Benja Amadeo: “No asocio notoriedad con arte, no veo una buena receta ahí”
El músico y actor pasó parte de la temporada en Mar del Plata, desde donde transmitió el canal de streaming Olga. En una entrevista con LA CAPITAL, habló de su carrera, su vida personal y las polémicas sobre los cambios culturales en los contenidos de entretenimiento.

Por Bruno Verdenelli
verdenelli@lacapitalmdq.com.ar
Con una familia formada que adora, y más de 20 años de carrera artística que hoy se reflejan en la legitimación de un público propio, Benjamín Amadeo atraviesa tal vez su mejor momento.
El músico y actor pasó parte de la temporada de verano en Mar del Plata, desde donde transmitió el canal de streaming Olga, en el que trabaja desde mediados de 2024. De esa nueva faceta de “streamer”, de las polémicas del mundo del espectáculo y de su vida personal habló en una entrevista con LA CAPITAL. “Lo más importante es que me divierto, y eso es fundamental”, destaca sobre su presente.
-Arrancaste como actor, después te consolidaste como músico y ahora estás haciendo streaming en uno de los canales más vistos del país, nada más y nada menos. ¿En qué faceta de esas te sentís más cómodo hoy en día?
-Siento que la del streaming es nueva para mí, entonces estoy como un poco descubriendo qué hago ahí adentro. Pero lo más importante es que me divierto y eso es fundamental. Incluso lo siento como un privilegio poder divertirme en el trabajo. Y estas tres, la actuación, la música y el stream, que es una especie de híbrido entre todos, por lo menos para el tipo de programa que entiendo que hacemos nosotros, empiezan como un juego, y después se formatean como un trabajo. Empiezan a tener reglas, a tener horarios y demás. Cuando empecé con la música en mi casa a los 6 años no tenía reglas. Es como algo que se despertó y uno va a la búsqueda de eso en la medida de las posibilidades. Yo tuve la suerte de poder perseguirlo y después se convirtió en un oficio o un trabajo. Pero mi pasión es la música y la actuación. Olga apareció en el momento justo, en el lugar indicado. Trabajo con amigos y entendí que es un lugar donde me puedo divertir y eso es un montón, así que estoy muy contento.
-Por tu carrera en la música, que es como primordial para vos, has venido bastante a Mar del Plata en los últimos años y el éxito de convocatoria ha ido de menor a mayor. Tanto en esta ciudad, como en otras. ¿Qué sentís con eso? ¿Cómo lo fuiste trabajando?
-Ahora después de un recorrido lo miro con mucho orgullo porque tiene un aroma orgánico, a crecimiento. Y ese crecimiento cuando es orgánico, cuando es paulatino, cuando responde al trabajo y no al furor, a que se genera una comunidad, que se arma un público, da mucho orgullo. Y es hasta linda la historia… Cuando lo estás recorriendo sentís que siempre falta un poco… Decís: “Uy qué cagada, no vino tanta gente”. Lo sentís como una lucha… Y ahora me da mucho orgullo y siento que, no solamente en Mar del Plata, en todas las ciudades donde fui a tocar y donde volví, siempre tengo que ir a lugares más grandes. O siempre viene más gente y eso es un muy buen síntoma, porque la sensación es que siempre estoy y estamos como equipo, como grupo, en constante crecimiento, y siempre hay un desafío más. Y eso se te pone como un objetivo. Es una buena zanahoria sentir que hay ciertas ciudades que uno cree que conoce todo, que ya está, y ahí viene más gente y hay mucho recambio de público también. Y eso me da mucho orgullo. Y la música hoy para mí es el lugar fundamental o donde tengo todo mi corazón puesto, porque las canciones las hago yo y es mi proyecto del corazón. Entonces le pongo mucha cabeza, mucho sudor, mucho dinero, muchas lágrimas a todo, y pretendo que siga creciendo. Pretendo llegar a más gente, entonces tengo mucha emoción puesta ahí.
-¿Hubo un antes y un después con el lanzamiento del disco del 2021 que tiene “Para siempre”? ¿Ese tema como que te puso en otro plano?
-Sí. De repente aparecen esas canciones. Pero fíjate “Para siempre” tiene mucha correlación con esto del crecimiento orgánico. Se ve que es como mi energía por ahí también… Que voy de a poco, no me desespero. Eso está bueno. Yo me sé amigar con los tiempos, no me mata la ansiedad.
-Clave en esta época…
-Clave en esta época… Tuve mi época de medicación y de terapia y como que tuve que reinventarme y reacomodarme en muchos aspectos para poder amigarme con el paso del tiempo, con el tiempo como el soberano. Y “Para siempre” tuvo algo muy increíble que es que salió en “Quiromancia” en el 2021, pero su explosión vino dos años después. Y entonces un amigo me dijo: “Bueno, tuvieron que pasar dos épocas de casamiento, dos épocas de 14 de febrero, muchos nacimientos de pibes…”. Como que es una canción que al público entendí que le gusta dedicarla. Cuando salió no tuvo el lanzamiento, no tuvo video… Yo sabía que iba a andar. Sentía que las personas que lo escuchaban se quedaban impactadas con la canción y les tocaba algo. Y bueno, decidimos en conjunto con mi equipo, con la discográfica, trabajar otra por ahí. Y hoy te diría que es uno de los temas que más se canta en vivo y lo piden, y la gente lo pone en su matrimonio, en sus bodas, y la dedican constantemente.
-Claro
-Hay gente que ya no se la fuma más en las redes sociales, como que dedican “Para siempre” cuando ponen una ecografía y para mí es increíble. Y tuvo algo muy lindo que siento que es algo difícil de conseguir y, sobre todo, no se consigue adrede. Sucede o no sucede, que es que se volvió un poco anónima la canción. Mucha gente no sabe que soy yo el que la canto. Y es un poco respetar la trascendencia de las canciones.
-Eso está bueno que pase…
-Sí. Hace poco fui a Paraguay a hacer promoción para un show que voy a hacer y fui a un programa, como un magazine de la tarde, y había una persona que me conocía, sabía quién era, sabía de mi carrera, le gustaban mis canciones… Y había cuatro mujeres, cuatro conductoras, que no me conocían. Y cuando empecé a cantar la canción, una de las conductoras se puso a llorar y me dice: “No puedo creer que esa canción es tuya… Mi hijo nació con esa canción”. ¡No sabía quién la hacía! Es lindo.
-Esa canción después la grabaste con Soledad y también creo que fue la que te provocó un aumento exponencial de seguidores. Hoy tenés casi medio millón oyentes en Spotify…
-La versión con Sole fue con ganas de cantar con Sole, que es hermoso, y ella es una hermosa persona, y de darle como otro brillo a la canción, que a priori habíamos dejado estar y ahora le dimos como el impulso que sentimos que se merecía. Y es también querer que la canción crezca. Y sucedió eso.
-¿Y para quién es? ¿A quién se la dedicás? Porque es una canción de amor, pero puede ser para una persona, puede ser para la música, puede ser para una pasión…
-Esa canción tiene un origen en mi segundo disco “Quiromancia”, que era un disco en donde cada canción correspondía a una línea o un monte de la mano. Y los quiromantes, que son los que leen la mano, dicen que debajo del dedo meñique se forman los amores profundos. Los hijos o los matrimonios o los amores verdaderos, que te cambian la vida… Y entonces yo me propuse en ese momento hacer una canción pensando en esos amores. Y la semana en la que yo la estaba escribiendo me enteré que iba a ser papá. Muy loco. Muy loco también escribir una canción sin saber todavía lo que es. Si la tengo que hacer ahora, no sé si la hago igual… Como que son circunstancias las canciones también, pero fue inspirado en el amor que siento por mi mujer y mi hija, por mi familia… Y es una canción que no tiene nombre propio también y eso no fue adrede. De hecho corresponde a la consigna del disco, que era esa. Se puede usar para un montón de cosas, y entonces se comparte así para todo el mundo.
-Volviendo al tema de atravesar los períodos, de darle tiempo a las cosas, en este caso a la canción eh… Atravesaste tu carrera por el camino más difícil y el más largo y que hoy por ahí estás viendo los resultados… No te aprovechaste en su momento de lo que podría haber sido colgarte de tu relación con “Lali” Espósito, cuando ella explotó y se hizo famosa a nivel masivo. Tampoco hiciste nunca una declaración de política cuando lo hacía cualquiera, siendo hijo de un político que ocupó cargos importantes, y tu mamá también… Fuiste por tu lado. ¿Eso fue premeditado o te salió así?
-No sé cuál es la diferencia a veces de decidir si es algo meditado o es algo que siento hacer en ese momento. Nunca sentí la necesidad. Yo no asocio notoriedad con arte o con lo que hago yo… No veo una buena receta ahí. Como: “Logremos notoriedad como sea para después poder continuar o llevar ese público que te empieza a conocer por una declaración, por una actitud, por lo que sea, a la música”. A mí no me parece una buena receta. Hay otros a los que les funcionó, pero por ahí es mi energía, yo no resisto por ahí eso… Hacerte conocido para después llenar las arcas de tu música. No lo califico, no va conmigo. Y entiendo y respeto a quienes lo hacen, eh. Por ahí vos ves un poco de recorrido y decís: “Se perdió oportunidades para lograr cierta notoriedad”, y a mí hacer eso no me provoca. Me provoca hacer canciones que me que me representen, que me guste cantar, que envejezcan bien, que me den ganas de salir a tocarlas, que al final es como la ceremonia final de hacer música, de tocarlas en vivo. Me gusta contar historias en películas, divertirme en el stream, que tiene una dinámica de lo inesperado y eso siento que me hace bien al cerebro. No sé, tiene más que ver con mi forma de ser por ahí que con una estrategia.
-Es una virtud, y muchos de tus colegas también lo ven. Lo has hecho porque crees en lo que hacés y evidentemente eso dio resultado. Y eso lo debe valorar el público y lo deben valorar tus pares.
-Con el tiempo, sí. Y yo sé que tengo una energía bastante calma y entonces como que eso ayuda también en los tiempos de hoy… Como ir un poco a contrapelo de esta idea de tenemos que opinar de todo y responder sobre todo… No. Insisto, no califico a quienes lo hacen. De hecho a mucha gente le sirvió, pero no. A mí no me provoca nada.
-De las producciones de Cris Morena salieron un montón de artistas que fueron por caminos distintos. Algunos por estos caminos, otros más por lo mediático. ¿Qué sentís de haber estado ahí adentro? ¿Qué estuvo bueno y qué no?
-Mmm… Pasa que decir que algo estuvo bueno o no…
-Es que hubo muchas producciones de ella que marcaron culturalmente a los jóvenes de Argentina de ese momento, para bien y para mal en algunos aspectos. Por ejemplo, este verano se armó todo un revuelo porque Telefe volvió a poner “Poné a Francella” al aire. Y hubo contrapuntos entre los mismos protagonistas sobre lo que culturalmente hoy, en esta época no cuadra, y en esa época cuadraba…
-No quiero desmarcarme de la pregunta, pero es peligroso el revisionismo porque hay momentos en donde se arman historias y hay verdades de esos momentos que son así y no te las cuestionás. Y muy poco tiempo después no podés creer lo que pensabas, lo que mirabas, lo que comías, inclusive… Voltaire decía: “Hay verdades que no son para todos los hombres ni para todos los tiempos”. Y te puedo dar un ejemplo: hoy no coincide para nada la idea de los patrones hegemónicos de las personas que quizá vos podés decir, podés juzgar, que ella elegía para protagonizar las historias. Pero bueno, vos mirabas para el costado y tenías dos talles de ropa en las tiendas de los shoppings y eso no era culpa de Cris Morena. Toda la cartelería del mundo era con gente, entre comillas, bella. Es decir, no responde a una persona, a una productora. Responde a un ciclo cultural, a un momento. Se hacían tapas de revistas mostrando los culos y eso era el objetivo y hoy…
-¿Y hoy no? No salen en las revistas, salen en Instagram…
-Yo creo que el mundo editorial repensó eso. Se cambió, y en muy poco tiempo. Pensá en la alimentación, olvidate de la tele, que es como lo más fantástico. Hoy nos comprometemos a repensar un montón de cosas de lo que comemos, que es una locura, eh, pensar en lo mal que comíamos hace muy poco. No sé. Me cuesta a veces decir qué estuvo mal, porque incluso en el mismo acto en el que yo te estoy calificando que estuvo mal, digamos, por reflejo, te estoy dando a entender que hay otras cosas que estaban bien y que por ahí no estaban bien. Con respecto a la polémica que despertó “Poné a Francella”… Y sí, jugando al programador yo no lo hubiese puesto. Sobre todo porque hay un montón de otras cosas que que pueden seguir en pantalla que despierten o que hagan menos ruido de esa manera. Tenía un humor muy determinado, con ese lenguaje, y nos reíamos todos de eso en esa época. ¿Y estaba mal reírse en ese momento? Hace un par de años el que no estaba de acuerdo con ciertos dogmas se prendía fuego, qué se yo… ¿Estaba mal? Y sí, estaba mal, pero en el momento se entendía como como parte de.
-¿Y qué sentís que aprendiste de trabajando en las producciones de Cris Morena? ¿Qué te llevaste ahí además de las amistades y de las relaciones?
-Me llevé un compromiso por el trabajo que por suerte ya lo tenía, pero con un gran valor, por el compromiso, por el trabajo.
-Los tenía carpiendo…
-Sí, pero también es una manera de entender si estás para eso o no… Y hubo gente que por ahí, quizá, la pasó mal. Y otros que lo disfrutamos, qué se yo. También pienso y digo, ¿y los que no…? Porque muchas veces me dicen: “De la usina de Cris salieron los grandes protagonistas del entretenimiento que hoy en día…”, y es verdad. ¿Y los que no? No sé, hay casos de pibes que entraron como un juego, como decía antes… Vos entrás como un juego cuando sos muy chico… No es mi caso, yo empecé a los 17… Cuando empiezan muy chicos, empiezan como un juego. Después se te formatea en un trabajo, en un horario, en cumplir con las reglas, en una contraprestación que es el sueldo… Y hay muchos que se bajan y no quieren saber nada, y no tienen resquemor. Fue como haber vivido un tsunami de emociones y después, no sé, son endodoncistas Y la vida sigue.
-¿Y qué fue lo más loco que viviste?
-Lo que más disfruté yo fue el teatro, porque me gustaba y venía a hacer mucho teatro… Y mucho teatro independiente. Y sé lo que cuesta llenar la sala y sé lo que cuesta montar un proyecto, y me fascina el teatro, tanto hacerlo como verlo. Entonces los episodios, la movida que se armaba en el Teatro Gran Rex… Era increíble. Era estar trabajando con los mejores, entre comillas, como un equipo muy de primera para montar ese espectáculo. Y eso lo disfrutaba mucho más.
-Eso es el pasado. Vamos al futuro: ¿qué más planes, metas y objetivos tenés?
-La verdad que no tengo la menor idea, pero lo bueno es que la música sigue creciendo y me sigue llevando por lugares nuevos. El año pasado viajamos a Europa, fuimos a provincias donde antes no habíamos ido. Insisto, volver a lugares y a teatros más grandes… Con el proyecto musical que crece. Ahora vamos a ir el 14 de febrero a “Medio Y Medio”, en Punta del Este, que es un lugar que empezó como una usina de jazz y ahora abrió su espectro y le está yendo increíble. Y es muy lindo estar ahí. Y el 20 de febrero tenemos la primera fecha grande, que a mí me gusta mucho ir ahí, que es en el Konex. Así que todas y todos invitados lo que vayan para el 20 de febrero al Konex, con una nueva versión del show y algunos invitados. Así que estoy contento.
Fotos y realización audiovisual: Diego Egidio Romero.

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