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Opinión 5 de marzo de 2016

Coincidencias, más allá de una sonrisa

por Guillermo Villarreal

La primera audiencia entre el papa Francisco y el presidente Mauricio Macri dio para lecturas contrastantes, pero la mayoría reflejó que, en el fondo, hubo coincidencias sobre cuáles son las prioridades a afrontar en el país tras la “década ganada” por el kirchnerismo.
La gestualidad del Papa dejó una sensación difícil de explicar en el Gobierno, por lo que los residentes de Balcarce 50 buscaron rescatar los “puntos en común” que tienen en agenda el mandatario y el pontífice: pobreza, corrupción, unidad nacional.
El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, contribuyó a esta perspectiva gubernamental, al evaluar que el encuentro entre Francisco y Macri fue “de pocas palabras pero muy profundo” y estimar que la “solidez” de la reunión se verá en los próximos meses.
Otros referentes eclesiásticos consultados por DyN destacaron  el “buen momento” en la relación Gobierno-Iglesia e indicaron que, como es lógico, transita por los canales institucionales de diálogo, independencia y mutua colaboración.
La idea de que entre Macri y Francisco hay más coincidencias que disidencias parecieron despejarse en el discurso del Presidente ante la Asamblea Legislativa, en el que el primer mandatario citó al Papa al advertir que el narcotráfico es un flagelo que “enferma y mata a nuestros hijos”.
En su discurso, Macri consideró también confiables las estadísticas de la Universidad Católica Argentina (UCA) que revelan que el 29% de los niños vive en situación de pobreza y el 6% en la indigencia.
Los mismos datos estadísticos de la casa de estudio sobre la pobreza y la indigencia que la administración kirchnerista relativizó años anteriores, a pesar de que el INDEC descontinuó la medición de esas variables sociales.
El Gobierno y la Iglesia coincidieron también esta semana en el planteo sobre la gravedad del avance del consumo de drogas ilegales y el narcotráfico en el país, y hasta apelaron a conceptos casi similares al trazar el diagnóstico.
Macri expuso en su discurso ante el Congreso la indefensión de las fronteras argentinas, al advertir: “Somos un país que recibe droga, la transforma y la vende internamente y la exporta”.
La UCA planteó, por su parte, que la Argentina es un país de “consumo, fabricación y tránsito”, al presentar el segundo informe del Barómetro del Narcotráfico y las Adicciones.
Las lecturas diversas, algunas antojadizas y otras ceñidas a lo gestual, que tuvo el encuentro del Papa con el Presidente, reabrieron también la discusión sobre la separación de la Iglesia y el Estado.
Llamativamente quien reclamó con más énfasis un Estado laico fue la diputada nacional Elisa Carrió, una católica confesa que supo decir que era amiga de Jorge Bergoglio y aliada del macrismo en la construcción política de Cambiemos.
Ante el planteo de Carrió, que también se quejó de la intromisión de Francisco en la política nacional, obispos dijeron a DyN que muchas veces se incurre en “confusiones conceptuales” al reclamar un Estado laico.
“Algunos confunden Estado laico (independencia de la influencia religiosa) con laicidad (cualidad institucional de estricta neutralidad con las confesiones religiosas) y hasta con laicismo (ideología que propugna una libertad no condicionada por ninguna religión)”, diferenció la fuente.
Las apreciaciones que tuvo la reunión entre Francisco y Macri reavivaron, además, el debate sobre el sostenimiento del culto católico, un punto que de concretarse obligaría a forzar una reforma de la Constitución Nacional.
En este sentido, un buen número de obispos consultados consideró que “todavía no es momento” para prescindir del dinero que se recibe del Estado, mientras que otros muchos opinaron que al hacerlo se ganaría en “independencia” y “autoridad moral”.

DyN.