Por Candela Morales

Desde Buenos Aires, Argentina; a Chile, Estados Unidos, España, Reino Unido, Italia, Francia y demás países, la Bresh logró posicionarse como una de las fiestas más importantes del mundo. Desde 2018, la Bresh dice presente en Mar del Plata. Esta ciudad fue uno de los primeros lugares donde emigró: se hizo en GAP, La Caseta, Silos Arena y Mute. En este último espacio, cada año hace “Sold out”. Es que ya logró meterse en la vida de los marplatenses y se convirtió en una de las mejores opciones al momento de salir y divertirse durante todo el año.

Cabe preguntarse ¿por qué a los jóvenes les atrae la “breshita”? Esta fiesta nació en 2016, cuando Jaime James, mejor conocido como Louta, reservó una fecha en Beatflow, un boliche de CABA. En principio la idea era presentar su primer disco en ese lugar, pero llegada la fecha de reserva, el disco no estaba terminado y para no perder la plata invertida en la seña, se le ocurrió una idea que cambiaría todo: hacer una fiesta “como las que hacían en casa”, recordó.

Louta, Broder, Pablo Monky y demás amigos comenzaron a vender entradas a sus amistades y conocidos: la fiesta fue un exito y a partir de ahí comenzaron a sentar las bases de la Bresh. Lo llamativo de esta fiesta siempre fue la premisa de libertad. Una fiesta sin “dresscode” (código de vestimenta) que permita jugar con la ropa, la comodidad y la autenticidad de cada uno; que no juzgue cuerpos o la sexualidad de cada individuo. Esta es una clara diferencia con los boliches que suelen tener en su historial problematicas relacionadas a la discriminación.

De este modo, la fiesta Bresh siempre ofreció algo que en su momento era distinto e innovador. Y ese condimento se aplica también a la música, que puede pasar de un reggaeton, a una canción pop y luego a rock nacional. Es decir, todos pueden escuchar el género musical que les gusta.

Durante los meses de encierro obligatorio por la pandemia de Covid 19, a la Bresh se le ocurrió llevar alegría a las casas. ¿Cómo? Realizando un vivo de Instagram donde miles de usuarios ingresaban y podían escuchar la música que antes pasaban en la fiesta. “Bresh en casita” se llamó la iniciativa, en la que los DJ se armaban un set en su casa y transmitían para sus seguidores. La primera fiesta virtual logró posicionarlos a nivel mundial, ya que usuarios de todo el mundo escucharon la impensada propuesta y se fueron sumando poco a poco. Y una vez que la pandemia concluyó, ese público ganado en cuarentena pedía a gritos que fueran a sus países y así poder vivir la experiencia en persona.

Uno de los fuertes de esta marca fue la forma de publicitarse entre los jóvenes. Artistas e influencers del momento comentaban lo increíble que era esta fiesta y aparecían en sus redes sociales con la escenografìa de la Bresh de fondo. En la actualidad, esto sigue siendo un factor importante. Cuando la fiesta anuncia que desembarcará en un nuevo país, los personajes públicos se hacen eco y aparecenimágenes muy representativas de la Bresh en su feed de Instagram.

El nivel de posicionamiento generó que no solo los famosos los contraten para sus fiestas privadas, sino también deportistas. Por ejemplo, protagonizó el festejo de los Campeones del Mundo, musicalizando el evento. Desde 2016 la fiesta va sumando seguidores, en su mayoría adultos jóvenes, que encuentran en el evento seguridad y un punto de encuentro con sus amistades. La seguridad que sienten quienes asisten es gracias a la falta de discriminación y la libertad de llevar cualquier atuendo, porque distintos cuerpos y personalidades pueden explorar quienes son, sin la mirada prejuiciosa de los otros. Quienes asisten a la Bresh conocen ese código y la búsqueda del respeto al otro, algo que parece ser clave.