Científicas marplatenses detectan plaguicidas en placentas humanas
Integrantes del Conicet Mar del Plata evaluaron la presencia de plaguicidas en mujeres embarazadas residentes en la Patagonia Norte.
Las investigadoras Paola Ondarza y Karina Miglioranza del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras, dependiente del Conicet Mar del Plata, participaron de un estudio que analiza la presencia de plaguicidas organoclorados prohibidos y otros de uso actual en mujeres embarazadas residentes en la Patagonia Norte.
Ondarza y Miglioranza, junto a Pique Rodríguez y Natalia Guiñazú del Centro de Investigaciones en Toxicología Ambiental y Agrobiotecnología del Comahue (CITAAC, CONICET-UNComa) y Celeste Muntaner de la Facultad de Medicina de la Universidad del Comahue, publicaron un artículo en la revista científica Salud Ambiental con los resultados de un estudio piloto sobre la presencia de plaguicidas organoclorados prohibidos (POCs) y plaguicidas de uso actual (PUA) en placentas de mujeres de Patagonia Norte.
En el trabajo se incluyeron a diez mujeres de Neuquén capital y diez de los poblados rurales Plottier, Centenario, Cinco Saltos y Contralmirante Cordero.
Los especialistas analizaron la presencia de POCs y clorpirifós, trifluralina y clorotanil, como PUA, presentes en sus placentas y determinaron los niveles de cada uno de ellos.
Además, registraron características sociodemográficas de las madres, como la edad, el estado nutricional, el consumo de tabaco y alcohol, y las características morfométricas del neonato y la placenta en cada caso.
En las veinte placentas encontraron residuos de plaguicidas, que variaron entre seis y once de los quince detectados en total. Además, evaluaron el índice ponderal de los neonatos, que relaciona los valores de peso y longitud al nacer.
Si bien el estado nutricional y crecimiento de los neonatos era normal, tanto en áreas rurales como urbanas hallaron una relación negativa entre los parámetros antropométricos y la concentración de plaguicidas de la familia de los POCs. Esto significa que los 20 neonatos incluidos en este estudio presentaron parámetros normales de crecimiento, cuyo peso al nacer fue un poco menor.
También observaron que la concentración de diclorodifeniltricloroetano (DDTs), compuestos que pertenecen a los POCs, fue varias veces superior a lo reportado en estudios previos de España y China. Incluso los valores superaron los presentes en Tanzania, donde este insecticida aún se sigue aplicando actualmente para combatir la malaria.
La investigadora del Conicet Mar del Plata Paola Ondarza señaló que los plaguicidas organoclorados “están prohibidos hace décadas en Argentina”, pero debido a su persistencia y tiempo de vida en el ambiente, que puede alcanzar años y hasta décadas, aún son encontrados en distintas matrices.
“Registramos principalmente residuos de los metabolitos de este tipo de plaguicidas lo cual indica que no hay aplicación actual, sino que sus niveles se asocian a la persistencia y estabilidad de las moléculas”, agregó la investigadora.
En el estudio hallaron que los POCs fueron los compuestos más abundantes en las muestras, siendo el 98 por ciento y el 72 por ciento de los niveles totales de plaguicidas presentes en las placentas, de mujeres rurales y urbanas, respectivamente.
Impacto
Ondarza indicó las posibles consecuencias de la presencia de este tipo de plaguicidas en la placenta: “El ambiente intrauterino se considera el primer escenario de exposición a diferentes químicos en la vida, por la elevada transferencia de sustancias a través de la placenta, sobre todo compuestos que tienen afinidad por los lípidos como los insecticidas estudiados en este trabajo, y por la vulnerabilidad de los fetos que no cuentan con un sistema de defensa maduro que pueda eliminar y/o degradar los compuestos”.
Existen antecedentes en la bibliografía internacional que relacionan la presencia de este tipo de compuestos con desbalances hormonales, ya que actúan como disruptores endócrinos, como así también con daño a nivel genético y déficit del desarrollo cognitivo.
El artículo indica que los niveles de plaguicidas organoclorados fueron similares o mayores a los encontrados en otros países y que en Argentina los antecedentes de este tipo de análisis son escasos.
“El trabajo pretende incrementar el conocimiento de la situación socio-ambiental que presenta la zona de estudio y que sea utilizado como herramienta para intentar reducir la exposición de poblaciones vulnerables a estos compuestos. Continuaremos trabajando para preservar la salud de las personas, incluyendo otros agroquímicos en el estudio y, de ser posible, otras poblaciones. Sería ideal repensar las formas de producción de alimentos, intentar gradualmente cambiarlas para reducir la exposición a agroquímicos”, reflexionó Ondarza.
La investigadora advirtió que el grupo de trabajo está interesado, motivado y comprometido en el análisis de exposición a estos compuestos en relación con los potenciales efectos sobre la salud de neonatos y que sirva para mejorar las condiciones de vida de la población del Alto Valle de Rio Negro y Neuquén.
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