Algunos de los obispos presentes en la ceremonia de ordenación del nuevo obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, lo conocen desde sus inicios en la camino de la fe. Y hasta dijo presente el cardenal argentino Leonardo Sandri, que reside en el Vaticano y actualmente es el prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales y consejero de la Comisión Pontificia para América Latina.

En su opinión, que el flamante líder de la iglesia local sea el primero nacido en la ciudad que asume la función es “una muestra de madurez. La Iglesia de Mar del Plata ha crecido estos años y se pudo llegar ahora a elegir como obispo a un hijo de esta tierra”, definió en diálogo con LA CAPITAL.

Asimismo, reconoció el “crecimiento y madurez ” de la Diócesis de Mar del Plata en cuanto a “la catequesis, las vocaciones, de todos los que trabajan en el mundo de la iglesia, la pastoral educativa y social. Es histórico porque señala un momento de madurez”.

La felicidad de Puiggari

Por su parte, monseñor Juan Alberto Puiggari, se reconoció “feliz” por estar en Mar del Plata: “Me llena de alegría”, confesó y les pidió a los feligreses que “miren en la fe del padre Gabriel, sucesor de los apóstoles, y colaboren y trabajen a su lado. El pastor debe trabajar con todos, con oraciones y colaboración pastoral”.

Asimismo, describió al flamante obispo como “un hombre muy completo en sus dimensiones, con condiciones que conjugan personalidad muy firme y decidida, con el beneficio de continuar la tarea de (Antonio) Marino”.

“Un pastor de la ciudad”

Monseñor José María Arancedo, que ordenó sacerdote a Mestre, consideró que “un nuevo obispo enriquece al Episcopado, especialmente a Mar del Plata, que recibe un pastor que es parte de la ciudad. Nació, estudió, se ordenó aquí”.

“Tuve la alegría de ordenarlo sacerdote -recordó- y hoy participar de esta ceremonia. Reciban con el corazón abierto a alguien que lo merece, porque es capaz, servicial, sensible y trabajador”.

Asimismo, consideró que “Mar del Plata tiene que vivir con mucha alegría un nuevo obispo, con estilo propio, con su modalidad, cada uno tiene su manera de ser, pero va a cumplir una tarea muy fecunda”.

Y le deseó que “sea pastor, padre y amigo también. El pastor guía y camina con la gente, que converse, que rece por la comunidad. Le deseo lo mejor”.