demás arriesgado,frente a un territorio naturalmente atractivo, pero particularmente inseguro por su cercanía al mar y el barranco imperante. Sin embargo, la población original estaba compuesta por inmigrantes que venían a hacer la América, por lo que se encontraban dispuestos a enfrentar las adversidades que fueran necesarias en vísperas del ascenso social y económico.Sin nada que perder y con todo por ganar, la topografía del lugar inspiró a muchos de ellos y a sus familias, vínculo social primordial para comprender los procesos itinerantes llevados a cabo.Elegir la costa norte respondió al recuerdo de sus propios terruños y a una elección estratégica en relación con la localización de posibles nuevas actividades cercanas al núcleo central de la ciudad en constitución.La alusión a sus tierras y familias de origen fue verificada en la totalidad de las voces descendientes de los primeros habitantes.Incluso fue visible en las denominaciones de las construcciones por entonces realizadas: San Sebastián;Carboni;Romano; Capurro,etc.En cuanto a la naturaleza,la ligera ondulación del abrupto barranco,la arena gruesa de entonces —casi en forma de pedruscos—y el mar conformaron un atractivo panorama agreste,similar a otros europeos, que permitiría un comienzo privilegiado por la cercanía a la bahía central. El extracto del texto redactado en 1932 por el periodista marplatense Agustín Rodríguez,en relación con la playa La Perla,alude al carácter sugestivo del sitio: El oro de Cipango,que atraía a los antiguos contagiados por las fantasías macropolitanas,se transformó aquí en naturaleza subyugante cuya maravillosa realidad no podía negarse ante la contemplación del mar (Roberto T.Barili,1964).
¿Qué implicaba apostar a un modo de vida a la vera del mar? Retos. Las características madereras de las construcciones, la cercanía al mar y la desorganización estatal inicial en referencia a las costas sólo ponían a prueba la tenacidad de sus habitantes y las nuevas visiones históricamente positivas frente a la costa.Desde el comienzo,eran numerosos los incendios y temporales que arrasaban gran parte de las edificaciones.Mientras que muchos de los habitantes reconstruían numerosas veces sus balnearios, hoteles,comercios y viviendas particulares, otros optaban por recomenzar sus vidas en el territorio lindante con estas playas,sobre el barranco. La vivencia de estas adversidades quedó grabada en la memoria de sus habitantes y fue oralizada de generación en generación.Como respuesta social a este escenario natural, se incluyó en la educación de los primeros descendientes un requisito fundamental: que todos los hombres y mujeres que allí habitaran o residieran temporalmente aprendieran a nadar, ya sea para el auxilio personal o comunitario.De esta manera y según los repetidos testimonios de los habitantes,en la rambla se aprendía a nadar antes que a caminar, más aún con la construcción de una pileta de hormigón en 1918(Expediente 45,letra G,año 1917,Intendencia Municipal de General Pueyrredón) interna al balneario San Sebastián.En las casillas de esta rambla nacieron los primeros hijos de inmigrantes y vivieron familias completas preparándose para las temporadas. En invierno, la división de tareas para el verano era clara. Las mujeres se encargaban de preparar la ropa blanca que utilizarían los huéspedes a su llegada, desde las sábanas hasta los gigantescos toallones utilizados para salir del mar,así como todo lo que tuviera relación con la estética y comodidad interna del establecimiento balneario,el hotel o las casas particulares utilizadas con esos fines. Los hombres, en cambio,dedicaban su tiempo a la refacción y adecuación de las casillas y la rambla,así como a la construcción de pequeños botes salvavidas denominados sandolines. Asimismo, dada la habilidad general adquirida para el trabajo con la madera, era frecuente que construyeran la estructura de las primeras escolleras, que luego se llenarían de grandes piedras. Igualmente, el largo invierno fomentaba la realización de otras tareas dentro de la ciudad. Era usual que algunos de los hoteles de la rambla tuviera anexos sobre el territorio mismo, así como muchos de los concesionarios se dedicaban a otras actividades como la construcción —conformando reconocidas empresas— o bien, el comercio.Respecto de la rambla de la bahía central de la ciudad,La Perla estaba relegada a un segundo plano. Aunque las diferencias entre ambas ramblas no resultaron tan marcadas como muchas veces se presentan, esta caracterización de la otra playa en relación con la central incidiría en el imaginario colectivo. Diversos motivos la posicionaron de esta manera y le permitieron, a su vez, gozar de ciertas libertades en la vestimenta, los horarios y el protocolo social de entonces, con lo que rápidamente se transformó en un polo de atracción para el veraneo relajado, familiar y, por qué no, picaresco.En síntesis, la naturaleza atractiva y lindante con el centro de la ciudad, sumada a las nuevas redes familiares inmigrantes fueron los factores necesarios para generar un nuevo escenario en el sector costero norte, convirtiéndolo en el primer asentamiento nacido para las actividades balnearias de Mar del Plata. Los retos entre la naturaleza y la sociedad fueron esgrimidos gracias a las estrategias sociales desarrolladas: la condición aventurera del inmigrante, la potenciación de sus actividades agrupando al núcleo familiar en las nuevas empresas y la asociación con otros habitantes en similares situaciones en pos de sus objetivos de ascenso social y económico.
Construcciones Matriales en la Playa Norte:
Obras y costumbres consideradas hoy modernas tuvieron lugar en esta rambla, especialmente en los últimos años trabajados. Es posible de observarlo en los proyectos de obras inconclusas que denotan el particular interés en el sector; como el ambicioso proyecto de 1926 —no realizado— para el Balneario Público Municipal,así como en el balneario y hotel del Club Argentino de Mujeres de 1927 en lo que respecta a la modernidad en las costumbres. Pero ¿qué sucedía desde lo cotidiano?
En este sentido, la ocupación costera se complicaba frente a la débil organización estatal inicial, ya que las construcciones se materializaban en un marco de concesiones provisorias con título precario, dependiendo de los derechos jurisdiccionales de la Nación. Las leyes nacionales referidas a las playas y riberas establecían que el espacio entre el boulevard y el mar pertenecía a la provincia, que era la que otorgaba el permiso de subdivisión de las tierras, mientras que la municipalidad se encargaba de las concesiones y las administraba. Estas divisiones, desde el principio del período trabajado hasta el presente, generaron dificultades impositivas, legales y burocráticas. Ya en un debate del Concejo Deliberante de 1925, en defensa de la jurisdicción municipal, se expresaba claramente el conflicto: “Y así continúa esta situación de irregularidad en la que tres gobiernos mandan y nadie acata con seguridad. Por un lado el gobierno nacional ejerce la jurisdicción de vigilancia que le compete, extralimitando también muchas veces sus funciones; por el otro, el gobierno de la provincia que desea intervenir en las playas y presiona a los concesionarios y por el otro la municipalidad, que siempre ha ejercido y ejerce la jurisdicción sobre las playas”.Frente a este panorama, los concesionarios de La Perla redactaban numerosas cartas con diversos pedidos,nuevas escolleras, organización de los impuestos y las concesiones, etc., agrupándose en numerosos casos. En uno de los memoriales elevados a las autoridades en 1919, advertían que: MdP sin playas es un pueblo sin industrias; pues lo fundamental de nuestra ciudad es el verano. Se resistirá nuestra economía y las víctimas serán igualmente el comercio y las clases laboriosas.En una palabra,la población que está vinculada directamente con MdP, descansando sus actividades sobre la base de la industria veraniega se verá en situación de faltarle un motivo de su trabajo, resultando la miseria y la desilusión de todos.La variedad de situaciones de implantación, sin un ordenamiento general,sumada a los siniestros causados por las inclemencias climáticas,llevó al municipio a recorrer un camino de reglamentos y ordenanzas.Aún así el creciente movimiento de cesiones, transferencias y solicitudes que recorrían los diferentes ámbitos municipales, provinciales y nacionales, propiciaban dificultades que hacían complejas las buenas intenciones de regulación local.
Ya desde 1887,con la asunción del primer intendente de la ciudad, se organizaron las primeras ordenanzas e impuestos en relación con la costa y las actividades allí realizadas.Para ello,se dividió a la ciudad en centro y norte. Tomando como eje a la Capilla de Santa Cecilia, se cobrarían mayores impuestos en el sur,el fragmento Bristol,centro,que en el norte de este eje imaginario-La Perla-.El 3-10-1896,en vista de la desorganización que existe en la colocación de las casillas en las playas y riveras, se estableció por decreto el puesto de Inspector de Playas y Riberas. Asimismo,la ordenanza municipal del 29-4-1907 creó la figura de una Oficina Técnica Municipal, formada por dos secciones: Obras Públicas y Catastro, incluyendo un Reglamento de Construcciones. Esta oficina tuvo a cargo el registro de las ramblas y riberas, su delineación general, la reglamentación constructiva y el control policial e impositivo. En este marco, la resolución del 19-7-1907 designaba una Comisión de Fomento de la Rambla y Playa Norte, cuyas obligaciones insistieron en el mejoramiento, ornato e higiene de la sección norte del municipio, velando por el cumplimiento de las ordenanzas vigentes.Desde los proyectos de embellecimiento de la Rambla La Perla,las especificaciones en las obras sanitarias, las ordenanzas para evitar incendios en las casillas hasta la ordenanza de 1926,que reglamenta las construcciones en las playas, se intentaba facilitar la vida en la ribera.Así,la principal orientación estuvo dirigida a la erradicación de las casillas de madera sobre la costa, propiciando su reemplazo por materiales como la mampostería o el hormigón, a pesar de que los habitantes sentían un particular aprecio por ellas. Con estos fines, en 1927 el ingeniero Rateriy presentó un plan destinado a reconstruir la rambla La Perla en material.En 1929,a causa de un fuerte temporal que destruyó las construcciones,se produjo la reactivación del mencionado proyecto.Recién en 1934,después de un incendio que eliminó las casillas de madera casi en su totalidad —y que los entrevistados describen como intencional en pos del mencionado proyecto—, se reedificó la mayoría de las obras en material. De esta manera, se modificaría la fisonomía de la rambla de acuerdo con los planes establecidos.Así,construir y reconstruir cíclicamente constituyó una de las características de este asentamiento costero. Inicialmente en los años 1880-90,las construcciones de madera estaban agrupadas linealmente,al borde del barranco, mientras que la unión de sus plataformas hacia el mar conformaba una primera rambla.Elevadas por medio de pilotes, permitían el ascenso de las mareas.Las funciones de estas arquitecturas eran variadas : balnearios, hoteles, comercios y viviendas particulares, muchas veces utilizadas como hoteles y balnearios. Hacia 1907, la Rambla ya contaba con 300 metros lineales de extensión y un nombre propio dentro de la ciudad. Las concesiones otorgadas estaban apareadas y constaban de pasajes laterales en ambos lados, donde generalmente se ubicaban las bajadas desde la calle a la Rambla. Éstas abarcaban,generalmente,escasos 5 metros de frente hacia el mar,lo que generaba ventilaciones laterales hacia el pasaje correspondiente.El largo,en cambio,oscilaba entre los 24 y 35 metros,dependiendo de la línea establecida como límite de la rambla y del ondulamiento natural de este sector costero. Asimismo, el corte desde la parte superior del barranco hasta la arena de la playa tenía una altura que variaba entre los 2 y los 6 metros, de acuerdo con los planos adjuntos a los expedientes relevados.21 De esta manera, las construcciones de planta baja o dos pisos se caracterizaban por dos tipologías básicas de emplazamiento costero:
-Las que no tenían relación con el barranco, dejando un espacio libre entre éste y las construcciones.De esta manera,era posible generar 3
accesos: desde la rambla misma -acceso fijo principal-,desde el pasaje -acceso opcional secundario- y/o desde este espacio libre -acceso opcional secundario,con características más privadas y/o de servicio-. Para este acceso desde el contrafrente marítimo existían variadas posibilidades de conexión calle-construcciones rambla.En muchos casos se construían escaleras exteriores que permitían el descenso,de manera directa o con terrazas intermedias.En numerosas obras de 2 pisos,estas escaleras permitían el acceso a cada planta de manera independiente, siendo el único medio de conexión entre ellas. En otros casos, las dos plantas contaban con escaleras internas a las obras y no existía una conexión exterior como la anteriormente mencionada.
-Las que se apoyaban sobre el barranco y,en algunos casos,utilizaban su pendiente.De esta manera, era posible generar 3 accesos: desde la rambla misma -acceso fijo principal-,desde el pasaje -acceso opcional secundario- y/o desde la calle en el caso de 2 pisos -acceso opcional principal-.En el caso de viviendas de una planta, se utilizaba un doble acceso: desde la rambla misma -acceso fijo- y/o desde el pasaje -acceso opcional-.En el caso de obras en 2 pisos,existían dos posibilidades: se utilizaban escaleras internas a las construcciones para la conexión entre plantas, o bien, se utilizaba la pendiente del barranco para generar viviendas de dos plantas con dobles accesos y fachadas. Adaptándose a las diferencias de altura,variable desde el comienzo de la rambla hasta su final,en estos últimos casos se generaba un corte en el que uno de los ingresos se encontraba a la altura de la calle y el otro a la altura de la rambla.De esta manera,se generaba una doble fachada con ingresos a diferentes alturas,teniendo en muchos casos funciones independientes. En la mayor parte de las construcciones en que se desarrollaba una sola función,existían escaleras internas de comunicación entre ambos pisos.En cambio,si existían 2 funciones de acuerdo con el corte planteado,era posible que no existiera esta escalera de comunicación interna. La disposición de ingresos dobles se intensificó hacia el final del período,cuando las calles y veredas fueron mejoradas al compás de la formación del barrio lindero con la rambla.Sin embargo,en 1926 se dictó una ordenanza en vísperas del embellecimiento de la rambla,en la que se encargó a la Oficina Técnica Municipal un proyecto para evitar la vista de las construcciones desde la calle,debiéndose reglamentar el límite de altura máxima para ellas.En cuanto a la imagen que ofrecían desde la fachada marítima principal,se correspondía con la desarrollada en las viviendas de la ciudad —aún albergando hoteles,comercios o balnearios—. Siendo mayoritariamente de madera, las denominadas casillas podían ser trasladadas a otros lugares —en su mayoría— y permitían añadidos y modificaciones constantes, al igual que otras casillas dentro de la ciudad, dada la precariedad que implicaban las concesiones en las que se asentaban así como de las dificultades que generaba la cercanía al mar. Lejos de ser modestas,fueron evolucionando a través el tiempo,con terminaciones y ornamentos que las exhibían cual viviendas dentro del territorio, al compás de las modas estilísticas. Ostentaban detalladas cenefas de madera,techos a varias aguas de tejas y chapas,pilastras en los frentes,capiteles,pans de bois,toldos desmontables que permitían cubrir ocasionalmente la rambla y así proteger a sus visitantes del sol.
En síntesis,la materialización de las construcciones a través del trabajo familiar,fortaleció el espíritu y la apropiación de la rambla,generando una imagen hoy desconocida para la costa marplatense.A su vez,estas construcciones madereras se adaptaron a las exigencias del terreno proporcionando obras funcionalmente complejas que estéticamente se correspondían con las exigencias estilísticas del momento,mientras que paralelamente se encontraron incipientes experiencias materiales y sociales modernas.Este crecimiento y experimentación fueron también obras de sus habitantes; y su condición abierta a las nuevas experiencias, sumada a una libertad particular propiciada por un aparentemente negativo segundo plano dentro de las playas de la ciudad.
Presencias Intangibles:
El origen exclusivamente balneario de MdP,como se ha desarrollado,se encontró en las playas de La Perla.En la vorágine veraniega de principios de siglo,una de las playas periféricas de la ciudad,al norte de su centro vital,constituyó la primera materialización de lo que sería su principal actividad.Volviendo a las preguntas iniciales;¿cómo se ha generado la apropiación de las playas de La Perla? Más específicamente;¿cómo ha sido la construcción social y material de la playa norte marplatense entre 1886 y 1934?.Las redes familiares inmigrantes,dotadas de una visión de futuro y progreso, que les confirió una persistencia tenaz en el mantenimiento de sus objetivos, fueron los actores que incursionaron en la naturaleza del barranco y el mar.Mediante una compleja relación entre el temor y la fascinación, fue posible descubrir un dominio social en la batalla cotidiana que permitió la apropiación afectiva del sector costero norte desde sus orígenes.Asimismo,este dominio social se encontró estrechamente ligado con el desarrollo material.Vivir en la playa implicó encontrar un equilibrio entre las fuerzas naturales y las materiales; una armonía entre casillas, barranco y mar. Para ello,construir y reconstruir cíclicamente se convirtió en una práctica que propició la creatividad,más aún en un confuso marco legal.Casillas de múltiples funciones,trasladables y adaptables a la naturaleza imperante son testigos de esa imaginación en concordancia con el marco costero.Finalmente, y en paralelo con el desarrollo icónico central de la bahía Bristol, sede de las expectativas elitistas de comienzos de siglo, La Perla generó un hábitat diferente en donde sociedad, naturaleza y construcciones materiales proporcionaron las claves primigenias para la comprensión de la caracterización balnearia de la ciudad marplatense.Estas claves articuladas generaron la particular apropiación social, material y afectiva de las playas de La Perla, que asimismo engendrarían un barrio aledaño desde el comienzo en el barranco. Así, la propagación oral intergeneracional de los desafíos y las conquistas dentro del fragmento costero analizado han dejado una herencia intangible presente en la tradición oral referida a las playas de la ciudad,siendo las de La Perla las denominadas playas de los marplatenses.
(fuente: Arq.Lorena M.Sanchez/Presencias Intangibles-Vivir en la Playa Norte Marplatense entre 1886/1934/).
Al que le interese el articulo completo de Arq. Lorena M. Sanchez op. citado
“PRESENCIAS INTANGIBLES. VIVIR EN LA PLAYA NORTE MARPLATENSE ENTRE 1886 Y 1934”
http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4165000.pdf
Atte.: Enrique Mario Palacio
Uno de los miembros que integraba la comisiòn para este proyecto fue el Dr. Juan Angel Farini (1867-1934)médico,historiador bibliófilo.Miembro de número de la Junta de Historia y Numismática Americana ( Academia Nacional de la Historia).Poco después de su muerte,y con el propósito de que su colección bibliográfica no saliera del país, el Senador A. Santamarina presenta un proyecto de ley que fue promulgado por el entonces presidente A.P.Justo, para adquirir la misma y destinarla a la Biblioteca Pública de la Universidad, durante la gestión del Dr.Ricardo Levene como Presidente de la Universidad Está integrada por 17.000 volúmenes,en su mayoría correspondientes a historia y geografía argentina y americana.Completan esta biblioteca americanista más de 3.000 folletos y aproximadamente 300 periódicos.(fuente: Universidad Nacional de la Plata)
Sr. Enrique , quisiera decirle , respetuosamente claro , que tras haber leído detenidamente la brillante reseña que nos aporta el Lic.Somma a propósito del barrio de La Perla (haciendo gala una vez mas de su admirable capacidad de síntesis y exposición como así también de su enorme generosidad para con todos nosotros) particularmente estimo redundante su apreciación al respecto de remitirnos al artículo de referencia completo.
Si se me permite , y en éste mismo sentido , quisiera comentarle que en varias ocasiones pude notar análoga actitud de su parte como pretendiendo “completar” o “corregir” en cierto modo al Sr.Somma y es notorio en éste caso en particular que Ud. investiga la fuente con posterioridad a que el propio Licenciado la haya citado , lo cual llama mi atención y me hace pensar en cuestiones de índole personal en medio de este espacio de encuentro y aprendizaje para el usufructo de todos quienes de un modo u otro participamos , cuestión ésta que me resulta en alguna medida preocupante y acerca de la cual sinceramente espero estar equivocándome . Concretamente le digo que mi percepción acerca de su comentario es semejante a aquel dicho popular que nos habla de “opinar con el diario del Lunes” .
Espero sepa interpretar lo que aquí he deseado expresarle.
Atte. Prof. Julián Mendozzi.
Sr Julián, creo que el comentario sobre el Sr. Enrique, está demás. El Sr. Enrique, es un colaborador reconocido de la primera hora, tiene conocimientos y ha hecho interesantes aportes. Por favor, comente sobre las fotos y los hechos, no sobre las personas. Atte, Oscar Giai Levra.
Sr. Oscar con todo el respeto que Ud. me merece deseo responderle primeramente que desconozco desde donde emerge su autoridad para sentenciar que el comentario de otro participante de éste espacio está demás , de manera que ,hasta que lo sepa, desconozco también el valor de su palabra que por cierto contiene una importante carga de aires de censura. Estimo entonces, que si el Sr. Visciarelli tuvo la amabilidad de publicar mi comentario siendo él el moderador , fue porque lo consideró dentro de los parámetros correspondientes.
En segundo lugar le digo que desde luego reconozco al Sr.Palacio como uno de los colaboradores de la primera hora como así también sus conocimientos y el valor de sus aportes pero en modo alguno ello invalida mi libertad de opinar acerca de su comentario y muchísimo menos me parece que su antigüedad aquí equivalga a ser “superior” a cualquier otro participante o a que sus opiniones tengan preeminencia sobre otras . Si aplicáramos éste criterio en una elección democrática entonces el valor del voto de una persona de 50 años de edad valdría por dos o tres votos de un joven de 16 , con lo cual dejaría de tratarse de una democracia y como sabemos esto no es así . Por lo tanto ahora soy yo quien le sugiere a Ud. que no atente contra la libre expresión y el pensamiento crítico y autónomo de un comentarista igual a cualquier otro.
Por último me permito solicitarle encarecidamente se abstenga Ud. de indicarme acerca de qué comentar y de qué no hacerlo . Soy un ciudadano libre y responsable de mis actos y mis dichos y en ningún momento fui ofensivo o irrespetuoso con el Sr. Palacio , simplemente expresé mi parecer acerca de su comentario , cuestión ésta que no es prohibida ni censurada en modo alguno de antemano por el moderador , de manera que resulta perfectamente válida y se ajusta a las reglas democráticas que engalanan éste espacio.
Sepa Ud. Sr. Oscar que seguiré comentado todas y cuantas veces me parezca pertinente o simplemente tenga ganas de hacerlo , y lo haré siempre de manera respetuosa y sin esperar su permiso o su aprobación.
De igual manera agradezco su forma respetuosa de dirigirse a mi persona y valoro enormemente el hecho que todos tengamos la posibilidad de expresarnos.
Espero sinceramente que aquí haya quedado clausurado este cambio de pareceres.
Lo saluda muy atte. , Prof. Julián Mendozzi.
La verdad que no es de un estilo muy veraniego, parece mas de los jardines de versalles o para un edificio publico