Invitado a pasar unos días a Mar del Plata por el productor Carlos Rottemberg, el actor Arturo Puig se mostró fuerte al contar el momento que atraviesa, tras la muerte de su esposa, la también actriz Selva Alemán, a los 80 años, ocurrida en septiembre del año pasado.

Sólido matrimonio artístico, ambos actores pasaron por Mar del Plata en 2024 con el proyecto teatral que los convocaba: el clásico de Eugene O’Neill, “Largo viaje de un día hacia la noche”. Una obra en la que ambos se lucían en el escenario y que iba a ser parte de la actual temporada veraniega marplatense.

Tras la abrupta e inesperada muerte de Selva, Puig atraviesa un duelo en el que está sostenido por sus seres queridos y que, a la vez, no deja de ser un aprendizaje de vida.

“Es un momento muy especial, voy día a día por ahora, extraño mucho a Selva, no puedo creer no verla más, me cuesta mucho, pero estoy muy apoyado por amigos, como Carlitos Rottemberg que me invitó a que venga acá unos días a distraerme”, contó ayer el actor, desde el Hermitage Hotel, donde acompañó la puesta de manos de la actriz Florencia Peña en la Vereda de las Estrellas.

También él se convertirá en parte de ese paseo: el lunes que viene dejará la huellas de sus manos en el cemento fresco de la ya tradicional vereda costera.

“Acepté (el convite del productor) así salía un poco de casa, pero es un momento difícil, supuestamente hay que seguir adelante, es lo que estoy tratando de hacer”, agregó el destacado intérprete.

En el aspecto laboral, Puig confirmó que será parte de la cuarta temporada de la serie “El encargado”, que protagoniza Guillermo Francella y en la que también se encuentra Gabriel Goity dentro del elenco, entre muchos otros.

“Es que me llevo muy bien con Francella y voy a empezar a trabajar, pero por el momento no voy a hacer teatro. Quizá posiblemente después de ‘El encargado’ piense en hacer algo en teatro, todavía no se qué, pero algo voy a hacer”, agregó.

-¿Qué cosas le hacen bien en el día a día?

-Me hace bien estar con mis hijos, con mis nietos, eso me hace muy bien. Me distraigo mucho con las cosas de la casa que ahora tengo que manejarlas yo, porque antes las manejaba Selva. Son cosas nuevas, es un aprendizaje y son cosas que a veces me salen y otras veces no.

-¿Se siente conectado a Selva?

-Muy conectado con ella, cada momento que pasa me acuerdo de ella y de lo que pasamos y de lo que me gustaría ahora que estuviera acá. Es difícil para mi, después de tantos años de vivir con Selva y de llevarnos tan bien, vivir en solitario. Voy al teatro y voy solo. Eso también es un aprendizaje.