Entramos en el último mes del año e inexorablemente llega el 2017, año de renovación de los órganos legislativos tanto en la nación, como en nuestra provincia de Buenos Aires y por supuesto, en nuestra ciudad.
Quienes tuvimos la oportunidad de andar y desandar este camino de 33 años de democracia, sabemos que será un año en que se pondrá en consideración del electorado las gestiones de gobierno, pero también se mostrarán viejos y nuevos rostros que pugnarán por un escaño. Será momento de propuestas y de chicanas políticas, de mostrar aciertos para unos y develar errores para otros. Todo conocido.
Pero pensemos por un momento en nuestra ciudad, en el pago chico. Nuestros convecinos deberán optar para seleccionar, hasta tanto no se modifiquen los regímenes electorales, a doce concejales con sus suplentes y cinco consejeros escolares, todos en la misma boleta.
Los temas de campaña de los candidatos a concejales serán de los más variados. Los habrá de los que ocupan y preocupan a la opinión pública, y aquellos que solamente concitan la atención de unos pocos. Habrá temas que, de proponerse y aprobarse, modificarán la calidad de vida de muchos y otros que afectan a sectores minúsculos de nuestra ciudad.
Todos quienes habitamos esta ciudad, estamos al tanto que tenemos problemas coyunturales por resolver y su solución puede ser más o menos inmediata, pero también somos conscientes que hay dificultades que se resolverán en el largo plazo. Seguramente entre estas últimas habrá cuestiones que dependan de la opción que hagamos por la educación.
Se ha escrito ya en esta misma columna de opinión una frase remanida, que suena a lugar común, pero nunca más vigente: “la educación no puede resolver todos los problemas de nuestra ciudad, pero los problemas de nuestra ciudad no se resolverán sin educación.”
Nuestros convecinos están cansados de cruces, acusaciones y discusiones en época pre electoral. Lo digo con toda honestidad: aburrimos. El electorado espera propuestas positivas y mirada propositiva.
Los partidos políticos y quienes tenemos responsabilidad de conducción en los mismos, debemos tener un gesto de madurez política.
Conocedores que para colaborar a la solución de problemas a largo plazo indefectiblemente deberemos encarar programas de concientización y educación, los partidos políticos de Mar del Plata deberíamos acordar, de cara a las legislativas de 2017 una mínima agenda de acuerdos intocables, más allá de los resultados que arroje el comicio. De los muchos que se pueden pensar a futuro, y siempre repasando lo local, me apuro a establecer algunos que considero esenciales:
Trabajar por el sostenimiento de un programa de alfabetización que permita a los vecinos que no asistieron a la escolaridad primaria la inclusión a la escuela de adultos o al plan fines1
Sostener las escuelas de formación municipal propiciando su vínculo con el sector productivo local.
Favorecer la permanencia y el egreso de los adolescentes que ingresan a las escuelas secundarias municipales a efectos de cumplir con la Ley de obligatoriedad.
Profundizar los espacios de educación No Formal a efectos de complementar la oferta educativa formal en Mar del Plata.
Ojalá así, con acuerdos mínimos, comencemos a saldar algunas deudas que aún tenemos, más allá de estos 33 años de democracia.
Estamos a tiempo. Se puede.
(*): Vicepresidente UCR Mar del Plata Batán. Ex Secretario de Educación y de Cultura MGP.
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