Esta vez no habló de su posible reelección, como acostumbra. En cambio, reveló que, llegado el momento, podría proponer a su hijo Guillermo como candidato a intendente. “Tiene una gran capacidad de negociación, una resistencia física increíble, y es un tipo brillante. En algunas cosas es sumamente inteligente”, dijo el intendente Carlos Fernando Arroyo sobre el titular del bloque de la Agrupación Atlántica en el Concejo. “Creo que va a ser, posiblemente, el futuro intendente”, acotó en una entrevista con Vencedores y Vencidos Televisión.

No fue su única definición política. También dijo que quiere que Guillermo Sáenz Saralegui, al que consideró un “socio” político, “siga en el Concejo Deliberante”, lo que pareció su bendición para que continúe en la presidencia del cuerpo legislativo, justo en la antesala de una nueva elección de autoridades (será el 10 de diciembre, con la renovación legislativa).

Arroyo también comentó que analiza variantes en su administración. Hizo hincapié en una: la unificación de la secretaría de Cultura con el Ente de Turismo. “Para pagar menos sueldos políticos”, explicó.

En una entrevista en la que admitió estar “medio cansado, pero bien”, el intendente consideró que la gestión “es muy difícil”. “Se ha convertido en algo muy intenso en los últimos tiempos, por las dificultades que todos conocen. El tiempo no ha acompañado. Algunas otras cuestiones, como el tema residuos y demás, nos han producido cierto agotamiento. La buena noticia es que tengo toda la documentación al día. No tengo expedientes demorados, eso es importantísimo”, matizó.

Calificó a sus primeros dos años de gestión, que se cumplirán el 10 de diciembre, como “medianamente exitosa”. “Todavía me quedan pendientes un montón de cosas que quiero hacer. En primer lugar, que la ciudad esté más ordenada y más limpia”, admitió.

“Hay temas que son más graves, como la desocupación (y) el mejoramiento de algunos servicios escolares, aun cuando ya hemos mejorado más de 20 de provincia y a todos los municipales”, agregó.
Mencionó otras “deudas pendientes”, como el “equipamiento” de playas y “mejorar los sistemas de salud”. Sobre ese punto, añadió: “En alguna medida lo estamos logrando. Todavía nos queda que la gobernadora construya el hospital que le pedí en su momento”.

Se trata, apuntó, de una obra de 33 mil metros cuadrados en el sector del Interzonal. Afirmó que se va a hacer porque “el proyecto ya está hecho”. “Por otro lado, con el doctor (Gustavo) Blanco estamos trabajando para colocar camas de internación en el CEMA y un pequeño quirófano, para ya convertirlo, en alguna medida, en hospital”, indicó, y señaló que piensa ejecutar esa obra “en 2018”.

También aseguró que le queda una deuda “muy, pero muy grande”, con los animales. “Era una de las bases de mi proyecto, y hasta ahora no he podido cumplir por falta de recursos. El famoso dispensario de animales para que tengan un lugar donde estar en libertad, atención veterinaria permanente, alimentación asegurada, y que no anden sueltos por la calle ni generando riesgo para los transeúntes”.

Campaña y finanzas

Arroyo explicó que no participó de la campaña de Cambiemos en Mar del Plata porque la gobernadora María Eugenia Vidal “ordenó” que quienes estaban en el gobierno se dedicaran a gestionar. “La única que era gobierno y se puso la campaña al hombro, porque hay que reconocerlo, (fue) la estrella, la primera figura, era la señora gobernadora. El resto no”, completó.

Tras la exposición del secretario de Economía y Hacienda, Hernán Mourelle, el jueves ante la comisión de Hacienda del Concejo, el intendente opinó sobre la administración financiera de los gobiernos anteriores: “La peor gestión fue la de Pulti. Estoy seguro. Fue la que hizo más desastre. La anterior, la de Katz, hizo las cosas de acuerdo a lo que pudo. También considero que fue una gestión bastante mala la de Aprile. Porque se tomaron medidas con un criterio estrictamente político, sin tener en cuenta los costos de esas medidas”.

Se manifestó “de acuerdo” con los polideportivos que construyó la gestión anterior, y contó por qué la suya no los continuó: “Sé el valor que tienen, que yo los necesito para ocupar a la juventud, para que hagan deporte, para que la gente grande tenga un lugar de reunión, para evitar la droga… Pero ¿cuál es el problema? Que necesitamos 100 millones para pagarle a la empresa que los hizo, lo que los otros no pagaron. Ese es mi drama”.

Los Guillermos

El intendente le recriminó al Concejo que aún no haya aprobado el proyecto para aplicar fotomultas. “Podrán tener los argumentos que tengan, pero ¿cuántas vidas se perdieron en este invierno por exceso de velocidad'”, se preguntó.

Contó que se reunió con Sáenz Saralegui hace una semana. “Somos socios políticos. Tengo un gran aprecio, un gran cariño por él y por los hijos, por la familia. Hemos trabajado muchos años, y eso no se olvida”, señaló. “Yo quiero que él siga en el Concejo Deliberante”, acotó.

De Guillermo Arroyo dijo que lo ve “muy bien”. “Ha mejorado muchísimo la performance. Me ha hecho caso”, afirmó. Aunque reveló que solía hacerle “algunas correcciones técnicas”, destacó que “funciona muy bien, es muy capaz” y que está “orgulloso de él”.

Entonces fue cuando reveló que, si lo ve “preparado”, lo impulsará a ser intendente. “La verdad es que me encantaría, tiene la capacidad y la madera necesaria. Es un hombre de principios que va a fondo. Todavía tiene que aprender algunas cosas, ser un poco más paciente, tal vez”. Luego de la detención del ex vicepresidente Amado Boudou, a Arroyo le preguntaron si el ex intendente Gustavo Pulti debía ir preso. Arroyo dijo que los casos son “completamente distintos”. “Nunca diría que tiene que estar preso. No me gustó el sistema ni la forma de administrar, pero de ahí a hablar de delito hay un camino muy largo”, diferenció.

Al momento de hablar de los cambios de gabinete, se limitó a decir que necesita “juntar Cultura con Turismo para hacer más funcional (las dependencias) y pagar menos sueldos políticos”. “Eso va seguro”, reveló. Y lo argumentó al recordar que “en algún momento se crearon entes de la mano de los gobiernos radicales”, una política que no lo “convence”.