Con altas expectativas, se realizó el simulacro de gastronómicos
Autoridades municipales y empresarios pusieron a prueba el protocolo que se pretende aprobar para el municipio. El secretario de Producción, Fernando Muro, destacó la importancia de "responsabilidad empresarial, comercial y personal".
Ante la atenta mirada de empresarios y autoridades municipales, se realizó esta mañana en un café céntrico de la ciudad el simulacro del protocolo sanitario para el sector gastronómico, en plena pandemia del coronavirus.
La cita fue a las 11, en la sucursal Adorado Bar ubicada sobre la Diagonal Pueyrredon, y contó con la presencia de un numeroso grupo de referentes del sector y el secretario de Producción del municipio, Fernando Muro, entre otros funcionarios.
La iniciativa, que pretende ser la antesala de la prueba piloto con público, fue organizada por los empresarios y buscó evidenciar que la reanudación de la actividad es posible.
Si bien en líneas generales los presentes aseguraron que la “puesta en escena” logró concretarse con éxito, Muro, quien al ingresar al local dio la orden que sólo estén dentro las personas estrictamente necesarias para la simulación, no descartó que puedan llevarse adelante algunos ajustes antes de organizar una prueba piloto con apertura al público y elevar el permiso definitivo a Provincia.
“Vinimos a ver cómo funciona en vivo el protocolo, que consideramos viable siempre y cuando haya orden y mucha responsabilidad empresarial, comercial y personal“, señaló el secretario de Producción, quien aseguró que el municipio desde hace varias semanas trabaja en la elaboración de una normativa que se ajuste a los parámetros recomendados por el Ministerio de Salud de la Nación y las necesidades del sector.
“Llegamos a tener seis propuestas de protocolo, pero arribamos a la elaboración de un consenso de un documento que está en su etapa final”, señaló. Y agregó: “Estamos convencidos de que, haciendo las cosas bien, podemos volver a la actividad”.
¿Cómo funciona el protocolo?
La simulación contó con todos los actores habituales en un café o restaurante: una recepcionista que te recibe al llegar y te indica dónde sentarte, algunos clientes disfrutando del lugar y un número de mozos capaz de mantener una buena calidad de atención. Los cambios, en tanto, estuvieron en los detalles.
Además de tomar la temperatura con un termómetro digital y pulverizar alcohol en las manos de los clientes (los cuales fueron invitados para la ocasión y en su amplia mayoría se trató de personas menores de 30 años), la recepcionista invita a pasar por un trapo con lavandina para higiniezar el calzado y, recién ahí, habilitar el ingreso al salón.
Aquellos que concurrieron en alguna oportunidad al café céntrico percibirán de manera automática la nueva amplitud del espacio. Es que la obligatoriedad de mantener un metro y medio de distancia entre cada una de las mesas hizo que varias deban ser retiradas, modificando la distribución original y bajando la capacidad del lugar a cerca del 50%. De todas maneras, y según consta en el protocolo, los empresarios, sobre todo aquellos de comercios más pequeños, tendrán también la opción de instalar mamparas separadoras.
Una vez en la mesa, donde sólo se permitirá un máximo de cuatro personas (este punto solo sera flexible con familias), un mozo con tapabocas aparece en escena y, a una distancia prudente que respete los recaudos sanitarios y posibilite la conversación, toma el pedido.
La modalidad de pedido, o más bien elección, es otro de los puntos modificados respecto a la “vieja normalidad”. En lugar de contar con un menú donde poder elegir qué comer, los clientes tendrán dos opciones: acceder a un menú digital a través de los códigos QR pegados en las mesas u observar las opciones gastronómicas en alguna pizarra que coloque el local. Es decir, las cartas físicas fueron completamente erradicadas.
El pago, en tanto, también tendrá modificaciones. Si bien desde el sector fomentarán el pago a través de medios electrónicos (tarjeta de débito o con códigos QR), se propondrá también que los locales tengan sobres donde los clientes deban colocar el dinero, evitando así una manipulación excesiva de billetes.
Más allá de los cambios más visibles, el protocolo del sector cuenta con otros puntos específicos y de estricto cumplimiento, como la higiene de los utensillos y la manipulación tanto de la comida como de los artefactos utilizados en el lugar.
Expectativas
Los empresarios gastonómicos vivieron la jornada con mucha expectativa. De hecho, más de veinte de ellos se hicieron presentes en el lugar para supervisar la iniciativa y verificar si lo puesto en papel era posible llevarlo a la práctica.
Entre los presentes estuvo Hernán Szkorhal, referente del sector, quien comparó el día con un “entrenamiento”. “Si bien no es algo extremadamente difícil, para poder sostenerlo y aplicarlo en el tiempo hay que hacer un entrenamiento. Esto se trata un poco de eso. Hacer un entrenamiento antes de salir a jugar”, señaló.
Además, aseguró que, en los próximos días, “pulirán detalles”. “Así, esperamos tener pronto la tan ansiada apertura, aunque sea con una prueba piloto”, concluyó.
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