“El arte de la maternidad es tremendamente complejo”, entendió la actriz Carola Reyna, quien interpreta en “Okasan” a la madre de un hijo joven y adulto. El chico viaja a Japón a terminar sus estudios y ella viaja a visitarlo. Por eso, la obra lleva por subtítulo: “Diario de viaje de una madre”.

La pieza –su primer unipersonal– abrirá la temporada teatral en el Auditorium. Se la podrá ver en cuatro funciones: este sábado, domingo, el martes 7 y el miércoles 8 a las 21.30 en la sala Astor Piazzolla.

“Al principio sos totalmente imprescindible para la vida de un hijo, pero después, de a poco, te tenés que ir haciendo invisible, tenés que estar acompañando, sobrevolando como una libélula. Y esa transformación es compleja”, agregó la actriz.

Basada en el libro de Mori Ponsowy, la puesta cuenta con dirección de Paula Herrera Nóbile. El título alude a la palabra japonesa “Okasan”, que se traduce como la madre, una madre honorífica, con mayúsculas y llena de formalidad.

“Es el primer viaje de la madre que va visitar a su hijo a Japón, pero en realidad me parece que (el espectáculo) va bastante más allá: tiene que ver con las diferentes etapas de la vida, las diferentes maneras de amar, porque uno tiene muy instalado que el amor es poseer, que el amor es tener cerca, que el amor es, de alguna manera, tener un control sobre el otro y a veces los hijos son como maestros que te enseñan que no” es tan así el amor, indicó la actriz.

Sobre la naturaleza cambiante de los vínculos humanos y ese duelo permanente que lleva adelante la madre ante cada nueva etapa de la vida de su hijo también habla este espectáculo. “Cuando tenés que dejar por primera vez a tu hijo en el jardín de infantes, sentís una pérdida enorme, hay un primer duelo. Todo el tiempo uno va duelando, uno se va acomodando como madre o como hija o como hijo. Okasan habla un poco del paso del tiempo, de la vida y de los nuevos lugares en donde la vida te coloca”, observó en diálogo con LA CAPITAL.

Reyna estrenó este espectáculo en 2023 en El Picadero. “Me impactó la repercusión que tuvo, nunca me imaginé, evidentemente es un tema que nos pega bastante, el tema de la distancia: el mundo se ha vuelto más accesible para los jóvenes”, indicó.

En ese sentido, no son pocas las madre y los padres que la esperan a la salida del teatro para expresarle la identificación que sintieron durante el desarrollo de la pieza. “Es catártico, te conmueve porque resuena y eso me impresionó: se armó como una especie de colectivo sin querer de madres y padres que en el hall del teatro me dicen ‘mi hijo se fue’, ‘vine a verla con mi hijo que vivía en Japón’… Creo que hay mucha gente con necesidad de sentirse acompañada”.

La misma Carola tiene a su propio hijo viviendo en el exterior del país. “La obra me pega desde un lugar muy personal. La amiga que me propuso hacerla leyó el libro de Ponsowy, que es una novela preciosa; mi amiga tiene tres hijos, una de ellas afuera, y cuando leyó la novela me dijo que le recordaba las charlas entre nosotras cuando contamos todo lo que nos pasa con los hijos. Ella tuvo la idea de transformarla en obra”, contó.