MIRAMAR (Corresponsal).-  Con mucho esfuerzo, Once Unidos, ese club humilde pero de gran arrastre popular ubicado en el corazón del barrio “El Carocito” de Miramar y que cuenta con una enorme cantidad de niños y jóvenes jugando al fútbol en la liga local, logró durante los últimos años ir realizando diversas mejoras en busca del anhelado sueño de la cancha propia en unos terrenos situados sobre las calles 12 y 16 entre 53 y 55.

Allí donde juegan regularmente las divisiones inferiores, se observan los arcos, iluminación, postes para el futuro alambrado, parte de los paredones y se comenzó a levantar una estructura donde irán los vestuarios.

Hoy existe un conflicto en puerta porque según denuncian desde la institución un particular comenzó a vender  terrenos hasta hacer lo propio con el que actualmente se encuentra la cancha.

Bajo esta situación apareció al menos una persona – aunque habría más -, con un boleto de compraventa reclamando las tierras, según mencionaron durante una asamblea realizada el martes por la noche en la sede social de la institución situada en avenida 26 y 55.

La situación generó discordia en los simpatizantes del club que prometieron “defender con todo lo que este a su alcance” un predio por el cual se venían realizando distintas obras durante los últimos años, pero ahora por este inconveniente que podría derivar en una acción judicial, un abogado les recomendó paralizar todo hasta que se aclare el tema.

De acuerdo a lo que pudo averiguar LA CAPITAL, esas tierras son de carácter privado, o sea existirían dueños originales que de estar fallecidos lógicamente puede haber herederos, por lo cual el municipio poco podría hacer en ese sentido, más allá de la parte impositiva.

Pero en el medio, aparecieron personas que comenzaron a comercializar a terceros las parcelas como si fueran de su propiedad por lo que actualmente existe un panorama complejo, con varias partes involucradas.

Según cuentan desde Once Unidos, hace unos 45 años se había “tomado de manera pacífica” unas tierras que no estaban delimitadas con el fin de en un futuro contar con un predio deportivo para niños, adolescentes y mayores, por lo que fueron realizándose distintas tareas de mantenimiento.

Recién en 1999, la comisión directiva realizó ante el Juzgado de Paz una certificación de testigos  donde se demostraba que la institución tenía posesión de las tierras desde hacía más de dos décadas.

“Con el correr del tiempo se fue tratando  de regularizar la parte dominial pero  año tras año aparecen personas sin ninguna documentación válida que demuestre su derecho a propiedad”, dijo la presidenta de la institución, Rosana Gómez.

Los directivos y simpatizantes, pese a las limitaciones existentes de no tener la escritura que justifique la titularización del dominio, están dispuestos a ir hasta las últimas consecuencias, aunque sabiendo los escollos que deberán afrontar.

“Nos asesoramos con un abogado que nos recomendó pedir un certificado de dominio y luego ver en qué condición está cada una de las parcelas. Las próximas horas tenemos una reunión con las autoridades municipales para ver cómo seguimos y si nos pueden ayudar de alguna manera en este tema. Todo nos cuesta mucho, somos un club humilde, con pocos recursos pero queremos mantener la ilusión de contar con nuestra propia cancha”, destacó otro integrante de la comisión del club.