Por Nino Ramella

Con ayuda de la imaginería revivamos a Victoria Ocampo e invitémosla a leer lo que subió a las redes el intendente de Mar del Plata refiriéndose a la Villa Victoria que ella legó. “Quiero que siga siendo refugio de mis amigos, los escritores” expresó en su momento la ilustre dueña de esa propiedad.

Pues el jefe de la administración municipal -que también es el responsable de las políticas públicas en material cultural dentro de su jurisdicción-, se ufanó de que hoy ese espacio se transformó en “una máquina de vender sushi y carne braseada, con postres regionales y botellas de vino”…y remata semejante alarde con una sentencia más disparatada todavía: “Así se revive un patrimonio”.

Comienza su comentario afirmando que “lo que solía ser solo un recuerdo de excursión escolar ahora es el escenario de eventos privados que convocan gente, que generan dinero y, sobre todo, que reviven a la casa”.

Acaso por no haber vivido en Mar del Plata durante mucho tiempo desconoce la historia de lo que ha sido el Centro Cultural Victoria Ocampo desde que la Municipalidad compró esa propiedad. Artistas de primer nivel de nuestro país y también extranjeros dieron vida a jornadas memorables que disfrutaron marplatenses y turistas año tras año. La casa, además, albergaba cada temporada una muestra de trascendencia que también incluía artistas nacionales y del exterior. Hermanada con Villa Ocampo, ubicada en Beccar, Partido de San Isidro, no debería el intendente ignorar su trayectoria.

Además no es despreciable que los alumnos…y en particular alumnos de escuelas periféricas…conecten sus recuerdos con un espacio que fue y debería seguir siendo una usina cultural.

Y como el intendente hace mención al dinero que ahora gana vendiendo comida y vino no está demás recordarle que el brillo que cobró Villa Victoria en su devenir no fue un gasto para la Municipalidad. Fue la actividad privada la que esponsorizaba la programación…una programación jamás “intervenida” por las empresas que aportaron recursos. Y lo que generaban las entradas por esas convocatorias quedaba para Villa Victoria.

Los museos…y sobre todo los museos de sitio como es este…pueden abordar criterios curatoriales con creatividad y de manera diversa. Lo que no pueden hacer es apartarse de la razón que les da vida, es decir… deben mantener una coherencia con los temas de su incumbencia. Esa es la manera de preservar el patrimonio.

¿Puede haber un clima festivo en un museo? Claro que sí. ¿Puede haber consumo de bebidas y alimentos? También la respuesta es sí. Lo que al parecer no entiende el intendente es que se trata de acciones que por lo que dice él considera primordiales y no accesorias y secundarias como realmente son.

Puede ser que el intendente haga esas declaraciones con intenciones performáticas creyendo que conecta con los disvalores de moda, pero estoy seguro de que la comunidad marplatense no va a acompañar la subestimación que sus palabras implican para con un espacio que está en el corazón de todos.