Condenan a 18 años de prisión al asesino de un preceptor
El brutal crimen de Ricardo Héctor Gómez (50), el preceptor secundario asesinado en 2017 de 45 puñaladas, quedó esclarecido hasta en los detalles. El autor, Luciano Almaraz, recibió 18 años de prisión.
El preceptor Ricardo Héctor Gómez.
Luciano Almaraz (21) fue condenado en la jornada de este miércoles a la pena de 18 años de prisión por asesinar de 45 puñaladas al preceptor Ricardo Héctor Gómez (50) en un departamento del centro de la ciudad.
Los jueces del Tribunal en lo Criminal N°1, Aldo Carnevale, Pablo Viñas y Facundo Gómez Urso, lo hallaron responsable del delito de homicidio simple y descartaron la figura del ensañamiento que podría haber derivado en una condena perpetua.
También dejaron sin efecto el intento de la defensa de Almaraz por presentar el caso en un contexto de emoción violenta o atenuado por la insuficiencia mental que padece vinculada a la oligofrenia.
Para los jueces quedó absolutamente probado que Almaraz y Gómez se encontraron en la noche del 12 de abril en la calle. Ambos ya se habían visto un par de veces en el bingo, sitio que solía frecuentar la víctima.
Tras una invitación a concurrir a su departamento de la calle Corrientes, Gómez guió a Almaraz por el centro de la ciudad hasta ingresar en dicho domicilio a las 21.28, circunstancia que quedó acreditada por la captura de video de una cámara del hall central.
Dentro del departamento C del noveno piso de Corrientes 2281, ambos comieron una pizza y compartieron un cigarrillo de marihuana. Entonces se desató el desastre. Almaraz atacó a Gómez dándole 45 puñaladas, muchas de ellas causaron lesiones leves, pero otras fueron lo suficientemente graves para ocasionarle la muerte, aunque la principal se produjo en el cuello. La víctima presentaba heridas en la nuca, en el cuello, en los brazos, en la espalda, en el abdomen. También tenían golpes en la región facial y craneal.
El criminalista Hernán Gacio, una eminencia forense que vive en Mar del Plata y es el Jefe de la Policía Científica Local, explicó en base a las manchas de sangre halladas en el departamento y en el pasillo del ascensor y en el picaporte (también en el arma hallada en la cocina cerca del cuerpo) que la agresión había sido violenta y extendida por distintos ambientes. Pero algo clave: dado el profuso sangrado en la cama es probable que la secuencia se iniciara allí y concluyera en la cocina.
Vale recordar que Almaraz siempre señaló que el origen de sus acciones había estado originado en la amenaza de Gómez para tener realaciones sexuales. Según el imptuado, Gómez empuñó el cuchillo y le dijo que iban a atener “sí o sí” relaciones, por lo que al negarse lo atacó en un primer momento.
Los peritos dieron sus datos y los jueces concluyeron en que no hubo un ataque previo ni agresión de Gómez. En el cuerpo de Almaraz apenas había se detectó un corte -en una mano- pero se trató de una lesión agresiva y no defensiva.
A las 3.53 ya del 13 de abril Almaraz se retiró y horas más tarde, con la difusión de su imagen por los medios, un tío, funcionario policial, lo aconsejó para entregarse.
Discusión sobre el
tipo de homicidio
Ante la autoría acreditada del homicidio, el Tribunal se abocó a resolver las distintas posturas de las partes. Por un lado el fiscal Alejandro Pellegrinelli solicitó se aplique la figura contemplada por el inciso 2 del artículo 80, que menciona el “ensañamiento”.
El Tribunal entendió que el ataque de Almaraz sucedió en un contexto de lucha. “Tal secuencia, breve en el tiempo, en función de lo ya explicado, no fue sino el producto de una confrontación que sólo sobre el final vio concretado el resultado buscado por Almaraz: la muerte de Gómez y no la tendencia al dolor y al sufrimiento que exige la figura agravada por ensañamiento”.
Por otra parte, se descartó también la posibilidad de que Almaraz haya actuado bajo el influjo de la emoción violenta. Para los jueces al no tener Almaraz antecedentes de episodios violentos eso no lo “convierte en un sujeto ideal para la emoción violenta”. Además se estableció que el desencadentante alegado por Almaraz no existió: Gómez no era una persona agresiva y no solía presentarse así ante sus parejas. “La imagen de gomez con una cuchilla amenazando a alcaraz no resulta concordante”, concluyeron los jueces.