Si fueran artistas plásticos pintarían sobre sus propias imágenes o sobre los cuadros de sus artistas favoritos. Pero no son artistas visuales. Son músicos que forman el dúo Prisma, una agrupación que combina los sonidos electrónicos, el rap, el trap, la poesía y aquellas sonoridades que más los atraen.

Mariano Balestena y Nacho Díaz, sus integrantes, se mueven en el mundo del arte contemporáneo, ese territorio permeable, donde todo es materia posible para crear arte.

Así, montaron capa sobre capa en sus canciones y reutilizaron las músicas que les resuenan y que ellos mismos crearon. Y tras mucho trabajo parieron “Calma Real”.

Se trata de su nuevo EP, que contó con la colaboración autoral de otro artista, Mauro Cruz, quien sí es dibujante y plástico.

“Estoy sobre una esfera que gira sobre su eje y a la vez sobre el rey sol que una trama teje”, se escucha el flow de la primera canción del EP, titulada “Furia imperfecta”. Y luego esa misma letra dispara otros ropajes, como si una misma poesía sonora pudiera generar otras interacciones, otras versiones de sí misma y mezclarse con todo aquello que impacta en los músicos.

Con su tono espiritual, su búsqueda de cosmogonía y su homenaje a la naturaleza, esa letra es la base de este EP exploratorio y circular creado por este prolijo dúo marplatense que nunca abandona las búsquedas.

-¿Se animan a desmontar Calma Real? ¿Qué capas tiene, cómo la fueron construyendo?

Balestena: –Calma Real tiene sampleado un pequeño fragmento de un track de David August, un productor de una vertiente musical más convencionalmente bailable. Sobre eso compusimos unas partes de cuerdas (violines, contrabajos) con instrumentos virtuales y una base rítmica relativamente sencilla. Furia imperfecta tiene varios samples de una obra de Ravel, a partir del cual generamos muchas capas de percusión. Nos interesa dialogar con música que nos gusta y nos nutre, no solamente como influencia si no como materia prima junto a otras. Es posible llegar a resultados irreproducibles de otras maneras.

Díaz: –Yo la voy a desglosar en capas temporales. En 2015 esta canción era un beat muy simple que hicimos con Mauro Cruz, viviendo juntos en Buenos Aires y haciendo temas bajo el nombre Colvmna. Hacia 2017 lo terminamos tocando en los recitales de Prisma, Mauro siguió su camino con la pintura; que es excelente; y nosotros decidimos ampliar la canción para suplir la ausencia de su voz.

Hacia fines de 2019 surge la idea de lanzarlo con un videoclip de Chumbo Films, proyecto que quedó increíble y se lanzó a principios de 2020. Durante el mismo año; cuarentena de por medio, nos sentamos a trabajar profundamente buscando qué podemos hacer de nuevo después de tantos años y tantas experiencias; y acá estamos; con un EP bajo el brazo que nos enorgullece en cantidad.

-¿Por qué eligieron el camino exploratorio de la música?

Díaz: –Creo que el disfrute de la música en sí misma siempre fue la razón por la que terminé queriendo crearla. Sí, tal vez; una influencia muy profunda en la idea de tocar de forma más improvisatoria y descontracturada fue ver de cerca a Morbo y Mambo desde muy chico; una banda tremenda nacida en Mar del Plata con la que además de la ciudad; comparto sangre.

-Si bien la construcción de la música es un proceso complejo, escuchar su obra predispone a un mundo sonoro de fusiones, un mundo aún más complejo, en el que espectadora-espectador pueden perderse. ¿Son conscientes de eso, les pesa, les gusta, lo buscan? ¿Qué idea simbólica tienen de espectador?

Balestena: –¡Es interesante preguntarnos qué clase de espectador tenemos! Intentamos no cerrarnos al público de nicho, pero sí creemos que la manera más nutritiva de escuchar nuestra música es estar un poco lista o listo para lo impredecible y con voluntad de recibirlo. Creo que no intentamos hacer música especialmente “espesa” de digerir, pero sí sentimos que ése es el camino que queremos explorar en determinado momento, nos metemos a recorrerlo de pleno.

Díaz: –Creo que el arte alguna función tiene que cumplir; muchas veces se busca “divertir” o “entretener”. En nuestro caso buscamos llevarle al público una experiencia fuera de los estándares habituales, que a la vez nos represente y pueda ofrecerle al otro, a la otra una mirada nueva sobre la vida, o el arte. Es más incierto hablar del espectador como consumidor de música por streaming que como asistente a un show en vivo. Espero que la gente que viene a vernos lo haga porque disfruta la experiencia; o que si nunca nos vio le deje algo nuevo resonando.

-La asociación de “furia imperfecta” con “calma real” que se escucha en la canción es un oxímoron, ¿quisieron comunicar la contradicción del concepto?

Mauro Cruz: –Es cierto que es un oxímoron pensando en los términos de conceptos pero implícitamente es también una contradicción entre ser humano y naturaleza. El ser humano sería la furia imperfecta y la naturaleza, la calma real. Dicha calma hace referencia a la experiencia efímera que con suerte algunos humanos experimentan. Y la vivencia unificadora que significa la meditación o un estado de iluminación.

-¿Qué cosmogonía (ya que hablan de eso) atraviesa la canción “Calma Real”? ¿El Sol, lo incaico?

Cruz: Con respecto a la idea de “cosmogonía” es otro intento de unidad, en este caso ese sol; como el dios Supremo para los Incas y “relámpagos, rayos, palabras me guían” en referencia a los Tupi Guaraní. Se cree que estos últimos no rendían culto a ninguna divinidad pero sí encontraban en los relámpagos, rayos y tormentas una entidad a quien tener respeto (Tupä). También la importancia de la palabra para ese pueblo. En conclusión la unidad entre pueblos tan distintos se genera por la distancia con que se los mira y la conexión que estos tenían con su entorno.

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