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Policiales 5 de agosto de 2019

Comenzó el juicio a dos curas y un jardinero por abusos a menores en el Próvolo

Uno de los acusados está imputado por 16 hechos de abuso, de los cuales ocho son por abuso sexual agravado con acceso carnal (violaciones; y los otros dos por seis hechos de abuso sexual a cada uno.

Nicola Corradi, uno de los imputados y ex director del Próvolo.

Los curas Horacio Corbacho y Nicola Corradi y el jardinero Armando Gómez comenzaron a ser juzgados esta mañana en Mendoza por los “abusos sexuales cometidos en forma sistemática” a chicos hipoacúsicos en el Instituto Antonio Próvolo.

En la primera semana del juicio declararán 29 personas y “el debate será a puertas cerradas y con la participación de intérpretes de lengua de señas”, precisaron fuentes del Ministerio Público Fiscal.

Corradi (83), Corvacho (59) y Gómez (57) están imputados por “‬abuso sexual con acceso carnal agravado por la guarda y la convivencia preexistente con menores, en concurso real con corrupción de menores”.

El fiscal Gustavo Stroppiana, quien encabezó la mayoría de la instrucción, imputó a Corbacho por 16 hechos de abuso, de los cuales ocho son por abuso sexual agravado con acceso carnal (violaciones); y a Corradi y a Gomez por seis hechos de abuso sexual a cada uno.

Otra acusación formal restante es por corrupción de menores (obligarlos a ver videos y revistas pornográficas).

Esta causa ya tiene un condenado y es el monaguillo Jorge Bordón, de 51 años, quien confesó en septiembre del año pasado durante un juicio abreviado, ser autor de 11 abusos y deberá cumplir diez años de prisión.

Todas las denuncias contra los curas y contra los empleados del Próvolo provienen de ex alumnos del instituto, quienes manifestaron haber tenido entre 5 y 16 años al momento en que se produjeron los ataques.

Corbacho, Gómez y Bordón, ya condenado, se encuentran alojados en cárceles mendocinas, en tanto que Corradi por su avanzada edad, cumple con la preventiva en modalidad de domiciliaria.

Asimismo en esta causa ya fue sobreseído y declarado “inimputable” Luis Ojeda (41), quien según dictaminó el Cuerpo Médico Forense en diciembre de 2017 “no comprende la criminalidad de los hechos”.

Los cinco fueron denunciados por ex alumnos del instituto Próvolo de la localidad de la localidad mendocina de Luján de Cuyo como autores de abusos sexuales, simples (tocamientos) y agravados (con acceso carnal), mientras las víctimas eran menores de edad que estudiaban y dormían en los albergues del instituto.

Tras una extensa investigación que incluyó numerosas testimoniales, cámaras Gesell e incontables allanamientos e inspecciones al lugar, y con absoluto silencio de la Iglesia católica, se aguarda que la justicia mendocina aplique la mayor de las penas a los acusados de aberrantes abusos a niños indefensos.

“‪De la justicia esperamos una condena ejemplar”, remarcaron desde el colectivo Sobrevivientes del Próvolo.‬

‪Para ellos, “la valentía de los jóvenes sobrevivientes del Instituto Próvolo de Mendoza permitió romper el cerco de impunidad institucional en el que los abusadores se amparaban por asimetría de poder”.‬

‪”Sin pausa, muchos y muchas sobrevivientes se fueron fortaleciendo y se atrevieron a denunciar a sus abusadores y cómplices, y esto se extendió fuera de las fronteras de nuestra provincia. Por ello, entendemos que es un logro histórico haber llegado a un proceso judicial”, afirmaron.‬

“Las causas son tres: la primera es la que comienza mañana, la segunda es la de Kosaka Kumiko, la monja acusada de haber participado en episodios de vejámenes y corrupción de menores hipoacúsicos en el instituto, y la tercera, que está en etapa de instrucción y aún no fue elevada a juicio, involucra a la ex directora Graciela Pascual y la monja Asunción Martínez, por omisión”, precisaron desde la ONG querellante Xumec.

Los abogados querellantes de la causa, Sergio Salinas y Oscar Barrera, han denunciado a lo largo de toda la instrucción la falta de colaboración de la Iglesia Católica en general y del Vaticano en particular en el Caso Próvolo.

Los imputados podrían recibir penas de hasta 50 años de prisión.