Antonio Andrés Freccero (59) murió tras ser atropellado por un auto el 13 de octubre de 2019 y desde ese día su familia reclama Justicia y que la Fiscalía de Delitos Culposos llame a declarar a la mujer que conducía el auto que lo mató: Adriana Gisel Medina.

La familia de Freccero convive desde hace más de 18 meses con la ausencia, el dolor de la pérdida y el sentimiento de abandono de la Justicia, que si a pesar de la pandemia y los protocolos del covid, parecería no poder jusitifcar la demora en llamar a declarar a la imputada por un homicidio culposo.

El abogado de la familia de Freccero, Maximiliano Orsini, le pide al fiscal Pablo Cistoldi que “mueva la causa”, que llame a declarar a Medina y que la Justicia actúe.

Para el abogado querellante, esta parsimonia “violenta la ley provincial de víctimas y la nacional, que justamente indican que tiene que haber celeridad al proceso penal para darle respuesta a la víctima”.

Orsini explicó a LA CAPITAL que en la causa está “todo” para que el fiscal llame a declarar a Medina: hay testigos que vieron el siniestro, cámaras de seguridad de viviendas que registraron el momento y están hechas las pericias accidentológicas, por lo que pide que la causa se active y comience el proceso judicial.

Un “laburante” que no pudo volver a la casa 

Eliana, la hija de Antonio Andrés Freccero, recuerda a su padre y su voz se le quiebra. A las palabras la inundan recuerdos, emociones y la certeza de que esa persona a la quien tanto quiere no volverá. “Era una persona difícil de no querer, dejaba una huella por donde pasaba, luchadora, noble, laburante”.

Freccero era un trabajador informal, de esos tantos que tiene Mar del Plata, una de las ciudades con la tasa más alta de desempleo del país. Sobrevivía con lo que podía, con lo que encontraba en la calle y a a pesar de no haber conseguido nunca un trabajo estable en sus 59 años, jamás le faltó un plato de comida a su familia.

“Mi papá ayudaba a quien podía y daba lo que no tenía. Nunca se quedaba quieto, vivía el día a día pero pensando en el futuro para que no nos faltara nada”, recuerda su hija y agrega: “Él amaba a su familia y sobre todo a sus nietos, el vivía para la familia”.

Eliana dice que toda la familia siente mucha bronca e impotencia por lo que pasó. “Mi papá se fue y nunca más volvió. Murió por la culpa de una imprudente al volante que venía a más de lo que debía en un cruce. Así fue como nunca más pudimos ver a nuestro padre”, completa.

“Pedimos que se mueva la causa de mí papá, que la Justicia comience a trabajar y que se realicen las audiencias de manera virtual para respetar los protocolos de la pandemia”, reclama Eliana y agrega: “Entendemos que se haya parado por el coronavirus, pero entendemos también que la muerte de un ser humano es igual de importante y ya no podemos esperar más, queremos que la Justicia trabaje”.

A cinco días de cumplir 60 años

Antonio Freccero estaba a punto de cumplir 60 años cuando el 13 de octubre de 2019 fue atropellado mientras iba en bicicleta en Beruti y la vía.

Ese domingo Freccero, cerca de las 15, regresaba a su casa en bicicleta, con el canasto lleno de todas las cosas que había encontrado, para ver qué valor podían tener y así sobrevivir el día a día. Al llegar a Beruti y Paula Albarracín, Freccero fue atropellado por un Renault Logan conducido por Gisela Medina. El impacto fue tal que el ciclista falleció en el acto como consecuencia de las graves lesiones sufridas.

Según la reconstrucción de los hechos, el auto transitaba por Beruti cuando en la intersección con Paula Albarracín, pocos metros antes de la vía del tren, atropelló a Freccero, que iba por esa calle. En ese momento, la mujer frenó la marcha de su automóvil y pidió ayuda.

Minutos más tarde, arribó al lugar personal policial de la comisaría sexta, con jurisdicción en el lugar, y también agentes de Tránsito de la Municipalidad. Tras descubrir que el hombre había muerto, dieron aviso a los miembros de la Fiscalía de Delitos Culposos.

“A esta mujer la vemos caminar en el barrio, Malvinas Argentinas, como si nada, y nos llena de impotencia, de angustia, y todo el dolor eso representa. Mientras, hace 18 meses esperamos que la Justicia actúe”, dice Eliana, la hija de Freccero.