Detrás del éxito que lo rodea y de las canciones con llegada a su público fiel, disco tras disco, Axel es un buscador de silencio. A Córdoba llegaba para hacer retiros de silencio: permanecía solo en una casa en la montaña sin más ganas que las de encontrarse con él mismo. Más tarde, eligió la zona de Traslasierra, en esa provincia, para vivir junto a su compañera y sus hijos e hijas.

“La música es la combinación de tres cosas: del sonido, de la emoción y del silencio. Y el silencio está conectado con el alma y con el espíritu”, define el cantante, que protagonizará esta noche un nuevo recital en Mar del Plata.

Desde las 21 en el Radio City (San Luis 1750) desembarcará con la gira “Volver a ser”, que repasa las mejores canciones de toda su carrera y que tiene un recorrido extenso. Tiene previsto visitar una treintena de lugares de la Argentina.

Siempre sensible a una realidad social que no da treguas, el cantante nacido en Rafael Calzada asegura que crece año a año la cantidad de niños y niñas a los que asiste su fundación, ubicada en varios puntos del conurbano bonaerense. Se muestra preocupado por el contexto de pobreza y marginación.

“Me duele porque es siempre la misma historia, desde hace treinta años, es un círculo vicioso que se repite y se repite, es un karma el que tenemos los argentinos, todo el tiempo caemos en lo mismo”, responde a LA CAPITAL, al ser consultado sobre cómo lee el país de 2019. “Me preocupa adónde vamos”, sigue.

– ¿Se ve en tu música este cambio que hiciste al vivir con tu familia en Traslasierra?

– Seguramente, el hecho de vivir en Córdoba es otro contexto, autoralmente y musicalmente es distinto, la rutina diaria es distinta, tiene otros climas, otros matices y eso se ve reflejado en mis emociones.

– ¿Por qué buscás el silencio?

– Aún hoy lo hago, es una manera de que salga el sonido interior. Cuando voy en la camioneta no suelo escuchar música todo el día. Si me lleno de sonidos de afuera termino eclipsando mi sonido interior. Y en la etapa de composición no suelo escuchar nada por meses, para no tener una influencia exterior.

– ¿Te alejás del aturdimiento?

– Hay mucha gente a la que le cuesta estar en silencio o contemplar una montaña, un atardecer o un amanecer en la playa, por ejemplo. Le cuesta mucho y al contemplar el silencio aparece el ruido interior y algunos son ruidos armoniosos y otros no tanto. Entonces prefieren callarlos con ruidos de afuera. El silencio es encontrarse con uno mismo, convivir con uno mismo, con sus fantasmas, miedos y soledades.

– ¿Creés que vivimos en medio de una gran contaminación auditiva?

– La contaminación genera un impacto negativo. Creo que tenemos demasiados estímulos, muchos estímulos exteriores. El consumo, la tecnología, que está buena pero en mi caso yo no consumo series ni televisión. De vez en cuando miro algo pero estoy en contacto con la naturaleza. Es el cuarto año en que vivimos en el medio de la montaña en Córdoba. Nuestra vida es muy austera. A veces la gente confunde austeridad con pobreza o carencia y la austeridad es tener realmente lo que necesitás.

– ¿Cómo explicás el éxito de tu último disco Ser?

– Ojalá pudiera entender el éxito y ver cuál es la fórmula para poder repetirla. La música es tan subjetiva. Yo siento que como cantautor busco contar lo que me pasa a mí y que eso conecte con la gente, para que la gente se vea reflejada en las canciones. Creo que por eso alcanza semejante repercusión. Mis canciones también representan sus historias. La música nos conecta, nos une.