Clapton regresa con su mirada del blues en “I still do”
El guitarrista vuelve a escena con un disco muy variado estilísticamente. El diseño de portada fue realizado por Peter Blake, el mismo que ilustró al "Sargent Pepper's Lonely Hearts Club Band".
La leyenda de la guitarra Eric Clapton celebra los 40 años del lanzamiento de su recordado disco “Slowhand” con una nueva colaboración con Glyn Johns, el reconocido productor de ese álbum, en un trabajo que oscila entre los clásicos bluseros y el estilo que el ex Cream desarrolló entre los ’70 y los ’90, con un sonido más cercano al pop y al rock británico.
En medio de rumores sobre problemas de motricidad que le impedirían tocar la guitarra, Clapton se apoya en doce composiciones, apenas dos de ellas propias, para darle forma a “I still do”, su trabajo número 23, en donde realiza un paneo de las diferentes vertientes musicales que lo consagraron como uno de los artistas más prestigiosos del rock mundial.
Además de la producción de Johns, el diseño de portada realizado por Peter Blake, el mismo que realizó el famoso collage pop que ilustró al “Sargent Pepper’s Lonely Hearts Club Band” de Los Beatles, le da al disco un aire de “obra clásica”.
El resultado final arroja un conjunto de piezas que podrían ser disfrutadas en una escucha nocturna relajada, que lleva a momentos de ensoñación con el uso de acordeones efectuando el trabajo que en otros casos realizaría una armónica, mandolinas, suaves pianos reverberantes, órganos Hammond y guitarras que entrecruzan sutiles fraseos.
La entrada del disco es a puro blues tradicional del Misisipi, con “Alabama woman blues”, de Leroy Carr, aunque la posterior seguidilla con “Can’t let you do it”, de J.J. Cale, y “I will be there”, de Paul Brady y John O’Kane, advierten que esa es sólo una de las facetas estilísticas del disco. En el primer caso, aparece la canción cercana al pop y el rock, similar a las lecturas de temas como “After midnight” o a la etapa del disco “Journeyman” editado a finales de los ’80. Este corte es seguido de una balada que nos acerca al multipremiado Clapton del “Unplugged” para la MTV.
Una curiosidad: “I will be there” presenta como invitado a Angelo Mysterioso, en guitarra acústica y voces, un artista que no se revela quién es. Si bien durante muchos años este fue un seudónimo usado por George Harrison, tal como ocurrió por caso en el tema “Badge”, de Cream, Clapton negó que se trate de una vieja grabación del ex beatle o que sea su hijo Dhani Harrison. Incluso, los responsables de la prensa del artista dijeron que “nunca revelarían” la identidad del enigmático invitado.
El blues regresa en el cuarto corte, titulado “Spiral”, una de las composiciones propias, aunque más alejado del Mississippi y más cercano a las lecturas inglesas que en los ’60 realizaron del género los artistas británicos. Con aires a “Old love”, de “Journeyman”, esta canción aparece como uno de los puntos altos del disco, con un ritmo intenso y contrapuntos de voces y fraseos de guitarra.
Lo sigue otra composición de Clapton, “Catch the blues”, que más allá del título, tiene un leve toque latino en su percusión, una entrada suave y una guitarra con fuzz, casi una marca registrada de este guitarrista.
El sonido blusero que recrea a las antiguas escuchas con crujir de púa se hace presente en “Cypress Groove”, con un ritmo arrastrado, una guitarra distorsionada llevando de manera pesada el tema y el acordeón haciendo las veces de armónica.
“Little man, you’ve had busy day” es otra bella balada que remite al “Unplugged”, con una instrumentación minimalista y Clapton cantando en un tono que le sienta cómodo. Sin embargo, la infaltable composición de Robert Johnson se hace presente con el tema “Stones in my passway” y vuelve a poner al disco en la senda del blues tradicional.
La seguidilla que cierra el disco incluye “I Dreamed I saw St. Agustine”, una composición de Bob Dylan, incluida en “John Wesley Harding” de 1967, que en este caso es tratada de manera similar a la lectura que en su momento Clapton hizo de otro clásico como “Knocking on heaven’s doors”; la tradicional canción “I’ll be there”, ideal para entonar en una avanzada sobremesa; “Somebody’s knocking”, otra pieza de J.J. Cale; y un final suave y reflexivo de la mano de “I’ll be seeing you”, con un exquisito entramado de piano y guitarra.
Aunque no llega a estar a la altura de sus mejores trabajos, “I still do” es un buen disco que nos recuerda el aporte sonoro que Clapton hizo a la música popular.
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