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Deportes 17 de junio de 2016

Bajo las luces de Broadway

Por Vito Amalfitano

NUEVA YORK, Estados Unidos.- Nueva York es una de las capitales del mundo y acá está todo, pero a su vez parece que todo pasa desapercibido. Es de decir, en la inmensidad, se impone lo relativo. Una gigantografía de la Copa América domina el corazón de Broadway pero al lado, y en enfrente, y más allá, hay marquesinas y letreros gigantes, aun más grandes, anunciando las comedias musicales y los espectáculos del momento, al tiempo que te encontrás con los personajes de Star Wars en una esquina o con los del estreno de Buscando a Dory en la otra.
Es decir, en Nueva York no se respira la Copa América Centenario ni mucho menos. Lo que no quiere decir que no importe el fútbol, o que no aparezca la camiseta de Messi en las principales vidrieras de las enormes tiendas deportivas. Lio, además, domina esa gigantografía en Broadway, junto a Chicharito en la misma dimensión, lo que marca lo que importa México en esta Copa. Por detrás de ellos, un poco más chicos, aparecen James Rodríguez y Luis Suárez, entre otros. El uruguayo ni siquiera pudo debutar. Esta vez él solo fue una gigantografía.
Lo cierto es que a diferencia de otras competencias mundiales o continentales de este tipo, dónde te encontrás con grupos de hinchas a cada paso, cantando por sus selecciones, aquí el fútbol es una cosa más, y la Copa Centenario también. Incluso nos encontramos con la paradoja de que en el Irish Pub contiguo al hotel dónde nos alojamos se anuncian en pizarra todos los partidos de la Eurocopa, con el fixture y cada resultado marcado y cuando ingresás al local hay cinco pantallas planas gigantes con la emisión en directo del partido de turno, en este caso Inglaterra -Gales, en el mediodía de ayer. No es el único bar dónde se pueden ver los encuentros de la Euro. Y la explicación es lógica. Las grandes colonias irlandesas, inglesas, italianas, latinas, que viven en esta ciudad, más los miles de turistas futboleros que pasean por estos lugares.
Los empleados dominicanos del hotel nos manifiestan su favoritismo por Argentina. Pero también nos trasladan “la presión”. “Esta vez no se les puede escapar, está para ustedes”, nos dice Matías. No difiere mucho de lo que pensamos nosotros mismos, aunque no nos guste la palabra “obligación” para el fútbol. La Selección tiene a Messi, el mejor jugador del mundo, gigante en esta competencia y no solo por el cartel. Y tiene al goleador histórico del fútbol italiano, Gonzalo Higuaín, y la confluencia de mayor cantidad de grandes figuras en un mismo equipo en esta Copa. A nadie escapa, sin embargo, que Colombia jugó al nivel de Argentina o más en los dos partidos en los que puso todos los titulares, y que México muestra buenas intenciones y efectividad y tiene un favoritismo “especial”, local en las tribunas y, quizá, como vociferaron los uruguayos, también en otros aspectos.
Hoy Colombia medirá su poderío ante Perú en choque de entrenadores argentinos. Y será un buen aperitivo, que disfrutaremos aquí en New Jersey, antes de la partida a Boston para Argentina-Venezuela. Cuando comience la hora de la verdad hacia ese título que necesita la Selección. Y con la fisonomía definitiva del equipo, con Banega como enlace, con Mascherano y Biglia por detrás, con Messi partiendo desde la derecha para generar el desequilibrio y con los delanteros que finalmente elija Martino. En la Copa América que no conmueve a Nueva York pero que ya llegó a las luces de Broadway.