Boleta única: qué es, qué pros y contras se le atribuyen y dónde se usa
En el Congreso hay una decena de proyectos. Ya funciona para cargos provinciales en 5 de los 24 distritos del país. Sus ventajas, desventajas y diferencias con la boleta actual,
Gentileza de los diarios La Voz del Interior y La Capital de Rosario
Por Juan José Domínguez (Chequeado)
En el Congreso hay una decena de proyectos de la oposición -mayormente- y del oficialismo para cambiar el instrumento de votación para las elecciones presidenciales y legislativas de la Nación: de boleta partidaria a boleta única.
La boleta única ya funciona para cargos provinciales en 5 de los 24 distritos del país, y es el sistema de votación de la mayoría de los países de América Latina y el mundo.
Sin embargo, la transición a este mecanismo de voto requiere de consenso en ambas cámaras y, según expertos, otras reformas legales y un diseño gráfico estudiado en detalle.
La oposición pidió una sesión especial en la Cámara de Diputados para tratar proyectos de ley que instaurarían la boleta única como nuevo mecanismo de votación de cargos nacionales en la Argentina, en reemplazo del sistema actual, de boleta partidaria.
En esta nota te contamos qué es la boleta única, qué ventajas y desventajas se le atribuyen, dónde se utiliza y qué diferencias hay con la boleta actual, entre otras preguntas y respuestas para ayudarte a entender este tema.
¿Qué es la boleta única?
Es un instrumento de votación que muestra toda la oferta de candidaturas de un distrito en un solo papel. El voto se hace marcando los casilleros correspondientes a los partidos o frentes electorales para cada categoría (por ejemplo, diputados y senadores de la Nación, y/o gobernador, legisladores, intendente, concejales, en el caso de elecciones provinciales).
El votante recibe en mano la boleta única de parte de las autoridades de mesa, en el cuarto oscuro -box de votación o biombo- marca sus opciones con un lápiz o una lapicera e introduce esa boleta en la urna.
¿Hay un solo tipo de boleta única?
No. En algunos casos, como el de Córdoba, una misma boleta concentra la oferta electoral total de la provincia (gobernador, legisladores, intendente, concejales, etcétera). Todo, en una sola carilla.
En Santa Fe, en cambio, el votante recibe 5 boletas por cada cargo, identificadas por colores: la de gobernador es celeste; la de diputados provinciales, violeta; la de senadores provinciales, amarilla; la de intendente, verde; y la de concejales, roja.
En Córdoba, la boleta única muestra a las agrupaciones políticas (Hacemos por Córdoba, Juntos por el Cambio, Frente de Todos, etcétera) en vertical y a las categorías (gobernador, legislador, intendente, concejal, etcétera) en horizontal. También figura la opción de votar a la lista completa, es decir, a una misma agrupación para todos los cargos en disputa.
A diferencia de Córdoba, donde Córdoba, donde la boleta única concentra la oferta electoral en una sola hoja, en Santa Fe hay una papeleta por cada cargo (gobernador, diputado, senador, intendente y concejal), identificada por color. Gentileza: diario La Capital de Rosario.
¿Qué diferencia a la boleta única de la tradicional?
Con la boleta única el votante marca su decisión en una planilla mientras que con el sistema actual arma su voto con las boletas de cada partido o frente que encuentra en el cuarto oscuro (a veces puede haber decenas de estas disponibles, según la cantidad de agrupaciones que se hayan presentado para participar de la elección).
Con el sistema actual, el elector puede tomar una boleta completa o cortar boleta y elegir, por ejemplo, el candidato a presidente de un partido y la lista de candidatos a diputado y/o senador, de otro. Todo eso lo deposita en un sobre, que se cierra y va a la urna. Con la boleta única también se puede votar a distintas agrupaciones por categoría, pero usando un lápiz, no una tijera.
Con la boleta única el voto en blanco es dejar los casilleros en blanco y, con el sistema actual, meter en la urna un sobre vacío.
¿Qué ventajas se atribuyen a la boleta única?
La boleta única es una sola por cada votante y la impresión la realiza el Estado, sin la participación de los partidos políticos, que “en muchos casos suelen financiar las campañas con el dinero de las boletas” que reciben del Estado, sostuvo Pablo Secchi, director ejecutivo de Poder Ciudadano.
Los fiscales no deben ir a chequear los posibles faltantes de boletas, porque con la boleta única en el cuarto oscuro no hay nada, y se terminarían prácticas como el robo de boletas, las roturas o las boletas truchas, dijo Secchi.
Al no tener que colocar decenas de boletas partidarias, los cuartos oscuros pueden ser más chicos o directamente boxes de votación, y no necesariamente usar un aula entera para un solo elector por vez. Esto podría agilizar el proceso electoral.
Daniel Zovatto, director regional para América Latina y el Caribe en el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional), subrayó que la boleta única garantiza la equidad en la competencia electoral, porque “toda la oferta electoral está expresada de la misma manera” y que “no se beneficia ningún partido político o frente electoral en particular”.
Alejandro Tullio, especialista en elecciones y ex director de la Dirección Nacional Electoral del Ministerio del Interior entre 2001 y 2015, indicó que la boleta única, además de ser “el único sistema que asegura la integridad de la oferta electoral”, es más económica y ecológicamente sostenible. “Debemos prestar atención a la huella ecológica de los procedimientos. No es sólo la cantidad de papel, la tinta y otros materiales no biodegradables que insume el sistema actual sino también la logística asociada, porque son grandes volúmenes de elementos que se transportan”, dijo a este medio.
Tullio también dijo que con la boleta única es más sencillo el conteo “con entre 280 y 290 boletas”, que es la cantidad habitual de votos emitidos por mesa, “que con las múltiples combinaciones desiguales” de las boletas partidarias, que se pueden cortar. Dependiendo de su diseño y su tecnología, la boleta única de papel podría ser leída con sistemas de escaneo veloces y seguros, agregó.
¿Y las desventajas?
La Argentina tiene un esquema de distribución de cargos electivos provinciales muy complejo. La Provincia de Buenos Aires, por ejemplo, realiza por ley sus elecciones primarias el mismo día que las PASO nacionales. “Podríamos estar hablando directamente de afiches, del tamaño de los de la vía pública, que oficiarían de boleta única; inclusive sin contar los cargos provinciales”, dijo Facundo Cruz, politólogo y docente de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Torcuato Di Tella.
Al respecto, sostuvo que “en la Argentina es muy fácil crear un partido político” y que, por lo tanto, “al implementar la boleta única hay una decisión trascendental que tomar respecto de su diseño”. “¿Ponemos a todos o a algunos? Si hacemos la letra más chica, esto generaría inequidad en la accesibilidad, con particular afectación a los adultos mayores y a quienes padezcan disminución visual. La ubicación de las candidaturas en la boleta única sería por sorteo, lo que no necesariamente viene a generar las condiciones de equidad que promete este sistema. Hay una variable adicional: la fortuna. ¿El primero que aparece se lleva más votos que el que aparece al final de todo?”, planteó.
Cruz, además, sostuvo que “la boleta única no resuelve el problema de la lista sábana, que es cerrada y bloqueada, porque uno vota una lista completa y no puede elegir candidatos de una u otra lista”. “Ahora se votan listas. Con la boleta única también, eso no cambia”, aseveró.
Una aspecto negativo que cuentan los expertos es que la boleta única sólo muestra a los cabeza de lista y no a la lista completa de candidatos.
Tullio sostuvo que “cualquier transición de sistema requiere tiempo y progresividad”, pero que se trata de “costos aceptables”. Cruz afirmó que una reforma del sistema de votación “debe estar acompañada de otros cambios no visibles de la política para que la boleta única tenga sentido”, entre ellos, “el reconocimiento de los partidos políticos”. “
Hoy, con 5 distritos se puede presentar una candidatura presidencial. Es un quinto del país. La boleta única se supone que viene a resolver problemas pero puede llegar a potenciarlos y a generar problemas que actualmente no tenemos”, aseveró.
¿Dónde funciona la boleta única para cargos provinciales?
De los 24 distritos en que se divide el país, la boleta única -tanto de papel como electrónica (es decir, con la oferta electoral en una pantalla)- se implementa en Santa Fe, Córdoba, Salta y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Mendoza se sumó recientemente, con una ley aprobada por la Legislatura. En CABA, por la sanción del Código Electoral porteño en 2018, está legislada la boleta única con opción a utilizar boleta electrónica con respaldo de papel, como ya se había utilizado en elecciones anteriores. Zovatto y Tullio señalaron, además, que la boleta única se utiliza en la mayoría de los países de América latina y el mundo, más que la boleta partidaria.
¿Hay que reformar la Constitución para que la Argentina vote con boleta única?
No. Basta con modificar el Código Electoral Nacional con una ley que debe ser aprobada por ambas cámaras del Congreso y, posteriormente, promulgada y publicada en el Boletín Oficial por parte del Poder Ejecutivo que además la debe reglamentar. Sin embargo, tal como dispone la Constitución, las reformas electorales exigen una mayoría agravada en el Congreso, la mayoría absoluta, es decir la mitad más uno de los integrantes de cada cámara (en Diputados es 129 sobre 257 y en el Senado, 37 sobre 72) y no de los presentes en la sesión (mayoría simple). Es la forma de lograr que modificaciones de alto impacto institucional requieran consensos amplios.
¿Cuántos y de qué espacios políticos son los proyectos de ley para instaurar la boleta única?
La instauración de la boleta única figura en figura en proyectos presentados por diputados y senadores de distintos espacios políticos, tanto de la oposición como del oficialismo. Entre ellos, los diputados opositores Florencio Randazzo (Identidad Bonaerense-interbloque Federal); Francisco Sánchez (PRO-Juntos por el Cambio); Rogelio Frigerio (PRO-Juntos por el Cambio); Emilio Monzó (Encuentro Federal-Juntos por el Cambio); Soledad Carrizo (UCR-Juntos por el Cambio); Enrique Estévez (Partido Socialista-interbloque Federal); Claudio Poggi (Avanzar San Luis-Juntos por el Cambio); y Dina Rezinovsky (PRO-Juntos por el Cambio).
Entre los proyectos del oficialismo figuran el de la diputada Graciela Caselles (Frente de Todos) y el del senador Guillermo Snopek (Unidad Ciudadana-Frente de Todos).
¿Qué opina la Justicia electoral sobre la boleta única?
La Cámara Nacional Electoral (CNE) también fijó posición sobre la discusión. En un comunicado que emitió en 2011, el máximo tribunal judicial en materia electoral del país señaló que la boleta “no es […] un instrumento al servicio del partido” sino “la posibilidad física para que se exprese el ciudadano”, y que por lo tanto “constituye el elemento mediante el cual se exterioriza la voluntad del elector”.
En este sentido, la CNE subrayó la conveniencia de evaluar la instrumentación de un sistema de boleta única por categoría, con el órgano electoral a cargo de su confección y su suministro, de modo tal de poner a disposición del elector la totalidad de la oferta electoral.
¿Con el sistema actual se cometió fraude en alguna elección desde 1983?
Los expertos coinciden en la respuesta: no. Para Secchi las inconsistencias detectadas en cada elección no suponen que haya habido fraude. “La mayoría de los ‘fraudes’ son de dudosa credibilidad. El más difundido, ‘el voto cadena’, no sólo es inverosímil sino de dudosa realización. El rompimiento u ocultamiento de boletas es una práctica corriente, pero también de dudoso efecto. Nuestro sistema electoral viene ratificando representaciones desde 1983 sin mayores inconvenientes durante todos los procesos electorales que se sucedieron”, sostuvo.
Desde la CNE afirmaron a Reverso -alianza de medios coordinada por Chequeado contra la desinformación electoral-, a propósito de una verificación sobre telegramas con errores durante los comicios de 2019, que “siempre hay diferencias entre los telegramas y las actas, por lo menos desde 1983” pero que “en el escrutinio definitivo se cotejan las actas con los certificados de escrutinio” y que, “si aún así hubiera diferencias, se abren las urnas, lo que generalmente no ocurre”. “La diferencia entre escrutinio provisorio y definitivo es inferior al 1%”, históricamente, señalaron.-