En Mar del Plata hay 20.000 pobres más que hace tres años. Casi un tercio de la población está bajo la línea de pobreza y 42.000 personas no tienen trabajo. El intendente de esta misma ciudad, Carlos Arroyo, terminará el mes que viene su mandato con el aumento salarial más grande del año en la ciudad: antes de irse se subió su sueldo y cobrará -solo en bruto – 426.171 pesos, un incremento de más de 16.000 pesos de un día para otro.

Pese a que suena obsceno, es real. Pero además de lo exorbitante de la cifra, mucho más elevada incluso que la del salario de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, lo descabellado han sido los grandes saltos que tuvo el ingreso del jefe comunal a raíz de los últimos incrementos otorgados a los trabajadores municipales.

Y es que en abril, hace apenas siete meses, Arroyo ganaba 336.387 pesos. ¿Qué marplatense cobra hoy 89.700 pesos más que el semestre pasado? Solo uno, el intendente que pasó del 47,5% del respaldo popular a menos del 4% merced al balance de su gestión: Carlos Fernando Arroyo. Jamás un intendente cobró tanto dinero.

Pero no solo el salario del intendente se elevó bruscamente, sino también el de todo su gabinete. Gracias a este último aumento, un secretario pasó a tener un bruto de 239.721 pesos, otra cifra desproporcionada para cualquier “laburante” de Mar del Plata.

Durante la campaña electoral, la candidata a intendenta Fernanda Raverta había prometido que reduciría su salario y el de su gabinete si ganaba la contienda. Motivó aquella promesa el desproporcionado escenario salarial del en el Ejecutivo local, en un contexto de profunda crisis económica, siendo Mar del Plata uno de los distritos más golpeados.

Ahora bien, ¿de dónde proviene su disparatado aumento de sueldo? La suba salarial que concedió Arroyo para los municipales -un 4% que firmó el jueves con el secretario general del Sindicato de Trabajadores Municipales (STM), Antonio Gilardi- redondea un 38% anual, lo que supera la inflación del Indec para lo que va del año.

Gracias a este acuerdo (no consensuado con el equipo técnico del intendente electo, Guillermo Montenegro) en plena transición, es que el salario del intendente Arroyo volvió a elevarse y llega hoy a 426.171 pesos.

Se trata, sin dudas, de un sueldo que supera holgadamente al de la mayoría de los intendentes de la provincia. Más ofensivo resulta aún saber que Arroyo percibe tal remuneración, cuando Mar del Plata es hoy, con el 13,5 por ciento de sus habitantes sin trabajo, la ciudad con mayor desocupación del país.

Cabe mencionar también que el incremento salarial no solo beneficia al jefe comunal, sino también a su familia. Cuando termine su gestión, Carlos Arroyo será recordado por el nepotismo de sus años como intendente, con buena parte de su familia nombrada con cargos públicos y abultados sueldos de la órbita pública.

Pero Arroyo está en retirada. En 37 días dejará el Ejecutivo y tendrá, sin dudas, una jubilación de privilegio. El intendente que llamó “idiotas” a quienes a sus opositores; “ignorantes” a quienes no lo votaron y mandó a “las señoras” a “limpiar la vereda”, se va el mes que viene.

Antes, sin embargo, se está encargando desprolijamente de “acomodar” y concederle conchabos a sus amigos y asesores dentro de las arcas municipales para complicarle las cosas al intendente que lo sucederá y terminar de defraudar por completo incluso a quienes alguna vez los apodaron el “Pepe Mujica marplatense”.