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Deportes 27 de febrero de 2020

El joven que competía mirando al cielo, alto y lejos

El formidable atleta Braian Toledo, a quien llora el deporte argentino este jueves de verano, explicaba que siempre antes de lanzar la jabalina miraba alto y lejos, allá donde el foco más alto del estadio se confundía con el cielo.
Jamás los periodistas que ahora peinan canas y que tuvieron el gusto de conocer a aquel tímido estudiante secundario allá por 2010 habrían imaginado que iban a tener que escribir su necrológica.

La sensación de incredulidad es lo que predomina en todos: los deportistas famosos que le dan su despedida en la medida que se van enterando de lo ocurrido, los periodistas que tuvieron la oportunidad de conversar con él y cualquier padre de un chico de su edad, apenas 26 años.

Braian Toledo comenzó siendo un proyecto de atleta -con grandes marcas desde el vamos- que se expresaba fundamentalmente a través de su “profe” de la secundaria, Gustavo Osorio, su primer entrenador y se convirtió en el atleta carismático que llegó a ganar la simpatía de Cristina Fernández de Kirchner y Yelena Isinbayeva, nada menos.
Apenas tuvo la ocasión de salir al exterior en plan de perfeccionamiento con su entrenador Osorio, trabó amistad con la multi campeona rusa del salto con garrocha Yelena Isinbayeva, quien entonces lo aconsejaba permanentemente.

El tenía 16 años y consiguió una foto impensada con Yelena, ella luciendo la camiseta de la selección argentina de fútbol a la que tuvo que ocultar la marca con una mano porque era una figura exclusiva de otra escudería comercial.

Según relató Osorio en aquel momento, fue Isinbayeva quien se acercó a la pista para sacarle fotos al jabalinero argentino un día que lo vio cuando se entrenaba, asombrada por su técnica de lanzamientos.

Algunos medios recordaban también este jueves cuando Braian llamó la atención de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, otra mujer de fama mundial que supo aconsejarlo.

“Antes de ir a competir me llevaron a ver a la Presidenta y me acuerdo que me dijo `cuando vayas a tirar la jabalina, pensá en tus padres y tus hermanos, pensá que va la bandera argentina y llevala lo más lejos posible”, afirmaba Toledo en un spot de campaña política.

Y añadía que le recordaba: “ïCon esta beca no te regalamos nada, vos nos estás regalando algo a todos nosotrosï”.
Con ese bagaje, Toledo, al compás de su progreso deportivo consiguió que su madre tuviese una casa decente allá en Marcos Paz, Merlo, provincia de Buenos Aires.

Conocedor de la pobreza que lo acunó, hace dos años escasos había revelado el gesto solidario que cultivaba al menos una vez por mes, cuando cargaba su auto de mercadería para repartir por diferentes barrios con carencias de las zonas aledañas al centro de Marcos Paz. Su novia había sido la impulsora de la idea, que él abrazó entusiasmado.

Toledo también formaba parte de “HuellaWeber”, el programa social de Weber Saint Gobain que elige a deportistas con conciencia social para protagonizar cambios en la sociedad eligiendo un lugar para refaccionar con los materiales que pone la empresa.

“Elegí la ONG Manos en Acción en Marcos Paz porque me hace acordar mucho al comedor que yo iba de chico, a tomar un mate cocido con pan casero o tortas fritas. Yo pasé por eso y sé lo importante que es, lo bien que me sentía y no sólo por poder comer”, explicó.

Y ampliaba: “Es único compartir un programa que ayude a la gente con Pareto, Chiaraviglio, Crismanich, Delfi Merino y otros del deporte. Entre todos nos ayudamos y potenciamos los proyectos. Es soñado. Weber es hoy la única empresa que hace algo así, ojalá otras la imiten”, decía.

En pos de progresos técnicos había emigrado a Finlandia, allí donde la jabalina es pasión (como lo resaltara el maratonista Reinaldo Gorno, medallista olímpico en Helsinki 1952) y ya se entrenaba a las órdenes de Kari Ihalainen.

Cada vez que venía atendía a la prensa con su clásico don de gentes y se mostraba didáctico si captaba que algún periodista no estaba completamente empapado acerca de la disciplina “rara” que practicaba.

Comenzó a progresar en el atletismo viajando en moto desde Marcos Paz a Núñez con su entrenador y terminó sufriendo un accidente en idéntico rodado cuando en lo mejor de la vida se se proyectaba como un profesional del marketing y la publicidad digital.

Ese traspié golpea a todos como el impacto que él sufrió en el infausto final.

Braian Toledo había nacido el 8 de septiembre de 1993 y perdió trágicamente la vida un 27 de febrero, de este 2020, pero tuvo tiempo de dejar un nombre y un legado como otros grandes que se fueron “antes de tiempo”, acaso un destino parecido al de Agustín Magaldi y Carlos Gardel, por citar al azar dos astros de la música nacional.