“Perón en Mar del Plata, año 1954. Imagen del libro “Casino Central Mar del Plata, Emblema del acceso de los sectores populares a las actividades creativas” editado por el Instituto Provincial de Lotería y Casinos de la Provincia de Buenos Aires. No cita fuente de origen”. Marcelo Guzzione.
En la foto 4631, enviada por el Sr. Ignacio Arana, podemos ver también al Presidente Perón, en 1954, en el acto de inaguración del Centro de Empleados de Comercio, en la calle Córdoba entre Rivadavia y San Martín. http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/4631
En la foto 5320, podemos ver a Juan Domingo Perón en MdP, en el año 1944, cuando era Ministro de Previsión Social e interino de Guerra,y estuvo en el acto de la colocación de la piedra fundamental para el monumento al Gral. San Martín. http://www.lacapitalmdp.com/contenidos/fotosfamilia/fotos/5320
Festival de Cine d MdP en 1954, donde concurre el Presidente Juan D. Perón. http://www.youtube.com/watch?v=UfadEkrKHB4
Lic. Somma. Espectacular recuerdo grabado, creo que es del noticiero Sucesos Argentinos, ver al presidente de los Argentinos, concurriendo al cine Ocean Rex, ver el cine Opera que tiempos aquellos cuando ir al cine era pasion. Agradecido lo saluda Jose Alberto Lago.
En marzo de 1954,después de concluir del primer festival de cine de Mar del Plata ,denominado Festival Internacional Cinematográfico, el presidente de la Nación, Juan Domingo Perón, envió al Subsecretario de Información Raúl Alejandro Apold la siguiente nota:
“Estimado subsecretario y amigo:
“Al darse por finalizadas las tereas relacionadas con el Festival Internacional Cinematográfico de Mar del Plata, realizado bajo su directa y eficiente dirección, me es particularmente grato hacerle llegar mis más efusivas felicitaciones por el brillante éxito obtenido.
“Adecuada organización, coordinación y normal desarrollo de los actos previstos, como así también el eco favorable, espontánea adhesión y simpatía que ha hallado en nuestro pueblo, constituyen un índice elocuente de la capacidad, espíritu de trabajo y responsabilidad de quienes han tenido a su cargo la concepción, dirección y ejecución de los trabajos.
“He observado asimismo, que todas las delegaciones han expresado su complacencia y admiración por las atenciones recibidas, por el afecto demostrado y, en general, por el magnífico desarrollo de este Festival que, en definitiva, ha resultado una verdadera fiesta de confraternidad internacional, a cuyo éxito ha concurrido, por cierto, la elevada jerarquía de las distintas delegaciones extranjeras que nos visitaron.
“Le ruego, pues, que haga extensivas mis felicitaciones a todas aquellas personas que han colaborado con usted en la gestación y realización efectiva de este conjunto de actos de real intercambio artístico y cultural, tan propicio para el acercamiento espiritual y efectivo de los pueblos, y que tanto contribuyen a un mayor conocimiento y prestigio de nuestro país.
“Con tal motivo, me es grato reiterarles mis congratulaciones con un gran abrazo. –
Firmado Juan Perón.
El Festival de Cine de 1954:
El lunes 8 de marzo de 1954 se inició todo. La idea era meter a todas las celebridades en “El Marplatense”, tren exclusivo que desde Buenos Aires iría directo a Mar del Plata. Dos días antes se dio a conocer la nómina oficial de la delegación argentina cuyos integrantes oficiarían de anfitriones. Estaba constituída por el grueso del firmamento nacional: Tita Merello, Mirtha Legrand, Laura Hidalgo, Amelia Bence, Mecha Ortiz, Luis Sandrini, Malvina Pastorino, Enrique Muiño, Narciso Ibáñez Menta, Olga Zubarry, Elisa Christian Galvé, Analía Gadé, Fanny Navarro, Juan José Miguez, Eduardo Cuitiño, Santiago Gómez Cou, Juan Carlos Thorry, Ana María Lynch, Carlos Cores, Nelly Panizza, Angel Magaña, Pedro Maratea, Iris Marga, Hugo del Carril, Luis César Amadori, Daniel Tinayre, Atilio Mentasti (productor de Sono), Horacio Cantaluppi (Sindicato de la Industria Cinematográfica) y Antonio Merayo (representando a los técnicos). Zully Moreno, estrella mayor del cine peronista, ausente con aviso por maternidad. La salida fue demorada debido a la multitud que despidió a los artistas en la estación de Constitución pero el tren recuperó tiempo en el camino y cubrió la distancia de 400 km en el lapso de cuatro horas. Durante el viaje los integrantes de la delegación argentina fueron a presentar sus saludos a la comitiva norteamericana. El grupo recorrió el resto de los vagones saludando y creando un ambiente de camaradería. Sandrini organizó un coro y les enseñó una canción genovesa. Americanos, franceses, italianos y españoles se sumaron al canto. Luego los argentinos entonaron “Mi Buenos Aires Querido” de Gardel-Le Pera. Dentro de las limitaciones del lugar, la española Aurora Bautista se lanzó a unas sevillanas y Cores, Magaña, la Zubarry y Laura Hidalgo respondieron con una especie de malambo. Gómez Cou enseñó a las actrices japonesas como comer empanadas criollas con las manos y Errol Flynn se quiso interiorizar sobre los vinos argentinos. A los rusos se les dio champagne mendocino que les gustó más que el autóctono de Crimea.
A las 23:30 del miércoles 10 se reunió un grupo de altas personalidades del mundo político y artístico en el Atlantic y, tras la llegada de PERON, se inició la proyección de House Of Wax (Museo de Cera-1953), primera película en 3-D salida de un gran estudio de Hollywood [12], que además contaba con el sistema Warnercolor, que registra con nitidez todos los colores dentro de una suavidad de tonos. En ese mismo momento, pero en el Auditorium del Casino, Errol Flynn y señora, Frank Villard y Kathleen Hughes asistían a la proyección de Buenos Aires En Relieve (1954) de Don Napy, primera película argentina en ferraniacolor y 3-D. Las crónicas refieren que el warnercolor era bueno, pero el ferraniacolor era “excelente, ya que registra con fidelidad y precisión todos los colores”. El corto de 30 minutos exhibía lugares turísticos de la ciudad, haciendo hincapié en la obra pública del gobierno. Un fragmento mostraba a PERON conduciendo un Justicialista sport dentro de los jardines de su residencia. Los espectadores, sin excepción, tuvieron todos cada uno, sus anteojos polaroid.(Fuente: Quintadimensión)
Diario Clarín 1-2-2004
Apogeo y caída del Turismo Obrero
El primer gobierno peronista hizo posible que los trabajadores pudieran veranear.
En marzo de 1954, mientras la prensa extranjera y los chismes de playa hablaban de un supuesto romance entre el general Perón y la actriz italiana Gina Lollobrigida en el “marco” del primer Festival de Cine de Mar del Plata, el creador del justicialismo declaraba a los periodistas: “Hace diez años visité esta ciudad y en ese entonces era un lugar de privilegio, donde los pudientes del país venían a descansar los ocios de toda la vida y de todo el año”. Y terminaba con una frase de calculado impacto político: “Ahora, en cuanto a la situación social, bastaría decir que el 90 por ciento de los que veranean en esta ciudad de maravilla son obreros y empleados de toda la patria”.
Elisa Pastoriza, profesora de Historia en la Universidad de Mar del Plata, dice a Zona : “El turismo social llegó escoltado por consignas clave del peronismo: el aguinaldo, las vacaciones pagas y las jubilaciones”. Pero Pastoriza aclara en su ensayo Las puertas al mar ( Biblos, 2003) que “todavía faltaban muchos años para que los trabajadores en forma masiva pudieran arribar a estas playas. La proclama de que un 90 por ciento de los turistas eran obreros y empleados, no pasaba de ser una retórica propagandística. Recién en la década del setenta se iba a plasmar esa aspiración: en el 73 había en Mar del Plata 62 hoteles sindicales”.
Pero lo cierto es que el general Perón instaló a partir de 1946, cuando asumió la presidencia, el concepto de “turismo social”, el goce del ocio como un derecho de las clases trabajadoras, impulsado desde el Estado. Para cumplir con esta política, en 1948 se inauguró el complejo turístico de Chapadmalal— dependía de la Fundación Eva Perón— que en los veranos de 1953 y 1954 fue visitado por 24.218 trabajadores que no pagaron ni un centavo. “Una colonia de vacaciones muy completa: 19 hoteles, uno especialmente construido para los chicos. Hay que hablar de una miniciudad, con asistencia médica gratuita, cines, galerías comerciales”, precisa Pastoriza.
También en 1948, el gremio de Empleados de Comercio es el primero en comprar dos hoteles tradicionales de Mar del Plata: Hurlingham y Riviera. Recién en 1955 (último año del primer peronismo en el Gobierno: en septiembre fue derrocado por un golpe militar), el Sindicato Unico Petroleros del Estado (SUPE) pudo inaugurar su lujoso hotel. A principios de los 60, sólo había cinco hoteles de propiedad sindical.
La llegada de los primeros obreros a la “Perla del Atlántico”, a fines de los 40 y principios de los 50 , indignó a los viejos pobladores, que habían hecho de la ciudad un feudo del Partido Socialista Democrático. En su libro Mar del Plata, la ciudad más querida (editado por Sudamericana, 2002), Fernando Fagnani cita una nota escrita el 20 de febrero de 1956 en el diario La Capital por el ex presidente de la Asociación de Propietarios de Bienes Raíces, Luis P. C. Spognardi. Después de diez veranos, éste era el primero sin el “régimen depuesto”. Spognardi afirma que el peronismo ” había tansformado a la ciudad balnearia en una de las experiencias más nefastas de su ‘demagogia'”. Y después de rescatar las virtudes del golpe militar, Spognardi termina: “Si se hubiera demorado septiembre, Mar del Plata hubiera sido en el verano un vasto campo de concentración”.
El balneario, en realidad, ya había empezado a dejar de ser elitista en los años treinta. “Llegan sectores de la burguesía y gente vinculada a la actividad agropecuaria, muy lejana económica y socialmente de los grandes terratenientes. Los viejos y tradicionales veraneantes se sienten invadidos”, apunta Pastoriza. También llegan profesionales, comerciantes, y empleados administrativos. Tan es así que el periodista y escritor Juan José de Soiza Reilly, escribe por esa época en la revista Caras y Caretas: “Mar del Plata se ha puesto al alcance de todos los bolsillos”. Una exageración, claro. Pastoriza —que pone en entredicho la idea de asociar la Mar del Plata de masas con una sociedad balnearia obrera como consecuencia de los planes de turismo social implementados por el peronismo— reflexiona: “La realidad nos marca que la masificación estuvo vinculada a un fenómeno de crecimiento económico y social de las clases medias urbanas que adoptaron, junto a los trabajadores, como modelo de ciudad de veraneo aquella que habían ideado las clases aristocráticas en su etapa de mayor apogeo”.
En 1965, la poderosa Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de entonces, compró el Royal Hotel, que había sido uno de los más íntimos refugios de la elite. Durante 20 años los obreros metalúrgicos dispusieron de un alojamiento suntuoso por muy poco dinero. A fines de la década del 80 (todavía quedaban 93 hoteles sindicales), empezó la decadencia. Hoy, la UOM ha puesto en venta el Royal Hotel, tal vez el mayor símbolo de una hotelería sindical que, según el experto inglés en historia del turismo, John Walton, es un “caso único en el mundo”. Actualmente, en “teoría”, hay registrados 100 hoteles gremiales en Mar del Plata, pero todos han “tercerizado” sus servicios. Con la altísima desocupación que produjo la desindustrialización y la gran merma en el número de afiliados a los sindicatos, la hotelería sindical no es más que un rótulo. Y el turismo social, un sueño eterno.