La Justicia resolvió que Federico Sasso, el joven que atropelló y mató a Lucía Bernaola en junio de 2017, no podrá volver a conducir hasta el 2032.

La medida la tomó el Juzgado de Ejecución N° 1, a cargo de Ricardo Perdichizzi, quien estableció que el cómputo de la pena por inhabilitación de conducir de 10 años se establece desde que la sentencia quedó firme y no desde el momento del siniestro vial.

La defensa de Sasso, a cargo del abogado Facundo Caparelli, había planteado que la pena de inhabilitación finalizará en 2027, a lo que se opuso el abogado querellante, Maximiliano Orsini.

“El planteo que hace la defensa, además de ser caprichoso es ilógico e irrazonable. Sasso no puede decir que él entregó la licencia porque en 2017 se la sacaron los inspectores de Tránsito la Municipalidad por alcoholemia positiva. Es imposible que él pudiera cumplir con esa inhabilitación porque estaba detenido y al estar detenido no puede manejar. Por ende no puede contar como un cómputo de pena anticipado”, remarcó Osini.

El abogado de Verónica Borelli, madre de Lucía Bernaola, destacó la medida y el haber sido tenido en cuenta por el juzgado de Ejecución N° 1 y declaró: “Esto es importante, porque se demuestra que la víctima tiene que estar detrás del sistema judicial procesal para que el victimario dé efectivo cumplimiento de las penas impuestas”.

En noviembre de 2019 los jueces Gómez Urso, Viñas y Sueyro condenaron a Federico Sasso por “homicidio culposo agravado” por la muerte de Lucía Bernaolale aplicaron la mayor condena posible para este tipo de hechos: 6 años.

En la madrugada del domingo 4 de junio de 2017 Sasso conducía por la costa a no menos de 70 kilómetros por hora –por encima de la máxima permitida– cuando en la curva de la calle Alberti el auto derrapó y embistió a un grupo de jóvenes que caminaba por la vereda, en el que se encontraba Lucía Bernaola -hija del ex futbolista Eloy Bernaola-, quien falleció en el lugar.

La primera reacción de Sasso fue escapar, pero minutos más tarde regresó. El control de alcoholemia que le hizo la policía arrojó 1,23 miligramos de alcohol por litro de sangre. “Nunca quise matar a una persona. Quisiera que el padre me crea cuando digo que lamento lo que pasó”, dijo Sasso mucho después, en la audiencia final del juicio.

Antes del juicio, Sasso estuvo detenido en la Sub DDI de Balcarce y luego logró obtener una medida de arresto domiciliario. En esa condición llegó al debate oral, en abril de 2019, y permaneció hasta agosto de 2020 cuando el beneficio le fue revocado y fue trasladado al penal de Batán.

Sin embargo, en enero de 2021 la sala II de la Cámara de Apelaciones y Garantías en lo Penal resolvió otorgarle la libertad asistida a Federico Sasso, al considerar que había cumplido “con todos los requisitos exigibles para la excarcelación”. Además de los informes positivos realizados por el personal del Servicio Penitenciario, los jueces Marcelo Madina y Marcelo Riquert, tuvieron en cuenta que no existía riesgo procesal alguno al excarcelar a Sasso, al no haber peligro de fuga o de entorpecimiento en una causa que ya fue juzgada.