Con un masivo abrazo al emblemático edificio de Mitre y Alberti, el Colegio Mariano Moreno, ex colegio Nacional, cerró hoy las actividades conmemorativas por el cumplimiento de su centenario en la educación marplatense. Un siglo de pie, un pedazo de historia de la ciudad. Para los exalumnos que asistieron a pesar de la lluvia, el (re) encuentro fue mucho más que darle continuidad al festejo por estos 100 años de vida. Fue recordar, revivir y volver a sentir la experiencia de recorrer los pasillos y sentarse en el mismo lugar del aula 30, 50 o 60 años después, en un viaje a través del tiempo a los años del paso por la escuela.

El viernes, con el mismo motivo de celebración, el colegio había sido sede del acto protocolar junto a la comunidad educativa y autoridades municipales, pero lo de hoy fue un golpe directo a la memoria, la emoción y la nostalgia.

Decenas y decenas de exalumnos se convocaron por la mañana frente del histórico edificio para darle un abrazo en señal de gratitud. La calle Mitre, entre Gascón y Alberti, se cubrió por completo de hombres y mujeres con un permanente intercambio de sonrisas, abrazos, besos y gestos que evidenciaron la felicidad de revivir los buenos tiempos.

Decenas de exalumnos se acercaron al Mariano Moreno para abrazar el edificio en el centenario del establecimiento

Agrupados por cursos, egresados de los ’60,’70,’80 y ’90 se reencontraron frente a su escuela atravesados por el paso del tiempo. Para muchos fue revivir fragmentos de su adolescencia, aún más al entrar a la escuela, en el marco de una recorrida abierta al término del abrazo, las fotos y las canciones en la puerta.

Mónica y su grupo de excompañeras, egresadas en 1978, posaron para la foto de LA CAPITAL antes de entrar. “Empecé en 1973 y la escuela era la mejor de Mar del Plata. Estamos muy orgullosas de haber cursado acá, fueron los mejores años. En diciembre cumplimos 40 años de egresadas y el mejor recuerdo son los amigos y los docentes excelencia”, contó.

Egresadas de 1978 y 1981 se sumaron al abrazo del Mariano Moreno tras reencontrarse 40 años después

Volver al aula

Hoy, día en el Colegio Mariano Moreno cumplió un siglo de historia, las puertas se abrieron y adultos que en su momento cursaron allí sus estudios ingresaron al edificio. Si reunirse en la puerta implicaba remover el pasado, adentrarse en los pasillos, el patio, el enorme hall de entrada y las aulas, dejó a flor de piel la emoción de todos.

Si cada alumno guarda recuerdos, aprendizajes, travesuras, amores y juegos en su paso por la escuela, al hacer el ejercicio de multiplicar esas experiencias por las miles de personas que allí se formaron permitiría acercarse a la dimensión del incalculable cúmulo de anécdotas que hacen a este colegio emblemático de la ciudad.

Marisa, Viviana y Marisa, egresadas del 1°E en 1975, volvieron al aula en el que asistían a clases.

María, Victoria y Marisa no pudieron contener la emoción al volver al aula donde cursaron sus últimos años. Egresaron en 1975 e integraban el 1° E. Se sentaron en los mismos bancos que ocupaban de pequeñas, como si el tiempo se hubiese detenido y el amplio pizarrón negro nunca hubiera dejado de estar al frente día a día.

Viviana (egresada en 1976) llevó un viejo guardapolvo firmado por sus excompañeras, con inscripciones y dibujos que simbolizan su paso por el Mariano Moreno.

Viviana, egresada en 1976, llevó su viejo guardapolvo lleno de inscripciones de sus excompañeros

“Allá estaba el preceptor, ¿te acordás?”, comentaba Carlos, con la barba y su cabellera repleta de canas, señalando una oficina entre las aulas del amplio pasillo. “Si, ¿cómo no me voy a acordar?”, le respondía su excompañero, todavía amigo, medio siglo después, como si nunca hubieran dejado de ser aquellos mismos jóvenes yendo a clases.

Egresados de 1976 se reencontraron en el centenario del colegio

Momentos únicos

Egresados de distintas camadas llevaron carteles para identificarse entre la multitud. En el patio del colegio, entre los vistosos murales que lo decoran y decenas de exalumnos que revivían sus experiencias en los recreos, un grupo de hombres y mujeres afirmó con orgullo: “Somos los egresados del Mundial de 1978”.

Fue inolvidable, dijeron. “Cuando Argentina ganó el Mundial el colegio fue una locura, corríamos todos de acá para allá; los festejos fueron imposibles de olvidar por la euforia con la que se vivieron”, contaron, mirando alrededor como si el grito de los goles todavía se escuchara.

Parte del grupo de egresados de 1978 que celebró el Mundial en el patio del colegio Mariano Moreno

Los mismos exalumnos compartieron su admiración por su profesor predilecto, el exintendente Elio Aprile, quien no egresó del Mariano Moreno y luego ejerció la docencia.

“Era el mejor. Tenía una claridad para enseñar filosofía inolvidable, además de la atención que generaba. Cuando daba clases no volaba una mosca por lo interesante que era. Y en los cinco minutos finales de la clase se sentaba en el primer banco de adelante y todos nos poníamos alrededor para hablar de cualquier cosa, de la vida. Una excelente persona”, recordaron.

La biblioteca del Mariano Moreno, uno de los sectores con más mística del colegio

Homenaje a alumnos y
docentes desaparecidos

En el marco de los 100 años del Colegio Nacional Mariano Moreno, exalumnos llevaron a cabo un homenaje a todos los docentes y estudiantes del establecimiento que fueron víctimas del terrorismo de Estado durante la última dictadura militar.

Eduardo, hijo del actor desaparecido Gregorio Nachman.

Hombres y mujeres armaron pancartas con las fotos en blanco y negro de las 53 víctimas -hasta ahora identificadas- del terrorismo de estado. “Todos fueron desaparecidos, entre ellos dos docentes. Estaban María Coca Maggi y Gregorio Nachman. Debemos mantener viva la memoria. Son 53, pero la lista está en construcción”, indicó Eduardo, hijo del actor desaparecido, con la foto de su padre entre las manos frente al Mariano Moreno.

Quienes asistieron al abrazo y la recorrida con la intención de mantener viva la memoria de las víctimas de la última dictadura, se reunieron frente al establecimiento y atravesaron los pasillos sin soltar las fotos de sus seres queridos desaparecidos.