El dato de que en Mar del Plata la pobreza alcanzó en el primer semestre del año al 29% de la población y afectó a 187.913 personas no sorprendió a referentes de los sectores sindicales, eclesiásticos y sociales. De hecho, desde esos espacios no dudan en asegurar que la realidad es incluso peor y destacan que los números difundidos este lunes por el Indec no reflejan el impacto que generó la devaluación y el posterior contexto inflacionario tras las PASO.

Por debajo de la media nacional (34,5%) pero 4,7 puntos porcentuales por encima de la última medición, en la ciudad que declaró la emergencia alimentaria días antes que el Congreso haga lo propio a nivel nacional, la pobreza cala hondo.

Si bien las cifras son alarmantes (también se conoció que en la ciudad hay 39.944 indigentes), quienes trabajan con la realidad de los que menos tienen todos los días no se mostraron sorprendidos.

Un ejemplo fue el secretario general de la CGT Mar del Plata, Miguel Guglielmotti, quien en plena conferencia para visibilizar la difícil situación que atraviesan los adultos mayores, aseguró que “las mediciones son previas a la devaluación pos-PASO, con lo cual el nivel de pobreza e indigencia indudablemente debe ser mucho más alto”.
“Las cifras son escalofriantes”, aseguró y apuntó a las medidas económicas que no sólo afectaron al poder adquisitivo de los trabajadores, sino que provocaron también el cierre de comercios y el despido de miles de trabajadores.

En la misma línea se pronunció Roberto Benzo, presidente de Cáritas Mar del Plata, quien aseguró que los números no lo sorprendieron “para nada”. “Nos preocupa, nos genera dolor y nos ocupan”, aseguró y si bien destacó que es el Estado el único capaz de actuar “a gran escala”, convocó a todas las organizaciones de la sociedad civil a realizar su aporte “para atenuar esta situación”.

De todas maneras, y al igual que Guglielmotti, aseguró que los índices actuales son “indudablemente” mayores.
“Actualmente estamos gestionando toda la ayuda alimentaria posible porque la demanda es incesante, tanto en los barrios como en el interior de la Diócesis. Esto es inédito porque si bien Cáritas abarca nueve partidos usualmente eran las comunidades locales las que se ocupaban de atender esas necesidades. Sin embargo, ahora también nos están pidiendo desde el interior ayuda alimentaria cosa que nunca había ocurrido. Con los recursos propios y con los que recibimos tratamos hacer eficientes todos los procesos”, aseguró.

Además, Benzo aseguró que los números difundidos por el Indec reflejan solo “una parte de la realidad”. “Siempre se pidió de que haya tierra, espíritu y trabajo. Hoy día ni tener un techo, ni tener un trabajo, siquiera te saca de tener un problema de insuficiencia alimentaria. Los precios de los alimentos han aumentado de manera desmesurada, por lo que tener un ingreso no te garantiza de que se pueda acceder a todos los alimentos necesarios”, señaló.

Por su parte, el dirigente de Barrios de Pie, Rodrigo Hernández, también aseguró que los índices no implicaron ninguna sorpresa para el sector. “Lamentablemente esta es la situación que venimos denunciando desde hace ya bastante tiempo”, indicó.

En este sentido, señaló que “el reflejo de lo que denunciábamos en números solo nos agrega responsabilidad para exigirle al Estado de que gestione a la altura de las circunstancias” y aseguró que los números locales son “demasiado altos para la potencialidad que tiene Mar del Plata”.
Para Hernández, resulta “llamativo la desatención que el Gobierno insiste en tener con los sectores populares”. “Vemos que hay muchísimas preocupación por estabilizar la moneda para que los grupos concentrados sigan ganando mucha plata, pero nada de trabajo en lo que respecta a política social”.

Una carrera desigual

El informe sobre pobreza e indigencia difundido por el Indec este lunes también dejó al descubierto otro dato alarmante: con 5 millones de niños pobres, la niñez es la más afectada por el incremento en relación a la última medición, ya que corresponde al 52,6%.

Sobre esto Roberto Benzo de Cáritas recordó que “en la primera etapa de la vida, entre los 0 y los 3 años, si los chicos no tienen los nutrientes suficientes no van a producirse todos los procesos cognitivos y los daños son irreversibles. Son chicos que en la carrera de la vida van a largar de bastante más atrás”.
En este sentido aseguró es a través de la educación que las posibilidades se pueden igualar. “Primero hay que dar de comer, vestir, curar y educar, para que todos puedan estar en una línea de partida parecida”, concluyó.