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Opinión 26 de agosto de 2023

“Con gallo o con gallina”, Macri aspira a cancelar al peronismo

Panorama político nacional de los últimos siete días

Desde hace casi ocho décadas, antes inclusive de que se identificara como peronismo, el movimiento que puso en marcha el entonces coronel Juan Perón ha sufrido el embate de una cambiante coalición de intereses y fracciones políticas interesada en cancelar su existencia política. El peronismo sobrevivió esos intentos, tanto los más violentos como los más astutos, tanto los frontales como los esotéricos o los enmascarados.

Después de quedar tercero en la votación primaria de hace dos semanas y tras una sostenida declinación en los últimos años hegemonizados por el apellido Kirchner, aquella fantasía de la cancelación parece realizable a quienes la cultivan. El primer paso, consideran, puede darse en el ciclo que se prefiguró en las primarias de agosto y que tendrá su primer hito decisivo en el comicio del 22 de octubre.

Con 30 puntos electorales embolsados en las primarias, Javier Milei, la gran irrupción de aquel comicio, se considera en condiciones de convertirse en presidente triunfando en la primera vuelta, dentro de 56 días.

Los analistas de opinión pública (más allá de que la mayoría de ellos falló en sus vaticinios para las PASO, particularmente en relación con Milei) advierten actualmente que desde el domingo 13 de agosto a la actualidad el libertario no ha hecho más que incrementar sus seguidores y hoy no obtendría los 30,4 por ciento de votos de aquel comicio, sino alrededor de 37 por ciento.

Conviene recordar que para evitar una segunda ronda electoral el ganador de la primera tiene que obtener no menos de un 40 por ciento y una diferencia de diez puntos sobre el segundo. Que en octubre Milei alcance el triunfo decisivo del que alardea por anticipado no sólo depende, pues, de que él mejore en diez puntos como mínimo su propia performance de la primaria, sino también de que el más aventajado de sus adversarios fracase en acercarse a menos de diez puntos de la marca del libertario.

Tercero excluido

Como se señaló aquí una semana atrás, la más complicada en ese triángulo es Patricia Bullrich. Sus votos propios (17 por ciento) quedaron a más de 13 puntos de los que recaudó Milei y si bien la suma de Juntos por el Cambio llegó a 28,27 por ciento y aunque Horacio Rodríguez Larreta se presta a todas las fotos de unidad que le solicitan, todavía no está claro de que ella pueda contabilizar como propios todos los sufragios que en las primarias se canalizaron en favor del jefe porteño. Peor aún, corre el riesgo de que una porción de quienes la apoyaron aa ella en la primaria porque parecía (como aseguraban las encuestas y los medios de más peso) el halcón que volaba más alto, ahora se deslicen hacia Milei, que suena como un halcón más auténtico y además el que exhibe más chances de vencer.

Para hacerle las cosas más difíciles, la candidata debe moderar su discurso para no perder a los votantes moderados de Larreta, Carrió y los radicales y simultáneamente soportar la sombra dominante de Mauricio Macri, que influye en sentido opuesto. “Mauricio Macri y todos en Juntos por el Cambio se tienen que alinear a la nueva campaña”, reclama la candidata. Habrá que ver si sus plegarias son atendidas.

Macri y el panliberalismo

Macri, que estos días compite en Marruecos en un torneo de bridge, ha mantenido una nebulosa ambigüedad entre Bullrich (a quien apuntaló para derrotar a Rodríguez Larreta) y Milei, a quien ensalza permanentemente y a quien considera, según personas que lo frecuentan, el mejor expositor de las reformas liberales que él ansía realizar.

El expresidente parece querer convertirse en el CEO de un panliberalismo “con gallo o con gallina” (para usar una expresión acuñada casi un siglo atrás por su desestimado Hipólito Yrigoyen); respaldado en el control de la ciudad de Buenos Aires encomendado a su primo Jorge, Macri pretende participar protagónicamente de una cruzada de cancelación del peronismo en la que el programa sean las fórmulas liberal-ordenancistas que prescriben tanto Milei como los halcones del Pro. No es un objetivo secreto: él lo viene reiterando sistemáticamente: ““Argentina fue uno de los primeros en crear el populismo, con Perón y Evita. Tal vez seamos uno de los primeros en erradicarlo. Lamentablemente lo hemos exportado al mundo y está siendo muy contagioso”. Con el panliberalismo el impulsa el eje de reordenamiento de una nueva fuerza política o una nueva coalición, en la que no perturben los socios moderados de Juntos por el Cambio. ¿Con Milei o con Patricia como presidente? “Primero el movimiento, después los nombres”, podría parafrasear Macri al líder que quiere extirpar (aunque le inauguró un busto en otras circunstancias).

El juego a dos puntas de Macri enerva a la candidata del Pro y exaspera a los socios de Juntos por el Cambio que hacen campaña por ella con una mezcla de escepticismo e indignación hacia el expresidente. La mayoría de ellos disienten con su amor hacia las ideas de Milei y resisten el rumbo que Macri propone para la coalición. Todos ellos consideran que las anfibologías del crack del bridge abren las tranqueras para que una manada de votos de Juntos por el Cambio crucen la alambrada y se asienten en el campo de La Libertad Avanza.

La ciudad y la marca

Pero, ¡atención Mauricio!, el doble sentido puede también provocar una sangría en el voto porteño para la Jefatura de Gobierno y complicar la elección del primo Jorge.

Como en octubre la elección de la ciudad no será con máquina, sino con papel, la efigie de Milei en la boleta de Ramiro Marra y los requiebros del expresidente al jefe libertario pueden quizás reclutar voluntades para su primo, pero pueden con más chance provocar una pérdida de sufragios al candidato del Pro, que recibió el 28,60 por ciento de los sufragios (su rival interno, Martín Lousteau, obtuvo 27,19; el peronista-alfonsinista Leandro Santoro, de UP, juntó un 22,17 y Marra llegó a casi el 13 por ciento). Es oportuno recordar que, a diferencia de la elección nacional, la porteña reclama un 50 por ciento de votos para proclamar un vencedor. Como pinta muy difícil que el radicalismo que respaldó a Lousteau vote ahora por disciplina de coalición a Jorge Macri, es muy probable que en CABA haya balotaje. Y que el actual intendente de Vicente López deba derrotar a Santoro o a Marra en una segunda vuelta antes de festejar su traslado a alcalde porteño. Las encuestas actuales lo muestran (sumando peras y manzanas) a dos puntos del mágico 50 por ciento, pero ¿quién puede confiar incondicionalmente en las encuestas?

Todos esos hilos sueltos enredan a Juntos por el Cambio que no cuenta con un liderazgo operativo acatado por todas sus facciones. Eso no es un problema que soporte Milei, por cierto. Cuando él habla en los actos de su fuerza reina un respetuoso silencio de su público. Se notó en la noche de las PASO: los cantitos jubilosos cedían de inmediato cuando el líder empezaba un párrafo. Por comparación, Patricia Bullrich se volvía inaudible por momentos en el micrófono de su bunker cuando comentó la elección: los coros no cesaban y la interrumpían (incluso los que cantaban “Patricia presidenta”). Sólo bajaron el volumen cuando Mauricio Macri copó el escenario y habló (en último término y con Bullrich, Larreta, Gerardo Morales y Luis Petri en segundo plano).

Un arma que Milei ha empezado a emplear para facilitar la transferencia del voto macrista a su propia candidatura es la adulación e intercambio de piropos con Macri, ejercicio del cual el expresidente, como se dijo, parece ser un socio complaciente, como si simpatizara más con Milei que con los líderes del Pro que no pudieron ocultar el deseo de heredarlo rápido..Milei ya promete cargos públicos antes de llegar al gobierno: le ha ofrecido a Macri ser un superembajador (“por encima de la Cancillería”) cuando llegue a la Presidencia. Macri no rechazo el envite.

La candidata de Juntos, conciente de sus debilidades se esforzó esta semana por diferenciarse de Milei con fotografías multitudinarias que reunieron primero a gobernadores y legisladores de la coalición y al día siguiente a economistas. “¡Yo tengo equipos y mi coalición me apoya!”, es el mensaje de Bullrich, que en la semana que empieza probablemente anuncie que, en caso de ganar, Carlos Melconian será su ministro de Economía.

El economista, que estuvo a cargo del Banco Nación al comienzo de la gestión de Mauricio Macri, tiene un apoyo fuerte de sectores empresarios y maneja la Fundación Mediterránea. Para aceptar le reclama a la candidata el control del Banco Centtral y de AFIP (es decir: quiere que a la cabeza de esas instituciones haya hombres designados por él).

Al tiempo que negocia y organiza sus fuerzas para esta etapa de la campaña, Bullrich busca posicionarse frente a sus rivales: hasta ahora ha elegido victimizarse y acusar simultáneamente a Milei y a Sergio Massa: denuncia que ambos han cerrado un pacto para convertirla a ella en tercero excluido.

Bullrich se basa en el hecho de que Massa hizo públicas las posiciones que los referentes de Juntos por el Cambio y los de Milei llevaron al Fondo Monetario Internacional. “Aquellos que viven en la idea de cuanto peor mejor, terminaron siendo portadores de la idea de que la Argentina no tenía que acceder a ningún financiamiento –puntualizó el ministro de Economía, refiriéndose a JxC; y agregó que, en cambio, los de Milei, “que emergieron como oposición en las últimas horas, terminaron planteando que había que tener una actitud más colaborativa para con el Gobierno porque entendían que era una transición hacia el inicio de un nuevo Gobierno”.

Milei aceptó sin ruborizarse el reconocimiento de Massa: “Lo que sucede –explicó- es que los economistas de JxC están apostando a causar un desastre económico, y en ese sentido me parece una gran irresponsabilidad porque dinamitarle hasta el roll over a un Gobierno significa que le están tratando de impulsar una crisis y me parece que no está bien. Más allá del cálculo electoral que puedas hacer, es una aberración que por querer tener algún voto más apostando al peor mejor eso genere una situación que le va a generar mucho dolor a los argentinos Parece que JxC con tal de ganar una elección está dispuesto a todo”,

La contención de Milei

Bullrich ha optado por competir con Milei poniendo en duda la sinceridad de su lucha contra el gobierno: ¿acaso el candidato oficialista no lo elogia por colaborativo? Ese flanco le resulta más conveniente que atacarlo por derecha; el libertario es un superhalcón y reina en un espacio no discutido.

Quizás estos rasgos escondan sin embargo un telón de Aquiles y lo que puede haber sido una virtud de Milei para alcanzar notoriedad se vuelva debilidad en esta etapa.Lo cierto es que cuando se enfervoriza, Milei suelta frases poco sostenibles: prometió no comerciar con China “porque es comunista” y salir del Mercosur, con lo que prometió problemas con los mayores clientes de la Argentina. Eso, para no evocar otras declaraciones polémicas. “Javier es muy vocalista”, lo describió con indulgencia Diana Mondino en el elegante ámbito del Club Francés. Los oyentes entendieron que la canciller nominada por Milei quiso evitar las palabras “parlanchín” o “charlatán”.

Para colaborar con su propia contención, Milei va designando futuros colaboradores de prestigio reconocido (como la propia Mondino, por caso). En el área de defensa, que estaría supervisada por Victoria Villareal, la candidata a vicepresidenta, suena para titular de la cartera un ilustrado hombre de derecha que ha tenido experiencia en la cuestión: Vicente Massot. Milei le ha ofrecido el ministerio de Interior a Guillermo Francos, un político fino y práctico, al que en otras circunstancias el libertario podría haber estigmatizado como parte de “la casta”: En Economía tiene un equipo de enjundia adadémica que se formó prácticamente en la presidencia de Carlos Menem. Milei comprende que debe dar respuestas sólidas a quienes interpretan que, más allá de sus indudables éxitos como comunicador y difusor de ideas liberales, “no tiene equipos y no puede gobernar”.

Por supuesto, los nombres no aventan las dudas, porque estas surgen de la radicalidad de las propuestas del libertario, que parecen arremeter contra instituciones respetadas y contra estructuras sólidas y funcionales: propone terminar con las negociaciones paritarias, mientras su experto en relaciones laborales sugiere como modelo inevitable “la uberización”, es decir, las relaciones laborales fortuitas en las que los trabajadores venden su fuerza de trabajo como monotributistas, no como asalariados. La energía expansiva de muchas de sus ideas sugiere estallidos incontenibles. Y es sobre esas inquietudes que Milei deberá rendir examen.

El otro lado del triángulo

Sergio Massa, el otro lado del triángulo de competidores por la presidencia, va adquiriendo mayor autonomía interna a medida que se aproximan las horas decisivas. Alberto Fernández se ha convertido en un viajero y un corresponsal y ha dejado casi formalmente la presidencia, aunque siga despachando en la Casa Rosada. La señora de Kirchner, en su afán por alejarse de cualquier mala noticia (por ejemplo, la devaluación postPASO) practica un ausentismo que, para bien o para mal, subraya el protagonismo de Massa.

El último miércoles el ministro-candidato cerró exitosamente un capítulo importantísimo en Washington cuando el board del FMI anunció que se girarán al país 7.500 millones de dólares (y unos 2.000 millones más en noviembre) después de que el BID y el Banco Mundial aprobaran proyectos por otros 1.500 millones de dólares de ejecución casi inmediata.

Con esos fondos, Massa está en condiciones de pagar los compromisos inmediatos (con el propio Fondo, con Qatar, con la Corporación Andina de Fomento), podrá contar con espaldas para liquidar los dólares que requiere la importación para la producción y ha sido habilitado por el FMI para intervenir en el mercado financiero de modo de mantener el tipo de cambio y no ensanchar la brecha entre dólar oficial y dólares financieros.

El logro crea condiciones para custodiar la estabilidad relativa de los mercados hasta fin de año (la acción del estado para forjar y hacer cumplir controles de modo de que no haya aumentos injustificados de precios es otro instrumento indispensable) y también para intentar una política de compensaciones a los sectores más vulnerables, que Massa ya ha empezado a anunciar. Como si fuera Presidente, comenzó a tomar decisiones desde Washington y ordenó compensaciones de 7 millones de pesos no reintegrables destinadas a los comercios y pymes que sufrieron ataques y pérdidas a raíz de los episodios de vandalismo y los delitos en banda acaecidos la última semana (previsiblemente amplificados y explotados por las fuerzas opositoras que se alinean con Bullrich. Massa reclamó a la Secretaría Legal y Técnica que haga un seguimiento de los actos delictivos y prometió vigilar la acción de fiscales y jueces que no actúen debidamente con los autores de los hechos y con los organizadores.

Actuar frente a los problemas, hacer cumplir las disposiciones y mejorar las expectativas de la sociedad son objetivos que la mayoría de los ciudadanos espera de los gobiernos. Massa tiene una oportunidad de mostrar sus capacidades, allí donde sus competidores (a menos costo, es cierto, porque no se desgastan con el ejercicio) por ahora sólo pueden mostrar sus intenciones.

El peronismo entretanto se despereza y empieza a organizarse para octubre. “En las PASO hubo muchos dormidos; en muchas provincias ni siquiera hubo fiscales –comenta un distinguido activista-; en octubre va a ser diferente. El peronismo va a llevar a Massa al balotaje. Después habrá que reunir una fuerza más amplia. Muy amplia. Hay que renovarse y convocar a la unión nacional. Como decía Perón, a este país lo salvamos entre todos o no lo salva nadie”.

Estas también son intenciones por el momento.

¿Cancelación o renovación? En ocho semanas se sabrá cuáles fueron las plegarias atendidas.