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Policiales 10 de agosto de 2019

Brujería, rituales, magia negra y el uso de cadáveres de niños

Ante los robos de cuerpos de bebés de las tumbas de los cementerios de Miramar y Otamendi, LA CAPITAL consultó al Ph. doctor en Antropología Social y experto en etnografía de la muerte César Bondar para arrojar luz en casos de una oscuridad casi literal.

Por Juan Salas / @juasalas

Los cuerpos de al menos dos bebés fueron robados del cementerio de Miramar. Otras tres familias ya pidieron que exhumen las tumbas de sus niños muertos, para confirmar que sus restos sigan allí. En 2017 del cementerio de Otamendi también profanaron dos tumbas de niños. No hay detenidos en ningún caso ni una explicación concreta, pero entre tanta incertidumbre una hipótesis cobra fuerza: los cuerpos fueron robados para ser utilizados en rituales umbandas, de magia negra o brujería.

Cuando se confirmó que además del cuerpo del bebé Ciro Lescano también se habían robado de su tumba el de Liam Rodríguez, desde la Policía Científica explicaron que solicitarían ayuda a un grupo de antropología forense de Corrientes, especializado en rituales y grupos religiosos.

No hay motivos comprobados o personas detenidas por los robos de los cuerpos de Ciro Lescano y Liam Rodríguez. Sólo existen hipótesis, y entre ellas la que más fuerza parece tener es que los cadáveres fueron sustraídos para su uso en rituales.

Ante una hipótesis tan siniestra, LA CAPITAL contactó al Ph. doctor en Antropología Social, experto en etnografía de la muerte e investigador del Conicet César Bondar, para que desde su campo de conocimiento e investigación pueda dar una explicación sobre en qué cultos se utilizan cuerpos de niños, que podrían haber sido robados de una tumba en Miramar, Otamendi, Chaco, Misiones, Santiago del Estero, Brasil o Africa.

El doctor Bondar es misionero -reside en Corrientes hace 15 años- y, según los expertos del grupo de antropología forense de Corrientes al que la Policía Científica pretendía contactar, es quien “más sabe en el país sobre rituales de muerte”.

Bondar asegura que el tipo de ritual en el que se utiliza el cuerpo de un niño “no constituye parte de la cosmogonía umbanda, sí en determinadas líneas del africanismo, pero no en lo que se conoce como umbanda, caboclo o candomblé”.

“Estos últimos sistemas rituales tienen que ver con otras formas en relación con lo sagrado, pero que sus raíces son indefectiblemente yoruba“, dice Bondar y agrega: “No hay que olvidar que el que se constituye como un pai umbanda o líder religioso de las otras líneas indefectiblemente también está manejando las mancias que tienen que ver con los africanismos. Esto tampoco tiene que ver con San la Muerte, Señor de la Muerte o Santito, cuyo esquema de prácticas y creencias debería ser explicado en otra instancia”.

César Bondar, doctor en Antropología Social.

César Bondar, doctor en Antropología Social.

-¿El robo de cuerpos de bebés de tumbas del cementerio puede tener relación con estos rituales?

-No podría asegurar que la desaparición de los cuerpos tiene que ver en forma directa con estos sistemas rituales. Esto es una explicación genérica para entender en qué se usaría el cuerpo de un niño. Cabe resaltar que nunca estos rituales son para beneficio del líder religioso. Sino que el uso de fracciones de cuerpos humanos, huesos o sangre, intervienen en los rituales a pedido de otra persona, el sacrificante o el que usa la parte del cuerpo lo que hace es atender un pedido o solicitud de un tercero; quien debe asumir las costas requeridas por el ritual.

-¿Y por qué con cuerpos de niños?

-Hay en los entramados de la cultura determinados cultos religiosos, comunidades morales que utilizan fracciones del cuerpo de los niños -o también de los adultos- para la obtención de determinadas ventajas y pedidos -en lo económico, en la fertilidad masculina, en la prosperidad-. El uso de partes del cuerpo -en relación a su pregunta- tiene que ver con la pureza del cuerpo del niño y sobre la construcción regionalizada del concepto del “angelito”: el niño que ha muerto sin pecado, y al no poseer pecados regresa directamente al Tercer Cielo para gozar de visión beatífica. Esto le otorga al cuerpo del niño una naturaleza diferente al cuerpo del adulto, y tiene que ver con el concepto de sacralidad y de pureza de su sangre y la naturaleza angelical que lo habita. También con la fortaleza mágica y talismánica que pueden tener los huesos del niño en determinados rituales.

-¿Estos rituales se entienden como magia negra?

-Yo no usaría ese concepto. Lo que se conoce como magia negra son un conjunto de creencias, prácticas, actitudes y formas de relacionarse con lo sagrado que no están admitidas como válidas en determinada comunidad moral o de culto. Es decir, todo lo que es indeseable, desechable o que tiene un vínculo con lo supuestamente oscuro es catalogado como magia negra. En términos antropológicos, la magia negra no es un concepto que nosotros trabajemos como válido, sí el de brujería, hechicería o magia. En términos meramente descriptivos, la magia negra estaría incluida dentro del campo de lo que el brujo, sacerdote o el mago pueden hacer. Hay líneas de trabajo, líneas mágicas dentro de las comunidades morales o de culto que utilizan -en términos emic- energías menos iluminadas, más terrenales o energías más densas para lograr los cometidos que en el sentido común la gente denomina magia negra.

-¿Entonces a qué se llama magia negra?

-El concepto de la magia negra tiene que ver con esas actitudes o prácticas que no son aceptadas como válidas por determinada comunidad de culto, y que estarían utilizando como mediaciones entre los hechos fácticos y lo humano a fuerzas de naturaleza más densa para provocar algunos altercados o contrarrestar otros. Lo que la gente llama magia negra está reservado para determinados pedidos, y su uso no sería muy recurrente debido a los costos espirituales y materiales que implica. Habiendo pocos expertos e iniciados en estas modalidades muy arcaicas.

Operativo policial en el cementerio de Miramar

Operativo policial en el cementerio de Miramar.

Practicantes del inframundo

Para un practicante de determinada manifestación religiosa o sistema de creencia, lo que hace no es magia negra, sino que es un modo particular de relacionarse con determinadas entidades o formas del mundo de los dioses, del mundo de los demonios, entidades, los espectros o fantasmas”, explica el antropólogo César Bondar.

“Para esa persona no es magia negra, sino que hay una fracción de habitantes del inframundo -por decirlo así- que están reservados para determinadas solicitudes. Y hay una fracción de entidades del mundo, del inframundo o del mundo sagrado, que están reservadas para otras solicitudes”, agrega el especialista en rituales de muerte.

De esta manera, para los practicantes de determinados cultos que desean solicitar la atadura amorosa con alguien, la separación, la enfermedad o la fertilidad hay “un conjunto de entidades reservadas”, mientras que para solicitar la prosperidad, la buenaventuranza en la salud, el amor puro, la apertura en los caminos hay “otro conjunto de entidades”.

Para el mago, sacerdote o líder del culto, no hay magia negra o magia blanca, esa es una construcción externa a la comunidad de culto“, explica Bondar.

El cementerio de Miramar fue el escenario de la profanación de tumbas.

El cementerio de Miramar fue el escenario de la profanación de tumbas.

Antropología Social, la luz
en medio de tanta oscuridad

El doctor en Antropología Social, César Bondar, en las próximas semanas dará un curso pedido por la secretaría de Seguridad de Santiago del Estero referido a magia y brujería en casos de robo de cuerpos y, también, vendrá a Mar del Plata a dictar un Seminario sobre Antropología de la Muerte en la Universidad Nacional de Mar del Plata.

Hay que evitar relaciones directas entre lo que expongo y lo que está pasando en el cementerio de Miramar“, dice el especialista en rituales de muerte e investigador de Conicet.

Las palabras de Bondar arrojan luz entre tanta oscuridad.

Explicaciones que le dan algún sentido a las hipótesis más variadas de un caso siniestro en el que las tumbas de dos bebés, Ciro Lescano y Liam Rodríguez, fueron robadas del cementerio de Miramar.