Balcarce: La aparición del virus provocó un caos en su entramado social
Escraches falsos en las redes. Desmentidas dolorosas. Críticas a inspectores de tránsito. Denuncias de amenazas.
BALCARCE (Corresponsal).
Por Sebastián Plaza
El entramado social de la ciudad se vio alterado con la aparición del primer caso de Coronavirus. La ciudad vivió las peores 72 horas en lo que va de sus 143 años de vida. Se destruyó el mito popular -sin fundamentos- que se había erigido hacía más de 70 días: “Estoy confiado que el virus a Balcarce no va a llegar”.
La sociedad perdía así el desparpajo de relajación en que había entrado. Gente sin barbijo, reuniones sociales y hasta un pijama party desarticulado por la Policía a menos de dos horas de conocido el contagio.
Todo comenzó en la noche del jueves. Un audio de whatsapp de un profesional de la salud e integrante del cuerpo médico del hospital se iba a transformar en la punta del iceberg de un caos inusitado para la tranquila Balcarce.
El anuncio del primer caso positivo se difundió por los medios sin que todavía se diera a conocer oficialmente. La novedad de que un hombre de 72 años con una neumonía bilateral había dado positivo sacó lo peor de una sociedad acostumbrado a los buenos modales.
El alma de un pueblo chusma y despiadado se adueñó de los vecinos y las redes sociales fueron testigo de los peores pronunciamientos.
En pocos minutos estaba en Facebook y en todos los grupos de whastapp el nombre, apellido y la foto del contagiado. Sin embargo, cuando algunos ya se preparaban para hacer justicia por mano propia se emitió una desmentida. La hija del implicado tuvo que publicar en el grupo local con más seguidores de Facebook que el padre no era el contagiado y suplicar que tuvieran piedad y consideración con su familia. Si bien tenía el mismo nombre no era la persona, no llegaba ni a sesenta años de edad y tampoco trabajaba donde decían.
Luego se conoció oficialmente que la persona que había contraído el virus era un señor oriundo de Necochea que residía hacía tres meses en Balcarce. La supuesta visita de un hijastro de esa ciudad balnearia a Balcarce aparecía -a prima facie- como el nexo epidemiológico.
Y ahí comenzó otro capítulo. Había que encontrar algún culpable de la inconmensurable desgracia: los inspectores de tránsito. “Esos municipales que se encuentran en los retenes no supieron contener la entrada del virus y ahora estamos en esta situación”, se dijo. Aunque, por supuesto, no de esa manera.
Es que la ciudad se preparaba para recibir los beneficios de la fase cinco de la cuarentena y ahora se retrocedía y se ganaba en peligrosidad. El “quedate en casa” tan vulnerado desde el inicio ahora sí tenía sentido.
Fueron innumerables las críticas para aquellas personas que se encuentran en los cuatro puntos cardinales del partido controlando temperatura, olfato y permisos de todos aquellos que no son de Balcarce. Luego se conoció que el hijastro de Necochea había dado negativo en su hisopado.
Y el cororario del descontrol se conoció en la mañana de este domingo cuando un grupo de jóvenes pasó por la casa del contagiado (permanece internado en el hospital) y le gritó a su esposa que le iban a quemar la casa si no decía cómo se había contagiado su esposo.
Con este desorden social y sin saber todavía el origen del nexo epidemiológico Balcarce se apresta a asumir sus horas más difíciles. Se enfrenta a la necesidad de tener certezas de índole sanitario para saber cómo y desde cuándo tiene el virus circulando. También recomponer su base comunitaria para dejar de juzgar y comprometerse a llevar a cabo las medidas correspondientes que eviten que el virus se dispare.