Chantal Abad visitó la ciudad y consideró que el veganismo y la alimentación saludable llegaron “para quedarse”, al tiempo que remarcó la “necesidad” de empezar a difundir una “forma distinta de cocinar”.

La chef nacida en La Plata, que saltó a la popularidad con participaciones en diferentes programas de la televisión abierta y cuenta con más 700 mil seguidores en redes sociales, reveló que los últimos años se le “juntaron dos mundos” para el que siempre demostró potencial: la gastronomía y la comunicación.

“Cuando volví de trabajar en España empecé a trabajar detrás de cámara, a producir programas de cocina hasta que un día me agarró una productora y me dijo ‘vos tenés que estar delante de cámara’ y así arrancó todo”, recordó.

– En los últimos años se dio el fenómeno que los programas de cocina empezaron a ocupar horarios centrales de los canales de aire y con un gran éxito en el rating. ¿Por qué creés que generan tanto interés?

– Creo que se dan dos fenómenos interesantes. El primero es que se está transitando una pandemia, con gente encerrada que tiene que volver a conectarse con algo tan primitivo como hacerse de comer y no tiene idea y quiere aprender. Eso generó un interés en la gente, vimos un boom de personas haciendo pan. Otra cosa muy interesante, que creo que es un cambio global, es que hay contenido que fue quedando viejo. La gente ya le escapa al problema, a la crítica, a los programas de atacarse unos a otros y, en ese hartazgo, se buscan cosas bonitas. Cocinar es algo lindo, que además es entretenido, entonces ahí es donde la cocina vino a ocupar el lugar que antes ocupaban los chimentos y las peleas. Ahora la gente quiere pasarla bien.

– Y vos, a pesar de tu experiencia, ¿Seguís buscando aprender nuevas cosas en la gastronomía?

– Todo el tiempo uno sigue aprendiendo e incluso se va reciclando. Yo, por ejemplo, ya van a ser siete años que no como carne por esto de empezar a pensar los procesos productivos. Al principio no era consciente de lo que estaba cocinando. Hoy elijo formas alternativas de alimentarse que están buenas y lo único que requieren es tiempo y voluntad. Uno no puede dejar de ver el contexto hacia donde vamos y eso es reaprender constantemente.

– En un país donde el asado es tradición, ¿Es un desafío ofrecer platos sin carne?

– Es un recontra desafío que yo elijo abordarlo desde un lugar de no conflicto. Si bien tengo una idea formada al respecto, siempre parto de la idea de no juzgar y entiendo que es un proceso. Sin dudas esto es un país que va a ser más difícil que esto se instale, es un trabajo que recién empieza, pero va por un camino sólido. No es una moda que va a pasar en 10 minutos, llegó para quedarse y cada vez va a ser más necesario por una cuestión de salud también. Hay gente que lo está pidiendo.

– Y poniendo de ejemplo a Mar del Plata, ¿Cómo reversionarías su gastronomía de forma saludable?

– Creo que aprovecharía la materia prima de otra manera. Me fascinan las rabas, pero tenés calamar, que está buenísimo. ¿Qué pasa si en lugar de fritarlo lo grillás, lo salteás, le ponés un poco de ajo, aceite de oliva y un tomate fresco? Hay un producto que está bueno, hay una cantidad de pescado espectacular y no hace falta siempre hacerlo en milanesa y frito. Me parece que es una cuestión de técnicas, a veces es un pecado agarrar un pescado fresco, divino, espectacular, y masacrarlo en aceite hirviendo dos horas.

– ¿Y el postre?

– Te comés un alfajor (risas), ahí no hay con que darle. Son los mejores del mundo. Ahora la ciudad tiene también unos helados espectaculares, pero lo que ha pasado con el alfajor es un fenómeno que no se puede creer y son un producto diferencial. Ahora hay uno nuevo sin TACC, con harina de almendras, que es para mí lo mejor que han hecho. Ellos mismos el año pasado hicieron uno de semillas, esta es otra muestra de que hay un público que está pidiendo otro tipo de alimentación con los productos clásicos.

– ¿Tenés proyectado abrir tu propio restaurante?

– Me lo ofrecen todo el tiempo, sin parar, pero por ahora no. Es algo que honestamente requiere muchísimo tiempo y ese tiempo es calidad de vida. Estoy con muchas cosas y lo que me va a pasar es que no lo voy a disfrutar y, cuando hago las cosas, me gusta hacerlas bien, entonces es algo que no va a suceder. No digo que en un futuro no, pero si me lo imagino, me lo imagino en una playa, chiquito, poca gente, con música, yoga y comida súper natural. Perfectamente podría ser en Mar del Plata, que tiene todas las condiciones.

– ¿Y qué metas tenés para lo que viene?

– Es un año en el que me estoy planteando algunos cambios. Estoy pensando en enfocarme en la parte artística, es probable que empiece a estudiar teatro y música. En lo gastronómico necesito empezar a comunicar una forma distinta de cocinar, de producir, de comer y de entender la alimentación. El mundo del yoga también me fascina. Por eso, lo que sueño a largo plazo, es que esos tres mundos se conjuguen en un gran mundo de bienestar.