Bianchelli, el papá de la criatura
La mano del entrenador estuvo detrás del gran torneo de Quilmes. Próximo a disfrutar del nacimiento de su tercer hijo, fue profeta en su tierra y en su club. Sus secretos para la gran campaña. El papel de lo emotivo, cuestiones tácticas y una definición simple: "Uno puede tirar cualquier idea. Pero si el jugador la ejecuta bien, la mejora".
por Sebastián Arana y Marcelo Solari
A lo largo de esta campaña que seguramente será recordada y añorada por la gente de Quilmes, mucho se elogió -con suficiente razón- a Luca Vildoza, Eric Flor o Enzo Ruiz, por citar sólo a tres de los integrantes de un equipo que llegó bastante más lejos de lo que se esperaba como una estructura bien sólida. Sin embargo, no se habló tanto del arquitecto, del hacedor de esa obra, el entrenador Javier Bianchelli.
“Javi” vive uno de los momentos más felices de su vida, en el que el éxito deportivo se agrega a la próxima llegada de su tercer hijo, el primer varón, prevista para noviembre.
En su segundo ciclo al frente del “tricolor”, el marplatense asumió la responsabilidad con muchas más armas que aquella primera vez en la que, de toda maneras, no le había ido mal.
Tras irse de Mar del Plata, Bianchelli hizo su propio camino como entrenador luego de ser asistente de Flor Meléndez, en Libertad de Sunchales -más adelante sería entrenador principal en ese equipo-, y el mítico puertorriqueño lo incluyó en su cuerpo técnico para el inolvidable Preolímpico de Mar del Plata en 2011. Convivió y enfrentó a estrellas. Aprendió, se capacitó y un día regesó a su ciudad y a su club. Y su Quilmes 2016/17 estuvo en boca de todos casi hasta el final de la Liga. Una historia que merecía ser contada por el propio protagonista.
– El otro día Luca Vildoza recordaba el partido de pretemporada con Temperley y la sensación de que iba a ser un año complicado. ¿Vos también tenías esa percepción?
-Fue increíble. Salió todo mal ese día. Ibamos a llegar dos horas antes para estar bien, y llegamos una hora antes del partido. Comimos unos sandwiches, traté de hacer una charla acotada, se fueron los jugadores y el preparador físico y nos quedamos en el vestuario hablando cosas del juego con Mariano (Rodríguez, uno de sus asistentes). Al ratito escuchamos ruido de freno de zapatillas, nos asomamos y ¡ya habían empezado a jugar! Sin nosotros en cancha. Un papelón. Así empezamos. Y al otro día jugamos con San Lorenzo. Podríamos decir que abrimos y cerramos la temporada jugando contra San Lorenzo. ¡Y no le pudimos ganar ni siquiera una vez!
– Todos ustedes dicen que más o menos dos meses antes del cierre de la fase regular hicieron un “click” que les permitió pelear por entrar en play-offs. ¿Qué lo provocó? ¿Algo puntual o fue una cosa gradual?
– Fue premeditado. Yo veía que el equipo hacía cosas buenas pero por momentos. O hacía buenos partidos y después bajaba a la normalidad. Me parecía que era una cuestión de cabeza, más que de juego. Mostrábamos cosas pero había que prolongarlas en el tiempo. Faltando dos meses les propuse a los jugadores no mirar más para abajo, no pensar en los resultados de Boca o Hispano Americano. Ese fue el primer paso. Y el segundo, una reunión faltando diez partidos. Estuvo muy buena porque fui llevando la charla hacia algo emotivo que nos había pasado. Me daba cuenta de que podía llegarles por ese lado porque era un grupo sensible desde lo emocional.
– Contá qué fue ese algo emotivo que les pasó…
– Justo por esos días a Mariano (Rodríguez) le habían aprobado todos los trámites por el plan Procear y se podía comprar la casa. Para nosotros, internamente era una emoción muy grande. Que él, trabajando de lo que le gusta, pudiera cumplir el sueño de la casa propia. Entonces lo busqué por ese lado. De valorizar el lugar en donde estamos, de la alegría por el compañero. Fue muy emotivo, hubo lágrimas. Y a partir hicimos un “click”. Incluso si perdíamos la sensación era “no pasa nada, ahora a pensar en el próximo partido”. Clasificamos a los play-offs, tal vez nos relajamos un poco en el último clásico pero la mentalidad del equipo estaba bien arriba. Tanto que empezamos los play-offs perdiendo por 41 puntos en Bahía Blanca y no nos afectó.
– ¿Cuándo el equipo comenzó a jugar como vos querías que jugara?
– Me parece que a mitad de temporada, antes del receso. Siempre que evalúo, excluyo el resultado final. Voy directamente al rendimiento. Y antes del receso, el equipo ya mostraba cosas interesantes. Por momentos. Teníamos vaivenes, errores. Sufrimos mucho un desbalance entre titulares y suplentes. Después, creo que le encontré la vuelta al no poner determinadas parejas de juego y buscar otras combinaciones. Por eso digo que antes del receso ya empezamos a estar cómodos.
– ¿Hay alguna explicación para que Quilmes sea tan peligroso en los quintos partidos?
– La estadística histórica es contundente, pero yo puedo hablar de lo que pasó en esta temporada. Creo que la clave es que el equipo disfrutó de cada instancia que íbamos jugando y nunca le pesó. El único juego que nos pesó de las tres series de play-offs fue el tercero contra Ferro acá, en el Polideportivo. Porque habíamos ganado el primero allá, por cómo se nos escapó el segundo y por anteponer la obligación antes que el deseo. Los quintos juegos suelen tener una gran carga emotiva y nosotros logramos que eso nos jugara a favor y no en contra.
– Más allá de la épica que tuvo ese quinto juego frente a Ferro, ¿por compromiso, por identidad, por personalidad fue el mejor reflejo de lo que vos querías del equipo?
– Creo que toda la serie contra Ferro. Fue cambiante e incierta. Nuestra táctica y estrategia contra los bahienses la conservamos desde el primer juego, aunque no nos salieran las cosas. Las reglas eran las mismas. En cambio contra Ferro tuvimos que ir cambiando. Acaso por sentirse uno más protagonista, más contento está cuando las cosas salen bien, así que ese quinto partido en particular y la serie en general fue lo que más plenos nos dejó a todos.
– ¿Al equipo lo imaginaste de movida tan apoyado en el gol de la media cancha?
– No sé si tanto. De movida, antes que las virtudes, evalué las falencias. Individuales y colectivas. Yo sabía que aún en el mejor partido de los pivotes, las carencias iban a estar en el juego interno a lo largo de la temporada. A partir de eso traté de construir una manera de jugar que favoreciera el juego de los perimetrales y sacar lo mejor de los internos: las caídas en velocidad, las llegadas en contraataque. Es decir, fortalecer esas cuestiones y no jugar situaciones de poste bajo, porque no teníamos. Después hubo un crecimiento enorme de Eric Flor y también una maduración tremenda de Luca Vildoza. Me imaginé un equipo apoyado en el goleo externo, pero llegamos lejos porque hubo una evolución muy grande de todos en lo colectivo, y también un aporte brillante de Enzo Ruiz en los play-offs que por ahí no lució tanto pero fue determinante..
– Entre las muy buenas cosas que hizo el equipo, ¿contarías la capacidad de adaptación? Se decía que no podían ganar partidos de más de noventa puntos, se decía que también se sentían incómodos en los partidos de muy pocos puntos. Y terminaron ganando de una forma y otra…
– Yo tengo un dicho que siempre le transmito a los jugadores. Es algo difícil de traducírselo a los americanos. Me lo enseñó el Gringo Pelussi. Nosotros jugamos un partido de fase regular en Junín en el que estaban dadas todas las condiciones para que nos llevemos la victoria. Habíamos salido del juego que habitualmente propone Argentino, estábamos jugando al básquet como queríamos nosotros. En definitiva, en el último cuarto nos hicieron jugar como querían ellos y nos llevaron puestos. Esa noche me enojé mucho y les dije en el vestuario que había que aprender a ganar partidos como sea. ‘Si el palo viene con mierda, hay que agarrarlo con los dientes’ fue la frase que les tiré en aquel momento. Y les quedó a los jugadores. Yo también tuve que aprender cómo íbamos a llevarnos esos partidos. Luego ganamos algunos en los que jugamos mal, pero que estuvieron al alcance de la mano y los manoteamos. Nos hemos impuesto en otros jugando muy bien cuando el desafío era mantener el nivel para tener chances. También en partidos de visitante cuando había que hacer otras cosas. Por ejemplo, uno que marcó un quiebre para nosotros, en Formosa ante La Unión, lo ganamos defendiendo zona treinta y siete minutos. Nunca lo habíamos hecho. Pero el equipo se adaptó. Después lo repetimos esporádicamente, por momentos, como en el play-off ante Ferro, y de manera combinada. Lo importante es que el jugador crea y luego desarrolle. Uno puede tirar cualquier idea. Pero si el jugador la ejecuta bien, la mejora. La salida lateral con el triple de Maciel en el primer juego en Caballito es perfecta. ¿Por qué? Porque Eric, que habitualmente no cortina, lo frenó al uruguayo Aguiar y Maxi salió sólo a tirar. El jugador cree, ejecuta y cuando lo hace bien las posibilidades son mucho mayores.
La baja de Vildoza, Ricky Sánchez, Clark, Flor y el equipo que viene
– ¿Cómo se lo reemplaza a Vildoza?
– Al saber desde el principio que no lo íbamos a tener para la próxima temporada, su baja no duele tanto. Hace mucho que vengo pensando en esta cuestión. Lo que tengo claro es que no hay manera de reemplazarlo jugador por jugador. Involucra, por lo menos, un par de fichas -la idea es que entre dos nos suplan la dinámica, el uno contra uno, lo que él significaba adentro del equipo- y tal vez la continuidad del estilo de juego que nos llevó hasta acá. Tal vez debamos buscar otras situaciones en las que no suframos la pérdida de Luca. Creo que las cosas irán por ahí.
– ¿En ese esquema lo pensás a Bruno Sansimoni como base titular o como relevo del que venga?
– Como relevo, pero tomando más protagonismo. Para esta temporada que viene espero mucho más de él. Lo venía haciendo, pero la lesión lo frenó. Lo extrañé mucho. Vildoza y Flor tuvieron que recargarse demasiado de minutos. Terminaban los partidos, miraba las planillas y veía que ellos dos no bajaban de treinta y seis o treinta y siete minutos. Este año para Bruno puede ser trascendental para su crecimiento y para su aporte al equipo.
– ¿El relevo y Nico Ferreyra como titular?
– Puede ser así. Hay posibilidades en ese sentido. Pero tenemos tres o cuatro candidatos con Pablo Zabala. Él respeta mi opinión y los cuatro bases que propuse tienen su aval. Dentro de esos candidatos, está Nico.
– ¿Tuviste a Ricky Sánchez en Libertad?
– Sí, y antes lo conocí cuando estuve en la Selección de Puerto Rico en el Premundial. Pepe Sánchez me preguntó por él y por Mojica y se llevó los dos para Bahía Basket. Para mí Javi Mojica puede dar mucho más de lo que dió en la Liga, pero en ese puesto hay muchos jugadores. Con el tiempo, lo llevé yo a Sánchez a Libertad.
– ¿Qué buscás con su contratación?
– Lo puede suplir a Clark como titular, dándome una faceta ofensiva que Ivory probadamente no tiene. Hemos hecho hasta sistemas para su tiro y su aporte fue acotado en ese sentido. Espero que nos dé un poco más de ofensivas y de puntos. Defensivamente, en la parte individual, tengo claro que no es Ivory. Pero, en la parte colectiva, nos puede dar cosas porque es muy grande y puede estar metido en otras situaciones. Puede defender a un “5” con poca movilidad y darme la posibilidad de jugar con él y cuatro livianos.
– ¿Su llegada invalida la continuidad de Clark?
– Para nada. Mi idea es mejorar los cinco titulares con esta ficha y reducir la brecha entre titulares y suplentes. No quisiera perder lo que Ivory nos da en defensa, pero también quiero priorizar la parte ofensiva. El día que Ricky no la meta y que precise otras cosas en defensa, Ivory será una gran alternativa. Sánchez es uno de esos jugadores con los que pienso reemplazar a Vildoza. Si él me da unos puntos, el base titular otros y Bruno Sansimoni hace su aporte y, entre los tres, me aseguran una dinámica de juego, nos acercaremos a la idea de reemplazo que tengo para Luca Vildoza.
– ¿Sánchez no baja un poco ese espíritu de equipo tan alto que mostró Quilmes esta temporada?
– No. Su tema es expresivo. En Libertad con él le ganamos a Regatas Corrientes en suplementario anotando, tapando, haciendo de todos. Hasta hace un año estuvo jugando ACB. El necesita sentirse emocionalmente contenido. Estar en un lugar dónde lo quieran y se sienta importante. El, con eso, da un extra. Cuando pasa a ser un jugador más, pierde nivel. El fue traspasado a tres equipos NBA. Comprados sus derechos y cedidos. Algo le ven. Para mí no ha encontrado todavía su lugar.
– ¿Este esquema cierra con tres extranjeros?
– No, no necesariamente. Aunque, a lo mejor, terminen luego viniendo tres. El relevo del “5” es otro problema. Me ofrecieron a Mikulas, yo también quería a Kevin Hernández. Vamos a ver. Lo económico será clave.
– Zabala, cada vez que le preguntan por el futuro del equipo, menciona a Baxley. ¿Entra en los planes?
– Sí, pero me parece que económicamente no vamos a llegar. Para mí, hoy, sería una picardía arrancar con Flor de suplente con el nivel que tuvo. Sería dar un paso para atrás. Hay que tratar de mantener su gran nivel y buscar otros cambios para mejor.
– ¿Retener a Ruiz es prioridad?
– Por supuesto. Lo cuento. Mis ideas principales son buscar el otro base, mejorar el puesto del “4” y el relevo del “5”. Puede pasar que encontremos un pivote mejor. El nivel de Hernández está cerca del de Basualdo, aunque no sé si llegaremos ecómicamente. Por eso yo no cierro lo de un tercer americano. Eso sí, difìcilmente podamos mejorar el puesto de Flor.
– Todo esto dificulta el regreso de Baxley…
– Claro…Imagina, además, una media cancha integrada por Ferreyra, Flor y Baxley…Quedaríamos muy chicos…
– Y con poca defensa…
– Sí, aunque Flor me dio muchas cosas defensivas en el comienzo de la temporada y después experimentó un cambio que no alcancé a descifrar, que tal vez haya tenido que ver con lo que se involucró en el juego ofensivo del equipo. Pero en el primer tramo de la competencia le daba al mejor perimetral rival y lo marcaba bien. A Baxley acá lo borró. A Tucker acá lo marcó bien. Después esas cosas me las dio Ruiz. El pasó a poner su juego y su desgaste en el ataque.
– Si renueva Ruiz, tendrías cubiertas cuatro de las cinco fichas titulares…
– Sí, considero que así es…
– ¿Clark aceptaría venir de atrás?
– Creo que aceptaría. Pero también que le interesa mejorar su salario y ahí habría que ver si está dentro de nuestro presupuesto.