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La Ciudad 27 de abril de 2016

Cerca de 2.000 docentes de escuelas católicas reflexionaron acerca de su rol

Fue durante la "Novena Jornada Diocesana de Educación para el Amor y la Familia" que se realizó en la víspera en el Colegio Santa Cecilia.

Con el lema “Forjadores de la cultura del encuentro” se realizó ayer en el Colegio Santa Cecilia la “Novena Jornada Diocesana de Educación para el Amor y la Familia” de la cual participaron alrededor de dos mil docentes de todas las instituciones educativas de la Jurec, razón por la cual no se dictaron clases en las escuelas católicas.
En esta oportunidad estuvo presente el presbitero Alberto Bustamante, vicario general de la diócesis de Villa María (Córdoba) quien, al referirse al encuentro sostuvo que “fui invitado a disertar por el padre Pablo Etchepareborda, -presidente de la Junta Regional de Educación Católica- con la idea de reflexionar junto a los docentes y orientarlos para trabajar en grupo. Hay que realimentar su vocación de educadores y de acompañamiento a los niños y adolescentes en la conformación de su proyecto de vida, con todo lo que eso implica. Es necesario estar cerca y vinculados con ellos, dispuestos a escucharlos y a caminar juntos teniéndolos en el horizonte y en nuestro corazón”, expresó.
Tras manifestar que “hay una cultura contemporánea de mucho abandono y ausencia de parte de los adultos hacia los chicos y chicas”, dijo que “a eso se suma un individualismo muy grande que provoca un encierro en la búsqueda de los propios intereses. Para ejemplificar -acotó- yo nunca escuché a mis padres decirme “no nos embromés, que tenemos derecho a pensar en nosotros. Ahora, en cambio, es una expresión habitual en el trato con los hijos. Ese no estar, esa falta de presencia, constituyen un acto violento que los va enfermando”. Y acotó: teniendo en cuenta que la escuela es uno de los ámbitos que habitan los chicos, nos parece importante lo que planteó el Papa en el sentido de refundar los vínculos y hacer un pacto educativo que, en términos de estar más cerca de nuestros jóvenes, nos ponga a todos en la misma sintonía. Es equivocado creer que la felicidad reside en encontrarse con uno mismo y no con los demás. Francisco ha dicho que no se trata de una aplicación que se puede bajar al teléfono celular. Vivimos una época de mucha pantalla pero, a su vez, de poca mirada, de escaso vínculo y relación. También de poco jugar juntos y de estar el uno para el otro”, advirtió.
Tras afirmar que “el problema somos los grandes, no los chicos” sostuvo que “creer lo contrario es cometer un gran error. No son los jóvenes sino los adultos los que arman el circo que comercializa sus debilidades; los narcotraficantes no tienen 12 años”, aclaró. Por último dijo “que el Señor bendiga a las instituciones educativas; los chicos necesitan ser acompañados y amparados por ellas”.-