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Policiales 22 de abril de 2019

Con declaraciones de testigos, empezó el juicio por homicidio a un mecánico

Además del principal acusado, Emanuel Capporella, también estuvo presente a quien sindican como su cómplice, Norberto Guzmán. La ronda de testimonios continuará el martes.

El taller mecánico de Emanuel Caporrella, donde comenzó el conflicto, está ubicado en Labardén, entre Solís y Gaboto.

El juicio oral contra un mecánico y su presunto cómplice en el crimen de un cliente, ocurrido en agosto de 2017, comenzó hoy en la sala del Tribunal Oral Nº 2 con la declaración de diversos testigos del caso.

El fiscal Alejandro Pellegrinelli señaló ante los jueces Néstor Conti, Alexis Simaz y Roberto Falcone que luego de una extensa investigación llegó a la conclusión de que Emanuel Caporrella fue el autor del disparo que mató a Juan Pablo Ferrari (30) y que en el hecho también tuvo participación Norberto Guzmán, el otro imputado.

La audiencia se inició con la exposición de los lineamientos de trabajo del investigador, y continuó con el planteo de las defensas. Por el lado de Caporrella se presentó el abogado Lucas Tornini, quien explicó que a través del juicio intentará demostrar que su cliente actuó como respuesta a una agresión previa de la víctima.

En tanto, los defensores oficiales que representan a Guzmán, Hernán Mosquera y Osvaldo Verdi, señalaron que exhibirán la inocencia de su cliente. Según indicaron, el hombre que trasladó al principal imputado al lugar donde ocurrió el homicidio no podía tener conocimiento de lo que iba a ocurrir. Además, dijeron que intentarán desligarlo del otro delito que se le imputa, caratulado “Abuso de armas”. Es que, a través de la investigación, Pellegrinelli concluyó que el presunto cómplice también realizó disparos contra la propiedad de la víctima, aunque no hirió a nadie.

En la misma jornada del debate, declaró la mujer de la víctima, quien se encontraba en su casa cuando el mécanico y el otro hombre fueron a buscar a su marido. En tanto, la ronda de testimonios seguirá hoy y también podrían dar su versión de los hechos los propios acusados.

El hecho

El caso que se ventila en el juicio oral iniciado ayer ocurrió el 16 de agosto de 2017 en la vivienda de Ferrari, ubicada en el barrio Las Américas. Hasta allí llegaron tres hombres -uno de ellos no fue identificado- a bordo de un automóvil marca Chevrolet Corsa.

Según la investigación del fiscal Pellegrinelli, Caporrella descendió del vehículo y se enfrentó con Ferrari, quien era cliente de su taller mecánico, ubicado en Labardén, entre Solís y Gaboto.

El conflicto entre ambos había comenzado precisamente por la reparación de un desperfecto mecánico de la camioneta de la víctima. De acuerdo a la reconstrucción del hecho, Ferrari le confió a Caporrella su rodado para que le realizara el cambio de repuestos y el arreglo de otras fallas en un local que éste utilizaba en el frente de su casa, emplazada en Labardén, entre Solís y Gaboto.

Entre ese día y el la fatídica tarde del 16 de agosto de 2017 pasó algo de tiempo y hubo entre ellos algunos desencuentros. Según la declaración de uno de los testigos que declararon en el expediente, Ferrari “se hacía el boludo” para no pagarle el trabajo a Caporrella, mientras que conforme otros testimonios Ferrari se sentía estafado porque la devolución de su vehículo se demoraba y el cambio de repuestos le había costado más caro de lo que pensaba, y le atribuía ese sobrecosto al accionar del mecánico.

En el medio, y también de acuerdo a lo que surge del expediente llevado adelante por el fiscal Alejandro Pellegrinelli, se trataba de dos personas con personalidades agresivas. El perfil de Ferrari, dijeron vecinos y otras personas interrogadas, respondía al de un hombre conflictivo. Pero Caporella no se quedaba atrás: tenía antecedentes penales desde 2012 en una causa por los delitos “abuso de armas” y “amenazas”.

En horas de la mañana de ese 16 de agosto, Juan Pablo Ferrari decidió ir en su motocicleta hacia el taller de Caporrella y los cuestionamientos entre ambos hicieron que se desencadenara una pelea a golpes. Eso quedó acreditado, debido a que al mediodía el mecánico se presentó en el Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA) para que los médicos le realizaran curaciones en su rostro, debido a que había sufrido -diría luego- culatazos y golpes varios.

Para entonces Ferrari ya había regresado a su casa y tenía nuevamente en su poder la camioneta. Lo que siguió luego es lo que tuvo que investigar Pellegrinelli: por la tarde, cerca de las 16.30, Caporrella y Guzmán, empleado del taller mecánico, fueron junto a otra persona a la vivienda del cliente y se reanudó el enfrentamiento.
En ese marco, Caporella bajó del vehículo forcejeó con Ferrari. Finalmente, la víctima recibió un disparo en el pecho y hubo otros balazos que dieron contra el frente de su casa.

Luego, los atacantes escaparon y regresaron al taller mecánico. Tanto la ida a la vivienda como la vuelta quedaron registradas en las cámaras de seguridad del Centro de Observación y Monitoreo (COM) del municipio y fueron anexadas a la causa judicial. Lo mismo ocurrió con los peritajes balísticos, que determinaron que había existido más de un disparo contra la víctima y su propiedad.

Eso sirvió para echar por tierra, al menos de forma preliminar, la versión de los imputados -detenidos poco tiempo después del hecho-, quienes intentaron explicar que el tiro que hirió de muerte a la víctima se había producido en el marco del forcejeo con Caporrella. Además, atribuyeron la propiedad del arma de fuego (“una escopeta recortada”, dijeron) al propio Ferrari, ya que hubo testigos que manifestaron que era habitual que “anduviera calzado”.

Sin embargo, del trabajo de los especialistas de la Policía Científica, los resultados de la operación de autopsia al cadáver de Ferrari y la recolección de las declaraciones de los testigos surgió que en realidad habían sido utilizadas distintas armas, entre ellas una pistola que siempre portaba Guzmán. Cuando fue indagado por Pellegrinelli, el imputado dijo que la llevaba consigo cuando su esposa tenía que realizar cobros por su actividad comercial de venta de ropa, y que sólo disparó dos veces al piso.

Dicha versión, por ejemplo, fue desestimada por el fiscal, a través de los peritajes. Y lo mismo sucedió el relato exculpatorio que dio Caporrella, lo que motivó que ambos quedaran detenidos e imputados por el homicidio de Ferrari.



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