Círculo, el campeón que supo crecer
De un 0-4 "bisagra" ante Kimberley llegó a un título indiscutible.
Los dieciseis jugadores de Círculo que ingresaron a la cancha el último sábado. Casi dos horas más tarde dieron una vuelta olímpica merecida.
por Sebastián Arana
Círculo campeón 2015. Kimberley en el 2016. Los otamendinos otra vez en 2017. No es casualidad. Los títulos en los últimos tres años fueron para los planteles largos armados para jugar en una categoría superior.
Las apetencias de los dirigentes otamendinos y kimberleños de competir en un escalón superior marca desde hace algún tiempo un torneo marplatense, que tampoco soslayan.
Unos y otros aquilataron la experiencia de atender los dos frentes. Ya no lo hacen con elencos reducidos. Este año Círculo y Kimberley tuvieron cantidad y calidad suficiente de jugadores para no decaer en la etapa clasificatoria del torneo mientras ponían todos los cañones en el Federal B.
Los “paperos” se habían quedado “cortos” en el campeonato liguero 2016. A los “verdiblancos” ya les había ocurrido antes y reforzarse con buenos jóvenes les permitió, entre otras cosas, levantar el penúltimo trofeo.
Esta vez, mientras esperaba que varios de sus jugadores retornaran de sus préstamos, Círculo metió varios refuerzos interesantes para profundizar el recambio y no decaer en el torneo marplatense.
A la hora de la verdad, para ganar el certamen local, unos y otros tuvieron que echar mano a lo mejor. Pero pudieron ir surfeando más que decorosamente la etapa clasificatoria con sus “mulettos”. Claro que tuvieron algo de suerte a favor: a los dos finalistas la catarata de suspensiones por mal tiempo les vino como anillo al dedo. Con algunas cancelaciones menos, difícilmente hubieran podido definir con lo mejor.
Como, de todos modos, hay que contemplar el factor climático, mientras se mantengan calendarios y formatos del torneo local y del Federal B, no habrá otra que considerar a Círculo Deportivo y Kimberley como los candidatos naturales a quedarse con el torneo marplatense.
Si otro tiene ganas de dar la vuelta olímpica, deberá ser capaz de saltar una vara que tanto otamendinos como “verdiblancos” pusieron bien arriba. No es malo para el resto. El desafío de alcanzar a dos planteles de otra categoría puede representar para algún otro club una gran oportunidad para crecer. En definitiva, puede obrar como un estímulo para levantar la calidad de la competencia interna.
A propósito de crecimiento, a la hora de la reflexión sobre el triunfo final “rojiverde”, no está mal retroceder a una fecha que puede ser considerada un punto de partida, una especie de bisagra. La del último 9 de julio.
Ese día, por la primera fecha del Federal B, Kimberley goleaba 4-0 a Círculo Deportivo en el estadio “José María Minella”. Fue la primera de las cinco pulseadas que estos dos rivales sostuvieron en el año.
Aquel resultado había sido mentiroso. El desarrollo fue mucho más igualado y el mérito kimberleño había sido el de la contundencia. Una virtud no menor, siempre decisiva. Pero no menos cierto es que Círculo había generado varias chances y que tres de los cuatro goles fueron producto de otras tantas concesiones defensivas.
De todos modos, la sensación de aquel día fue que Kimberley estaba un escalón por encima de un Círculo que había parecido un poco ingenuo.
Desde entonces el juego kimberleño se instaló en una meseta de la que casi nunca pudo salir. No aparecieron otras variantes, ni nuevas cartas ganadoras. El tiempo transcurrido no significó nuevas sociedades, superiores entendimientos ni mayor fluidez de movimientos. Con la excecpción de alguna presentación esporádica un poco más feliz en el Federal B -como la goleada en casa sobre Independiente de San Cayetano- o su arrollador paso por semifinales para aplastar a Alvarado.
Claro que la verdad del fútbol siempre la tienen los jugadores. Y Kimberley perdió pronto a dos que estuvieron aquella tarde. En líneas generales, el equipo siempre extrañó la partida del arquero Marcos Zappacosta -a mediados de año estaba en un nivel muy importante- y la lesión de un Joaquín Baigorria que estaba encaminado a tener su mejor temporada desde que actúa en primera división.
Círculo, por su parte, comenzó el Federal B con varios jugadores con problemas físicos. Pero ganó mucho cuando apareció como titular Santiago Arrachea, tras una suspensión, y cuando se recuperaron de sendas lesiones Diego Hidalgo y Alejandro Portillo.
Con ellos Alexis Matteo armó un triángulo defensivo muy confiable. Y además el flamante DT logró con Matías Atlante definir un puesto que Círculo en los últimos años casi nunca tuvo bien resuelto: el del “9”.
Como contrapartida, el funcionamiento otamendino no paró de crecer. No perdió la fluidez para tratar la pelota en el medio, pero ganó en solidez defensiva y contundencia en el área rival.
Las condiciones de aquel primer duelo entre Kimberley y Círculo Deportivo ya no se volvieron a repetir. Cuando se enfrentaron por segunda vez en el Federal B, el elenco “papero” volvió a ser dominador y le faltó el gol. Por el torneo local igualaron por la segunda fase con los “mulettos” y en una primera final desvirtuada por las interrupciones.
A la hora del enfrentamiento del último sábado, Círculo impuso sus progresos y desnudó el estancamiento de su rival. Y sacó partido de una acción de juego en la que Kimberley parecía tener teóricas ventajas por la mayor altura de sus jugadores, especialmente Emiliano Fortete: la pelota parada.
Hasta en esos detalles, que pueden ganar partidos, finales y campeonatos, el elenco “papero” fue más. En los tiros libres a favor, anuló el poderío aéreo de Fortete buscando sistemáticamente el anticipo y el desvío con centros cerrados al primer palo, fuera del área de influencia del gigantesco defensor. Cuando los tuvo en contra, pudo controlarlo con la altura y oficio de Arrachea e impuso la idoneidad del resto de sus cabeceadores, especialmente Astiz, quien suele quedar libre de marcas para ir a buscar la pelota.
Por lo tanto, con recursos y aspiraciones parecidas, Círculo prevaleció porque, a lo largo del año, le fue agregando cosas al boceto original.
El estímulo de ese 0-4 del 9 de julio fue debidamente aprovechado por Alexis Matteo y todos sus jugadores. Para crecer. Y Kimberley ahí no pudo seguirle el tren.
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