Internet abrió las fronteras de los países y la hiperconectividad generó el escenario propicio para que nuevos -e impensados- delitos aparecieran en el siglo XXI, que requieren una especial forma de investigación, con colaboración entre fuerzas de seguridad, centros académicos y empresas privadas de diferentes partes del mundo.

Ante esta situación, de cibercrímenes que tienen un carácter transnacional, el rol de la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol), que cuenta con la participación de 194 países, cumple un rol de coordinación central.

En América, el oficial de la dirección de Cibercrimen de Interpol es el ingeniero en sistemas y experto en ciber seguridad Adrián Acosta, que el pasado jueves brindó en el NH Gran Hotel Provincial un seminario organizado por la Policía Federal para más de 300 miembros de diferentes fuerzas de seguridad nacionales.

“Existen diferentes desafíos a la hora de investigar el cibercrimen, como el fácil acceso que los criminales tienen a este mundo, que con solo un poco de imaginación, uso de tecnología y entendimiento de las costumbres de la sociedad global pueden generar daño”, explicó el oficial de Interpol Adrián Acosta a LA CAPITAL y agregó: “Estos delincuentes ingresan al mundo del cibercrimen para tener ganancias económicas y ese es el mundo en el que vivimos actualmente”.

Los delitos que abarcan el cibercrimen son variados, desde producción y distribución de imágenes de abuso sexual infantil entre pedófilos, hata estafas inverosímiles a la compra de criptoactivos de narcotraficantes.

“Las tecnologías emergentes y los criptoactivos -como bitcoins o ethereum-, son un desafío a la hora de investigar”, expresó el oficial de Interpol en América y agregó: “Por eso para los organismos de aplicación de la ley es un desafío investigar a este nuevo modelo de cómo los criminales empiezan a cobrar sus servicios a través de estos criptoactivos”.

Para Acosta, es fundamental que los países puedan “armonizar” la legislación en torno al cibercrimen, ya que “los países vecinos afectan a otros si no tienen tipificados algunos delitos”.

Por eso, para Acosta, es importante, además de investigar, concientizar a las personas para que se exija “una actualización de la legislación y el acceso transfronterizo de datos”. “El mundo cambió y este mundo digital al que nos enfrentamos no tiene fronteras. La sociedad argentina accede a mucha información que no está en Argentina y que se puede transformar en evidencia o es necesaria para poder judicializar delitos”, explicó.

-¿Cuál es la principal función de Interpol en este mundo sin fronteras?

-La principal es la cooperación policial internacional, donde ya estamos sumando a los Ministerios Públicos, a los fiscales, que tienen un rol importante, ya que en la Justicia Latinoamericana la mayoría de los países están pasando a tener un sistema procesal acusatorio. Interpol colabora en desarrollar las capacidades investigativas de los organismos de aplicación de la ley. Además realizamos campañas de prevención, ya que muchos delitos de cibercrimen se basan en el desconocimiento y la confianza que tiene la gente en el uso de estas nuevas tecnologías.

-¿Cuál es la importancia de la colaboración internacional?

-La cooperación en el cibercrimen es especial, diferente a otras áreas criminales. Se necesita conocimiento tecnológico, otro tipo de capacidades y la cooperación se transforma en un punto importantísimo para resolver causas. Y no solamente la cooperación entre organismos de aplicación de la ley nacionales e internacionales, sino que también entran otros actores como el sector académico, el sector privado -redes sociales, de tecnología, ciber seguridad- que colaboran con información.

-¿Cómo está preparada Argentina para investigar cibercrimen?

-Está dentro de los países de Latinoamérica con mejores capacidades, sin embargo en cibercrimen siempre es necesario seguir capacitándose e invirtiendo en el desarrollo de de infraestructura, herramientas todas que son cada vez más costosas.

-¿Qué cibercrimen es el que más preocupa?

-Nos preocupa en general todo cibercrimen, pero sí tenemos una alta connotación de imágenes de abuso sexual infantil donde estamos intentando cambiar un paradigma: no solamente detener a los pedófiles que distribuyen estas imágenes, sino que estamos trabajando en rescatar a las víctimas, porque detrás de cada imagen de abuso infantil hay un niño que está siendo abusado.

-¿Y cómo se cambia ese “paradigma” en los casos de imágenes de abuso sexual infantil?

-Hay que cambiar la perspectiva, para investigar y rescatar a las víctimas. Desde que empezó este año, en Argentina la Policía Federal rescató a siete víctimas de abuso sexual infantil por esas imágenes que aparecen a nivel mundial y que se producían en Argentina. No solamente pensar en la cantidad de criminales que arrestamos que distribuyen estas imágenes, sino en los menores que son abusados detrás de esas imágenes. Tenemos que cambiar esa mentalidad estadística de cantidad de criminales detenidos y pensar que rescatar una víctima es muchísimo más valioso, más importante para nuestro futuro.

Un seminario como puerta
para investigaciones 2.0

La Policía Federal Mar del Plata convocó al oficial de Interpol Adrián Acosta, a integrantes del Departamento de Innovación y Desarrollo del Cuerpo de Investigaciones Judiciales del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires y investigadores de Info-Lab para que capacitaran a miembros de distintas fuerzas de seguridad en un seminario de cibercrimen.

“Es en este escenario en el que la capacitación en las técnicas básicas de investigación, el manejo, conservación y admisibilidad de la prueba electrónica y digital y la cooperación internacional resultan indispensables para avanzar en una acción exhaustiva y coordinada en la persecución del delito cibernético”, explicaron desde la Policía Federal, sobre este seminario que contó con más de 300 participantes de diferentes fuerzas de seguridad, como la Policía Federal, Bonaerense, Prefectura, Fuerzas Armadas e integrantes del Ministerio Público Fiscal.

Para la Policía Federal el seminario era necesario al tener en cuenta “el auge de las tecnologías”, que protagonizan “una serie de retos en torno a los delitos cibernéticos como la pornografía infantil, robo de identidad, acoso cibernético, extorsión, ciberbulling, tráfico de drogas o grooming”.