El Tribunal Oral en lo Criminal N°1 condenó a prisión perpetua a Miguel Frías, por encontrarlo culpable por los asesinatos de su exnovia, Irene Blanca Esteche y su pareja, Miguel Cuelli ocurrido durante la mañana del domingo 24 de enero del año pasado en el interior de una casa del barrio Las Heras mientras las víctimas dormían.

El fiscal Leandro Arévalo, durante su alegato solicitó se condene a Frías a la pena de prisión perpetua con más la accesoria de reclusión por tiempo indeterminado. Por su parte, el defensor abogado defensor Mauricio Gabriel Varela, luego de que el imputado confesara los hechos, abandonó  su postura inicial de cuestionar la autoría, sosteniendo que en el homicidio de Cuelli no existió la agravante de la alevosía, mientras que en el de Blanca Irene Esteche no se trató de un femicidio, ni mucho menos de una muerte agravada por el vínculo. Sostuvo que ambas muertes dolosas simples fueron producidas en un estado de emoción violenta, solicitando en consecuencia que la condena a imponer lo sea con atenuación y también planteó la inconstitucionalidad de la pena de prisión perpetua.

Para los jueces Pablo Javier Viñas, Aldo Daniel Carnevale y Juan Facundo Gómez Urso fue de vital importancia el testimonio de Frías que durante el juicio declaró que el 22 de enero había hablado con Irene, con quien había tenido una discusión y que fue para la casa, que no sabe cómo hizo lo que hizo: que estaba ebrio, había tomado alcohol y drogas.

“Es un horror lo que estoy pasando, lo que hice, haberla dejado a sus hijos sin su madre, haberla lastimado a sus hermanos, no puedo vivir con esto”, dijo Frías durante el juicio y admitió que, cuando fue detenido, mintió en su declaración.

Los jueces le restaron importancia al que el imputado dijera que “no se acordaba” cómo mató a Esteche y a Cuelli y también desestimaron el pedido de su abogado de defensor que habló de una “emoción violenta”.

“El sujeto tiene que estar emocionado mientras ejecuta el hecho, porque la excusa reside en que por la emoción haya perdido el pleno dominio de sus frenos inhibitorios. Ello no determina necesariamente que los estados anteriores más o menos durables, excluyen la emoción”, argumentaron los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal N°1.

“Este cambio de postura, de ‘arrepentimiento’, de ‘reconocimiento de su participación en las muertes’, obedece más bien a un cambio de estrategia ensayada a partir de la profusa evidencia cargosa escuchada durante el juicio que lo determinó como único autor penalmente responsable de los homicidios”, expusieron los jueces en el fallo.

Para los jueces quedó “absolutamente claro que Miguel Ángel Frías concurrió a la vivienda de calle Fortunato de la Plaza al 9600 munido de un cuchillo y que al ver a través de una ventana a su ex pareja con una ocasional compañía recostados semi desnudos y durmiendo en la cama de una de las habitaciones ingresó, a través de dicha ventana, se acercó sigilosamente y los atacó despiadadamente sin correr riesgo alguno, ya que quien podría haberle puesto resistencia (Miguel Cuelli) estaba dormido y boca abajo. En ese contexto, y desde atrás, sin riesgo alguno para su vida, le interrumpió su descanso hincando con una fuerza descomunal su cuchillo sobre el lateral derecho del cuello seccionando la cuarta vértebra cervical y llegando hasta la médula espinal. Que ante la rotación de Cuelli en un acto intuitivo de defensa pero ya letalmente herido, continuó con su faena dándole al menos veinte puntazos y cortes que le ocasionaron su inmediata muerte”.

“Ante la reacción de su ex pareja Blanca Irene Esteche, no ya en la misma situación que Cuelli, ejecutó el designio anunciado (matarla), y comenzó a hincarle el cuchillo en su cuello y en su cabeza una y otra vez, venciendo la escasa resistencia que la infortunada víctima le ofreció sólo con sus manos cubriéndose su cabeza, lacerando sin piedad las mismas”, describieron en el fallo.

De esta manera, los jueces Pablo Javier Viñas, Aldo Daniel Carnevale y Juan Facundo Gómez Urso resolvieron de manera unánime condenar a Frías a prisión perpetua.