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La Ciudad 30 de junio de 2016

Construyen en Mar del Plata un prototipo de taxi eléctrico

El proyecto fue elaborado por un diseñador industrial de la ciudad. El vehículo fue pensado exclusivamente para prestar ese servicio.

Los autos que se utilizan para el servicio de taxi fueron construidos para pasear, para llevar a los chicos a la escuela, para salir de compras, para ir a la oficina. No para trasladar pasajeros a toda hora. Este razonamiento llevó al diseñador industrial marplatense Martín Dalponte a pensar un vehículo exclusivo para prestar ese servicio: el taxi eléctrico.
“El proyecto lo empezamos en enero de 2012. Arrancamos a armar todo el plan de negocios y la idea de cómo sería la implementación”, cuenta Dalponte a LA CAPITAL, e informa que un prototipo ya se empezó a construir en la ciudad con la ayuda de una fábrica del Parque Industrial.
La idea nació antes, en un viaje a Inglaterra que el diseñador realizó en 1998. En Londres se subió a un taxi y se sorprendió por las comodidades que tenía. Enseguida notó la principal diferencia con los de Argentina: esos taxis habían sido creados solo para la función que cumplían, no para otra.
Desde que lo pensó hasta que empezó a llevar adelante el proyecto pasaron 14 años. Antes, contrató a un diseñador industrial amigo, que le hizo los primeros bocetos, y después sumó a un ingeniero mecánico especializado en diseño de autos, que delineó la estructura.
En 2012 lo presentó en Innovar, el Concurso Nacional de Innovaciones organizado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación. “Después me fui a Bruselas, a un congreso de vehículos eléctricos. Hice unos buenos contactos, aprendí mucho. Contacté a una persona de la Universidad de Oviedo que me ayudó muchísimo con el diseño de las baterías, con la selección de las mejores tecnologías”, recuerda. Y en 2014
lo dio a conocer en el hackatón de Mar del Plata.
“Un autoelevador o un ómnibus es un vehículo que está hecho para cumplir una tarea específica. En el caso del taxi, tomamos un vehículo de uso doméstico, lo pintamos de negro y amarillo y ya está. A partir de ahí tenemos un montón de problemas. No se puede subir una silla de ruedas, no se puede dividir la zona de trabajo del chofer respecto de los pasajeros, el espacio es pequeño, no podés llevar valijas adentro. Y tiene graves problemas de mantenimiento”, describe.
Según Dalponte, una de las características principales de su taxi es el carácter inclusivo. “Una persona que anda en silla de ruedas tiene que llamar a un servicio especializado y reservarlo con antelación para que la pase a buscar, por lo que le cobran una cifra importante. En cambio, si todos los taxis tuvieran la posibilidad de subir sillas de ruedas lo único que habría que hacer es salir a la calle y levantar la mano como cualquier ciudadano”, ejemplifica.
Otra ventaja, a su entender, es la comodidad de los pasajeros y el conductor. “El espacio ya viene dividido. Los pasajeros pueden llevar equipajes adentro del vehículo. Y el asiento del taxista es un asiento de trabajo como el que se usa en los camiones o la maquinaria agrícola para estar muchas horas ahí sentado”, comenta.
El sistema de software está diseñado para incorporar diversas aplicaciones. “Si se quiere implementar el servicio de cobro con tarjeta, se puede poner como aplicación. Lo mismo que si se quiere poner GPS o cualquier servicio turístico que surja para mejorar la prestación”, asegura.
Según Dalponte, los cargadores de las baterías se ubicarían en las paradas de los taxis y en lugares donde los conductores se detienen a comer o a descansar un rato, como las estaciones de servicios. “La carga no tarda tanto y la recuperación puede ser parcial, como la de un teléfono celular”, compara.
¿Qué falta para que el taxi eléctrico esté en las calles? Al decir de Dalponte, dos cosas: inversión privada y decisión política para apoyar el proyecto. “Lo más lógico es hacer una inversión privada. Pero requiere la participación estatal, no en el proyecto productivo sino en su implementación y reglamentación, porque hoy los reglamentos municipales para la actividad de taxímetro son muy específicos en relación con algunas cuestiones del vehículo”, apunta.
Para desarrollar estos taxis, se montaría una “pequeña planta que generaría trabajo en la ciudad”, menciona Dalponte. Ya hubo gestiones. “Con la gestión anterior empezamos a hablar para intentar implementarlo. Hubo un apoyo parcial, de hecho me ayudaron para pedir unos subsidios al Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, pero ese proceso quedó interrumpido en diciembre”, dice el diseñador. Y enseguida acota:
“El pedido sigue firme”.